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"Lo que fue el PRI"

"El Partido Revolucionario Institucional, PRI, tuvo una propuesta de nación que perdió."

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13/12/2005 00:00

    Manuel Antonio Díaz Cid

    El PRI declaraba que era el único heredero de las más importantes gestas de la historia de México que de esta manera dejaban de ser patrimonio de todos lo mexicanos para volverse hacienda exclusiva de una parte, de los priistas.
    El PRI profesaba un juarismo que confirmaba en su discurso cotidiano. Como consecuencia del triunfo en las Guerras de Reforma, el liberalismo estableció el matrimonio civil en sustitución del religioso, el registro civil en vez de la fe de bautismo y el panteón civil como opción al camposanto. O sea que antes de la Reforma el mexicano tenía que contar con la anuencia de la Iglesia para registrar su nacimiento, para casarse y hasta para morirse.
    Más importante aún, se establecieron la educación laica y la separación de Iglesia y Estado. Sin duda que la Reforma modernizó al país y el PRI hacía gala de su identificación con el liberalismo. Extraña costumbre política, en la que los más conservadores acapararon el término liberal y convirtieron lo conservador en una mala palabra.
    Como resultado del triunfo sobre la Intervención y el fusilamiento de Maximiliano, el PRI se manifestaba nacionalista a ultranza y guardián de nuestra independencia. La política exterior era digna y nos mostraba ante el mundo como nación autónoma y orgullosa.
    El PRI decía ser el legatario de la Revolución. Su discurso era carrancista, por la Constitución de 1917; era callista, fundador del Partido y de buena parte de las instituciones modernas; y era cardenista, porque el PRI era protector y custodio del sistema ejidal y proponía la rectoría económica del Estado. Procuraba organizar a los campesinos integrándolos a sus Ligas de Comunidades Agrarias y sin pena alguna ejercía un paternalismo subyugante sobre la clase campesina.
    También el Partido era garante de los derechos sociales de los obreros y tutor de los sindicatos. Era, además, el gestor de las clases populares, desde profesionistas hasta marginados urbanos. Procuraba, entonces, organizar y afiliar no solamente a las colonias llamadas populares sino también a asociaciones de profesionistas y a las mismas cámaras de comercio y de la industria.
    El PRI era un partido político incluyente que pretendía no ser partido sino ser el todo que aglutinaba a la sociedad entera. En breve resumen esa era la visión de México que el PRI proponía a los mexicanos y la cual justificaba y explicaba su gobierno.
    ¿Qué le pasó al PRI?
    Atribuyo a varias causas el cambio del Partido.
    El PRI nunca luchó contra el autoritarismo que heredamos de Tenochtitlan y de la Colonia. Argumentando la necesidad de disciplina de partido, el PRI fue celoso exigiendo la sumisión de sus partidarios. Las decisiones superiores no se discutían. Terminamos por no discutir nada. Poco a poco se fueron abandonando los postulados del Partido hasta que para ser priista bastaba solamente ser obediente. Los mismos que se pararon a aplaudir la expropiación bancaria unos años después aplaudían su reprivatización.
    Custodio de los ideales liberales y revolucionarios, el PRI no podía permitir el triunfo de la oposición. Las elecciones fueron convertidas en una simulación.
    Enseñados a ser prácticos y a callar, todos los mexicanos querían subir al carro de la Revolución. Dado que no había campo para todos, el Partido incluyente se fue haciendo exclusivo.
    Para cuando las presiones sociales estallan, Díaz Ordaz aplasta la inconformidad con mayor represión. Echeverría pretende desfogarla con populismo y la rectoría económica del Estado se vuelve religión. López Portillo, desesperado, intenta salvar su sexenio con la descabellada expropiación de los bancos. De la Madrid contemporiza buscando la solución en la tecnocracia.
    Los empresarios que eran riquillos golondrinos con Echevarría se vuelven angelitos de alas rosadas con Salinas. La compra desde el gobierno de todos los gestores sociales agota los recursos. Se hecha mano de los ahorros de los mexicanos en la Banca. Después el Fobaproa para rescatarlos. Desde arriba, como siempre, somos empujados al TLC. Para que aprendamos a nadar se nos avienta al agua.
    Enseguida Colosio y la elección de Zedillo. Incontinenti, la entrega del poder a la oposición.
    Abandonar uno a uno los principios ideológicos sin ninguna protesta interna, sin discrepancia alguna entre sus miembros, sin que trascendieran confrontaciones y debates: se explica solamente si nunca los tuvieron.
    Esto es el PRI que ahora intenta regresar sin aclararnos por qué ya no es lo que fue.
    Si restablecieron relaciones con la Iglesia, desfigurando el laicismo; si la educación laica se hizo imposible al dejar el campo el Estado a instituciones educativas ahora convertidas en empresas lucrativas; si el nacionalismo a ultranza deja de ser postulado y se propone la integración a la aldea global; si la rectoría económica pierde sentido al reprivatizar los bienes estatales; si estorban los derechos sociales de la constitución carrancista y se ha abandonado al ejido y a la tutela del sindicalismo; en otras palabras, si se defenestran los postulados, cabe preguntar: ¿Qué es ahora el PRI? ¿Qué nos propone? ¿Cómo justifica su intención de volver a gobernar?
    Desde luego que sus ansias de volver al poder se explican y todos las entendemos pero ellos mismos no ofrecen justificación alguna para sus pretensiones. Por otra parte la propuesta, que hasta la fecha externa Madrazo, es práctica y alejada de idealismos pero ése será tema que trataré cuando hable de los candidatos.