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"Monólogos"

"El té negro tal vez sea el más difundido y utilizado, porque a la fecha se consume como bebida social que los ingleses han convertido en costumbre para un refrigerio a media tarde"

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13/02/2009 00:00

    Suana Guevara

    Una taza de té...


    Una taza de manzanilla en la madrugada. El té... una infusión de hierbas aromáticas usadas tal vez desde el principio de la más primitiva medicina que el hombre buscó en la naturaleza. Con los aztecas la farmacia estaba en el traspatio, y Moctezuma tenía una plantación asombrosa según los cronistas de la época, de yerbas medicinales; y los chinos en su civilización, milenaria seguramente, tendrían otra colección con especialidades de su región. Todas las culturas antiguas practicaban la herbolaria y por eso a Sócrates le tocó conocer el efecto de la cicuta...
    El té negro tal vez sea el más difundido y utilizado, porque a la fecha se consume como bebida social que los ingleses han convertido en costumbre para un refrigerio a media tarde. "Té", viene de "t'e" en chino y se cree originario del S.O. de ese país en una remota edad perdida en la vejez de su cultura. Se procesa sembrando variedades escogidas, secados diferentes y distinta madurez en la hojas, para complacer la variedad en los gustos.
    Lin Yutang escribió la descripción de la costumbre china para la ceremonia de tomar el té y hasta los movimientos de su preparación parecen transparentes y delicados. Menciona también el té de jazmín, y lo curioso es que indica escoger, para cualquiera de ellos, hasta la compañía adecuada en esos momentos de deleite especial, que en su lengua deja de ser físico para ser casi espiritual.
    En cualquier tienda naturista nos parece comprender que todas las ramitas sirven para algo, tienen algún efecto sobre el hombre, porque hay una variedad enorme a la vista del observador y ahora, sólo para complacer, vienen ya preparadas las combinaciones de canela y manzana, y otras mezclas exóticas aromatizadas. Para multiplicar las variedades, sabemos de una modalidad en Perú, donde hace mucho frío: van por algunas calles carritos como de "raspados" de los nuestros, con botellas de diferentes colores brillantes a los lados, como si fueran durazno, limón, fresa o cualquier otro jarabe, pero la verdad es que están llenas de concentrados de té de algunas plantas medicinales para el hígado, la tos o el estómago y cuanta dolencia se padezca;
    al centro del carrito, como llevar el hielo para raspar, acomodan una gran olla de agua hirviendo: el cliente pide, ponen agua en su vaso y lo acaban de llenar con el líquido de las botellas; el cliente se toma la medicina y se quita el frío al mismo tiempo y se va echando humo con el aliento.
    En Panamá se hace una infusión de cáscaras de manzana para los bebés con poco sueño y, a dormir.
    El té de mate en Paraguay, Argentina y sus pambas, es infusión de las hojas tostadas de una planta con ese nombre; se toma en un recipiente de calabacita al cual también se le llama "mate" y se absorbe con un popote, sí se puede, de plata. Ver escenas de los gauchos tomando su mate, es como en las películas de pioneros verlos junto a loa hoguera con sus tarros de café.
    En el Tíbet mencionan el té de "tsampa", que según la descripción es grasa de ganado "yack" sobre agua hirviendo, como complemento a su dieta en un frío intenso.
    Todo este recordatorio por el té de manzanilla de la madrugada... oportuno en un acontecimiento bendito: en las alas invisibles de las dos de la mañana, llegó al mundo la preciosa personita de una nueva nieta que nos saludó con un llanto dulce, por la tranquilidad que enciende. Como contestación a su saludo le dije: "Ya te amo..." y luego la oración: "Bendícela, Señor". Y se olvidó el té que humedeció la espera, y todos los otros que hierven en el mundo, para escrutar con cariño cada movimiento y detalle del maravilloso milagro que es un nuevo ser. Pronto sabremos si necesita su tecito de manzana.