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"Reflexiones"

"El poder de la mente y la conciencia humana"

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19/02/2011 00:00

    Héctor Tomás Jiménez

    Tanto el poder de la mente, referido este a la naturaleza, dirección y grado de intensidad de nuestros pensamientos, como la conciencia, que sintetiza el hecho de poder identificar la concordancia y relación causal de nuestro yo personal con el entorno, son facultades eminentemente humanas, de ahí que puedan ser controladas a voluntad por el mismo ser humano.
    Así, mientras el poder de la mente es una facultad sustantiva de nuestro cerebro organizado, la conciencia es un juicio de la razón por el que el hombre reconoce la bondad o maldad de un acto determinado.
    Por ejemplo, su mente le dice que debe amar y respetar a sus padres, mientras que al hacerlo, su conciencia le permite distinguir lo bueno y lo malo de su conducta.
    Aquí, el concepto de "controlar" significa simple y llanamente que nadie mas, sino nosotros mismos, tomamos las riendas de nuestro rumbo, fijamos las coordenadas de nuestro punto de destino, y nos allegamos de los recursos necesarios para llegar sin contratiempos, y más aún, que podemos corregir el rumbo tantas veces como sea necesario sin perder de vista el objetivo de largo plazo.
    Quienes actúan así, planean el viaje y en consecuencia disfrutan todo el trayecto, en cambio, quienes no planean y sólo se dejan llevar por la ruta hacia donde sopla el viento, son presa fácil de pensamientos negativos, se quejan siempre de sus circunstancias, se dejan llevar por los egos de la envidia y la mentira y al final, culpan a los demás de los malos resultados que obtienen en su vida. Pocas cosas les salen bien, y no se percatan de que solo reciben lo que ellos mismos procesan en sus pensamientos.
    Como consecuencia de lo anterior, debemos estar ciertos de que todo lo que sucede en nuestra vida y en nuestro entorno, es consecuencia directa de nuestros propios actos, tanto buenos como malos, y de nuestros pensamientos, sean estos positivos o negativos, muy lejos de la casualidad de la suerte o el azar, figuras con las cuales buscamos ocultar la responsabilidad que tenemos frente a las consecuencias de nuestras acciones, como arquitectos que somos de nuestro propio destino. Enfatizaría que nada sucede por casualidad, sino que todo es producto de la causalidad.
    Conociendo lo anterior, lo lógico es que nuestra curiosidad se active de manera inmediata y empecemos a investigar la manera en la que podemos influir de manera positiva en todas y cada una de las acciones de nuestra vida, y la lógica nos llevará de la mano hacia la práctica cotidiana de pensamientos positivos, de gratitud permanente por lo que recibimos y de un estado de ánimo propositivo y generoso frente a nuestro entorno, actitudes frente a las cuales, todo siempre nos saldrá bien y de manera favorable para quienes nos rodean.
    Todo esto nos lleva a pensar de manera concordante con muchos autores positivistas, que una persona puede cambiar su vida, cambiando sus pensamientos, sólo necesita tomar conciencia de ello y empezar a utilizar el poder de la mente.
    Para entender mejor esto, podemos decir en términos modernos que todos los seres humanos disfrutamos desde que nacemos de un "hardware", es decir, todo nuestro cuerpo, incluyendo el cerebro y cada uno de los sistemas que lo componen, circulatorio, digestivo, respiratorio, cardiovascular, linfático, nervioso, reproductor por mencionar los más importantes, y por otro lado, contamos también con nuestro "software", es decir con nuestros pensamientos, que vienen a ser los que activan de manera vital, el buen funcionamiento de ese hardware. Dicho de otra manera, un software virulento, daña todo el disco duro del hardware, o lo que es lo mismo, pensamientos negativos y dañinos, enferman todo nuestro cuerpo.
    De ahí la importancia de utilizar el poder de nuestra mente con pensamientos positivos desde el momento mismo que empezamos a tomar conciencia de las cosas y de nuestra función dentro de nuestro sistema familiar y social, donde lejos de contaminar y destruir, nos dedicamos a construir y mantener limpio nuestro sistema de vida colectivo. De esta manera la conciencia se traduce en el "password" o clave secreta muy íntima con la cual podemos cambiar el rumbo de nuestro destino.
    La familia y la escuela son las mejores instancias en las que desde niños podemos aprender a utilizar nuestro software, es decir pensamientos, y hacer uso de nuestro password, es decir la conciencia, para poder dimensionar todo aquello que nos fue enseñado y que debemos poner en práctica en nuestras relaciones de vida adulta. Todo esto es la magia del poder de la mente y la conciencia plena de saber lo que hacemos en la vida.
    JM. Desde la Universidad de San Miguel.

    udesmrector@gmail.com