"El sesgo ideológico del Presidente en pro del neoliberalismo se encuentra desfasado."
Saúl Valdez / Fernanda González
Son muy altos los costos políticos que el Presidente Fox está pagando por asumirse en la Cuarta Cumbre de las Américas, en Mar del Plata, como punta de lanza del ALCA y los principios del libre comercio bajo los lineamientos del Consenso de Washington, que México sigue como la mejor vía de llevar prosperidad y "combatir la pobreza".
El sesgo ideológico del Presidente mexicano en pro del neoliberalismo se encuentra desfasado en un mundo cambiante donde ya ningún país se chupa el dedo respecto a que las economías más desarrolladas predican el libre comercio buscando que los costos de la apertura comercial se ceben en los bueyes de sus compadres más débiles.
Sobre todo en la producción agropecuaria, súper protegida en el primer mundo con ingentes subsidios. Nadie puede ya, tampoco, abogar por tratados de libre comercio continentales sin un efectivo sistema de compensaciones y salvaguardas para las economías más débiles.
No obstante, el Presidente Fox vive aún la euforia de "primera generación", inaugurada por Salinas, continuada por Zedillo, sobre las bondades del "libre comercio", que ni es tan libre ni benéfico para millones de productores nativos del tercer mundo, incapaces de competir con sus "pares" primer mundistas.
En México sus efectos han sido muy desiguales, beneficiándose poco el centro y mucho menos el sur de la República. El mayor volumen de nuestras exportaciones, que nos coloca entre las 10 primeras economías del mundo, no se explica sin el enorme peso que en aquéllas tiene la industria maquiladora. Consumidora de muy pocos insumos nacionales. Por ello el "boom" exportador producto del TLCAN, concentrado en las industrias con tecnología de punta, no jala al resto de la economía.
Semejante culto al dogma primigenio del neoliberalismo, explica, sin embargo, la insistencia del Presidente Fox para que la Cumbre de Mar del Plata incluyera un acuerdo sobre la reanudación de las negociaciones en torno al ALCA, relegadas no sólo por la falta de consenso, sino por la intempestiva prioridad de la Guerra Mundial contra el terrorismo que el Gobierno de Bush impuso tras el fatídico 11 de septiembre.
Pese a no ser parte de la agenda, el Presidente Fox quiso forzar, con el discreto regocijo de la Casa Blanca, un punto de acuerdo para reemprender las pláticas sobre el ALCA, buscando asumir el liderazgo regional, distinto, empero, al que tradicionalmente ejercía México.
Ahora es pro estadounidense para la conformación de un gran bloque hemisférico de libre comercio. Esgrimiendo el Mandatario mexicano el apoyo de 29 naciones que sí estaban por avanzar hacia la integración económica continental. Obviando que la "minoría" representa a tres de las economías de Sudamérica más fuertes: Brasil, Argentina y Venezuela; amén de Paraguay y Uruguay. Y que en ese tipo de Cumbres no valen las mayorías. Los acuerdos se toman por consenso, o no se toman.
El Presidente Fox criticó en México al Presidente argentino, Néstor Kirchner, por no haberse conducido "como un Presidente anfitrión", proclive al acuerdo colectivo en busca del consenso. Dejándose llevar, en cambio, por las exigencias de la "opinión pública argentina". ¿No es ésta, acaso, a la que se debe?
La de Mar del Plata fue para Fox "una cumbre muy pública, en las calles, con esa cumbre alternativa, con un premio Nobel (Adolfo Pérez Esquivel) con un futbolista (Maradona) y con una buena cantidad de argentinos tomando una posición".
Imposible ocultar el desprecio de Fox contra los alter mundistas que Zedillo bautizara despectivamente como globalifóbicos, para ser bautizado él a su vez como globalifílico.
Fox concitó la reprobación mayoritaria de la opinión pública del país austral. Pero el tango no llegó a mayores. Tampoco hubo "efecto tequila". Ambas cancillerías hicieron finalmente las paces.
No ocurrió igual entre México y Venezuela, cuyos presidentes se enfrascaron en un intercambio de descalificaciones. Aunque muy distintos en su forma de pensar, ambos tienen la facilidad a irse de lengua y priorizar el "manejo de medios", cuidando su imagen prototípica que los llevó al poder.
Fue el Presidente Fox quien después de la cumbre lanzó sus dardos contra el Presidente Chávez, acusándolo de actuar en Mar del Plata "para las cámaras", dejándose llevar por la "euforia" de un acto político alternativo, al cual asistió Maradona, sentenciando la muerte del ALCA. Mismo que el Presidente Fox sostiene, por el contrario, y no sin razón, que está "vivito y coleando". (Mas no goza como proyecto de cabal salud).
"Ese es precisamente el problema de ir a calentarse con la gente, de ir ahí, en la euforia y en la parafernalia, teniendo 40 mil almas enfrente a hablar cosas que ni fueron serias ni aseguraron un debate real a fondo en la reunión", espetó el Presidente mexicano.
Fox ya había "calentado" a Chávez en la cumbre sugiriendo que éste no representaba a todo el pueblo venezolano. Evocando el fantasma de la oposición golpista en Venezuela.
"Da tristeza el entreguismo de Fox", replicó Chávez, llamando a Fox "cachorro del imperio norteamericano", al cual "se arrodilla". Amagando con presentar los videos de la cumbre donde "los gestos de Fox son más elocuentes que sus palabras".
El Canciller Derbez exigió a Caracas "explicaciones", y cuando todo parecía indicar que las cancillerías habían llegado a un entendimiento, el Presidente Chávez volvió a la carga, usando el folclor llanero: "Hay una copla en mi llano, usted que es hombre de caballos" (dijo Chávez a Fox). Y la recitó: "Yo soy como el espinito, que en la sábana florea, le doy aroma al que pasa y espino al que me menea. No se meta conmigo, caballero, porque sale espinao".
Considerando dicha copla una ofensa para la dignidad nacional, el Gobierno foxista exigió al Presidente Chávez disculparse en un plazo de 24 horas, caso contrario ordenaría el retiro de embajadores, si bien ante un canal de TV norteamericano Fox aludió a una posible eventual ruptura de relaciones diplomáticas, ya que su Gobierno iría "tan lejos como sea necesario".Caracas se adelantó, retirando, ipso facto, a su Embajador.
Espinaos salimos todos.
Importantes grupos empresariales y sus expresiones políticas de derecha, junto con el Gobierno foxista, desprecian como nunca la unidad bolivariana, considerándola un sueño guajiro. Mas el interés geoestratégico de nuestro país está en buscar contra pesos y equilibrios ante tan hiper poderoso vecino.
México debe y puede hacer frente común con Argentina, Brasil y Venezuela, buscando una mejor inserción en la economía globalizada en defensa de nuestros productores y recursos nacionales.
dmartinbara@hotmail.com