Sugey Estrada/Hugo Gómez
"El actuar sigue al ser", dice un principio filosófico. Para poder hacer se necesita que algo sea, de otra forma no habría registro de la acción sin un ser que la sustentara.
En el caso del ser humano también es cierta la otra versión. Como ser perfectible, el hombre se hace al hacer; esto es, se construye
continuamente al actuar, ya que es un ser con amplio abanico de posibilidades y no está completamente
hecho.
Desde la antigüedad se resaltó la capacidad de autorrealización del ser humano. Píndaro señaló: "Hazte lo que eres", para indicar que cada quien debía esforzarse por realizarse y ser cada vez más hombre.
Baruch Spinoza dijo que en todo ser humano existe un dinamismo
fundamental, que llamó "conato", a través del cual busca su permanencia, perseverancia y autorrealización.
Para Sartre, la existencia precede a la esencia y no existe una naturaleza humana fija y determinada, sino que todo es proyecto; de aquí concluye que "el hombre no nace, sino se hace". Además, como Dios no existe, el ser humano es libre y tiene la capacidad
absoluta de decidir lo que va a ser, lo que le produce el estado
de angustia, porque en este desamparo tiene que realizarse a sí mismo.
La conciencia de libertad constituye la existencia auténtica, pero el drama es que la libertad de los otros se opone a la propia, de cuyo conflicto nace la dialéctica
de la cosificación, y deja uno de ser dueño de la situación.
Es loable el esfuerzo de Sartre al resaltar que el ser humano se está haciendo, pero no todo hacer perfecciona su ser. Además, desvinculado
de Dios y de los demás naufraga en la angustia y amputa su esperanza.
¿Perfecciono mi ser con mi hacer?
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@rodolfodiazf