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"Reflexiones"

"El miedo es una reacción natural que surge como respuesta a lo desconocido. Reafirmando nuestra confianza, estaremos en mejor posición de vencer los miedos."

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09/05/2009 00:00

    Héctor Tomás Jiménez

     APRENDER A VENCER LOS MIEDOS
    Antes que nada una aclaración para mis amables lectores. En mi colaboración del sábado pasado, el duende de la imprenta cambió una frase muy importante de la reflexión, frase que mi esposa siempre ha dicho: "El amor es tan fuerte como un estrobo y tan frágil como un cristal." Aquí, la palabra "estrobo" que significa "eslabón" fue cambiada por "estorbo" lo que lógicamente le da otro sentido al significado. Gracias por su comprensión. Ahora sí, la reflexión de hoy.
    El miedo es una emoción natural que surge en los seres humanos como respuesta a lo desconocido.
    El miedo por lo general, va acompañado de otra sensación como es la incertidumbre y ésta a su vez de la duda o la desconfianza de nuestras propias capacidades de respuesta frente a aquello que es incierto.
    De ahí que podamos decir que reafirmando nuestra confianza, estaremos en mejor posición de vencer los miedos.
    La naturaleza de los miedos es muy diversa, sin embargo cualesquiera que sea su origen, la manifestación en el ser humano es fácil de identificar con relación a otro tipo de sensaciones u emociones.
    El miedo se siente en el estómago como una sensación de pesadez y ansiedad, el corazón se acelera y se sienten sus pulsaciones, las manos presentan hormigueo y sudoración, y las piernas, se sienten flácidas y al mismo tiempo paralizadas.
    Es en este momento, cuando identificamos cualquiera de estos síntomas, cuando debemos apretar los puños en señal de fortaleza y agudizar bien nuestros sentidos para ver y escuchar con claridad cualquier cosa.
    Si no hacemos esto, el miedo puede convertirse en pánico, sensación que paraliza y nubla todos los sentidos.
    Como conclusión, podemos decir que el mejor antídoto para el miedo y que nos da la fuerza para combatirlo, es la seguridad en nosotros mismos y sobre todo, la confianza en nuestras habilidades.
    Sobre este tema, platicaba con un grupo de jóvenes en la Universidad, y donde cada uno debía narrar una experiencia acerca del miedo, y sobre todo, como pudo vencerlo. Fue así que una de las jóvenes platicó lo siguiente:
    "En semana santa del año pasado, me encontraba en las playas de Cancún donde tuve la oportunidad de ver, junto con un grupo de amigos, como un paracaídas jalado por una lancha, eleva a una persona por espacio de 10 ó 15 minutos. Esta práctica es muy común en las playas donde concurren muchos turistas ya que representa un reto para cualquiera, sobre todo por que el recorrido de la lancha es dentro de la bahía o en ocasiones de mar abierto. Aquello parecía algo atractivo, sin embargo, el solo sentir que el paracaídas se eleva a más de 20 metros, me hacía sentir un miedo terrible. El entusiasmo desbordante de mis amigos, me hacía sentir cierta seguridad, sin embargo, no me atrevía a hacerlo. Sin embargo, llegó mi turno y me deje llevar pues pude ver el júbilo reflejado en el rostro de mis amigas que ya habían tenido la experiencia. Cerré los ojos, y acepté.
    Los lancheros me sujetaron el arnés y me dieron las instrucciones necesarias, y de pronto, la lancha inicia su recorrido mar adentro, y yo corro al ritmo indicado, siento mis pies despegándome de la playa y me veo elevándome sobre las olas. Fue en realidad una sensación de miedo, mezclada con la seguridad que me ofrecía el llevar un salvavidas puesto, además del motoesquí que seguía a la lancha en su recorrido. Imagínense, como me sentía, sin saber nadar y con las siguientes preguntas en mi cabeza: ¿Qué pasará si la lancha me arrastra mar adentro, antes de que me eleve el paracaídas? ¿Qué tal si una vez en el cielo, me caigo de semejante altura? ¿Y si el paracaídas se rompe o se enreda? Estas preguntas fueron desvaneciéndose a los pocos minutos que me encontraba contemplando la belleza del mar, de la playa y de toda la bahía. Todos se veían pequeños y me fui sintiendo privilegiada por poder contemplar el paisaje desde l altura. Solo recuerdo que me encomendé a Dios musitando una oración que me llenó de Paz y confianza en mí misma.
    A pesar de todo, y del miedo que sentía, decidí actuar y confiar en Dios y mis capacidades. Sabía que era una experiencia nueva y era natural tener miedo. Pero también sabía que la vida es eso, experiencias nuevas y que tenía que estar abierto ante la vida. Qué emocionante experiencia, nunca me hubiera imaginado que sería tan fácil y divertido y gratificante por la hermosa vista desde el cielo."
    ¿Qué podemos aprender de la experiencia de esta joven? Que es natural tener miedo frente a lo desconocido, que la imaginación crea mil y un fantasmas pero que finalmente son solo eso, fantasmas, cosas que imaginamos y que por lo mismo no existen en realidad ya que son autocreados.
    Debemos preguntarnos también ¿Cuántos de nosotros evitamos tener experiencias nuevas por temor a lo desconocido?
    Aún más, ¿cuántos miedos imaginarios hemos acumulado durante nuestra vida, y que nos han evitado experimentar cosas nuevas y sobre todo aprender a conocernos a nosotros mismos?
    Los seres humanos estamos sujetos a muchos sinsabores en la vida, pero también a muchos momentos gratificantes, siendo nosotros mismos los que podemos elegir los que estamos dispuestos a enfrentar. ¿Estás dispuesto? JM Desde la Universidad de San Miguel.
    udesmrector@gmail.com