|
"Pensándolo bien..."

"El sueño trastornado"

""
04/04/2007 00:00

    CÉSAR LÓPEZ

    Estos días deben sentirse algo extraños para usted a pesar de repetirse cada año sin remedio.
    Usted que está acostumbrado a trabajar desde que Dios amanece hasta después de que el sol se ocultó. A trabajar con el orgullo del que le gusta hacer lo que hace y que sabe que lo hace bien, aunque nadie más lo diga.
    Pero, encima de ello, siente esa sombra de culpa del que tiene el trabajo que miles carecen, porque apenas tienen el que inventan para poder sobrevivir, sin imaginarse siquiera poder salir de vacaciones corriendo, como quien fuera por una felicidad al final del arco iris, detrás del horizonte marino.
    Debe ser bonito caminar por la playa en atardeceres naranja sin duda pintados por Vincent van Gogh para obligarlo a pensar que ahí donde se mete el sol, del otro lado del mar, a mediados del siglo pasado, estaba un Francisco King Rondero diciéndole al micrófono: "XENT, Radio La Paz, desde la Colina del Sol, frente a las playas del Mar Bermejo"; cuando eso y la música extraordinariamente bella saliendo por la radio lo eran todo.
    Debe ser excitante montar una ola en una tablita de salvación hawaiana y ver las caras admiradas de las chicas en tanga que por un instante se detienen a amarte mientras vuelas en el centro de una ola y en medio de su fantasía.
    Debe ser sumamente emocionante visitar los lugares santos del Medio Oriente, cuidándose obsesivamente de no pisar con los zapatos puestos algún lugar sagrado y de no morir en medio de un secuestro o un bombazo.
    Podría ser bueno hasta ir a ver un ballet europeo de extraordinaria calidad a Tucson y así lavarse todas las marcas y mercancías que nublan su mirada llena de tiendas una tras otra infinitamente metidas en gigantescos malls.
    Hasta la legítima defensa nacional de nuestras tradicionales playas locales y sus reuniones familiares de ´cómo hace que no te veía´ y ´cómo has crecido´ y de ´qué bien estás, oye´, sin decir ´para tener tantos años´; con su reescenificación del asombro reflejado en la paz azul de agua y aire que entra por los ojos, de los pájaros marinos volando en disciplinadas formaciones inimaginables en el flojonazo pelícano en tierra, o en piedra, y los delfines exhibiendo su belleza física y su extraordinario dominio del nado mamífero sin pena; es una defensa que debe ser sentida seguramente con pasión.
    Pero pues, cada quién... Además, en usted no ha nacido la envidia de quienes gozan del "dolce far niente", tirados eternamente en la arena, el camastro o el catre de campaña; usted trabaja y ama a su trabajo.
    El General Rommel, "El Zorro del Desierto", en un arranque de admiración y omnipotencia, dijo de Pancho Villa: "Con dos generales como ése, yo conquistaría al mundo".
    Pensándolo bien... Pues con unos 20 millones de mexicanos como usted, que quiere más a su trabajo que a su flojera, no solo no se acabaría este país, sino que se cumpliría el sueño trastornado del Presidente más zafado de los que nos han tocado este último siglo.
    www.paginasprodigy.com/jperezrobles/