"Es uno de los veteranos del cártel; llegó a ser héroe, aunque siempre anduvo en malos pasos"
César Peña Sánchez/ APRO
Los narcofuncionarios
Habrá declaraciones, investigaciones, escritos, alegatos, actas y testimonios sobre el narcotráfico, pero todo este material literario no sale fácilmente a la luz del día. Ni siquiera en muy corto tiempo, sino hasta después de ser sopesado por las autoridades que en esto intervienen.
Lo que se ha publicado en octubre y algunos meses más anteriores, ahí quedaron para ser conocidos con posterioridad. Ya que el tiempo ha pasado y las aguas ya no están tan encrespadas.
Por ejemplo el diario metropolitano, "Reforma" con circulación en todo México, el exterior, pero nacido en la capital metropolitana apenas el 23 de octubre de este año relata ciertos pasajes sobre Amado Nava Ramírez, quien fue Subcomandante de la Policía Judicial y Comandante de la Interpol en México.
Es uno de los veteranos del cártel; llegó a ser héroe, aunque siempre anduvo en malos pasos; siempre fue un policía que mantuvo doble vida: cobraba como comandante y trabajaba para la delincuencia.
Como policía, Nava es recordado como el Comandante de Interpol que el 24 de agosto del 2000 capturo en el aeropuerto de Cancún a Ricardo Migue Cavallo, el represor argentino que en México llegó a figurar como director del Registro Nacional de Vehículos.
El 20 de octubre de este año apareció en la batalla contra elementos de la SIEDO y de la Policía Capitalina por el rumbo de lindavista al nororiente de la capital del país. Era parte de la célula comandada por Jesús Zambada García (El Rey Zambada).
Según la PGR, hasta noviembre del 2000 Nava Ramírez fue Sub comandante de la Policía Judicial Feredal, hoy AFI, y de quien las autoridades ministeriales presumen que tras salir de la PGR se vinculó con el cártel de Sinaloa para el ex servidor publico, ésta no es la primera vez que incursiona públicamente en actividad delictiva, ya que en dos ocasiones anteriores fue convicto. Si bien en ambas logró su libertad, tampoco es la primera vez que lo señalan por narcotráfico.
La CNDH fue el organismo que por primera vez lo involucró en posibles delitos, en la recomendación 011/1990, lo mencionan por su presunta responsabilidad en torturas contra Rubén Oropeza, un músico de 38 años, quien fue preso en Tijuana por narcotráfico.
Un año más tarde, emitió la recomendación 074/1991, donde solicitó a la PGR indagar a Nava por la desaparición y muerte de los ex policías Francisco Andrade e Inés Félix Berrelleza, en una disputa por un cargamento de cocaína.
Este mismo hecho lo tuvo bajo proceso según la averiguación 34/91 asentada en el juzgado primero de lo penal de Hermosillo.
En dicha averiguación, realizada por presiones de la CNDH, se destaca que Nava dio protección a los narcotraficantes Miguel Ángel Beltrán Lugo "El Ceja Güera" y Héctor Palma Zalazar "El Güero Palma", ambos del cártel de Sinaloa.
Pero lo que lo llevó a la cárcel en Guaymas, Sonora, fue un proceso por robo de camionetas en el extranjero. Nava fue detenido el 15 de septiembre de 1991 en el Distrito Federal y doce días después fue encarcelado.
En el juicio que se le siguió, el inculpado apeló y logró ser absuelto en enero de 1992, por lo que fue dejado en libertad. Tres meses después, solicitó su reincorporación a la PGR, pero le fue negada en ese momento. En 2000, Nava estaba adscrito a la Interpol sin problemas aparentes. Pero todo cambió cuando fue enviado a Cancún por Cavallo y su imagen bajando del avión con el detenido le dio la vuelta al mundo. Era el policía que escoltaba al represor. Parecía de buenos tratos de eficiencia y de lealtad.
En Sonora, muchas de sus víctimas lo identificaron de inmediato y recordaron su historial. Salieron a la luz distintos incidentes, no sólo sonorenses sino también capitalinos. Uno de ellos, una demanda de extorsión. En noviembre de ese año fue cesado de nueva cuenta en la PGR y el 3 de enero del 2001 lo capturaron por extorsión a un presunto narcomenudista de Tepito.
Quien había demandado a Nava era un sujeto de nombre Mario Camarillo al que apodaban "El loco". Camarillo no resulto un simple narcomenudista. Para 2003, era considerado "El Zar de las drogas de Tepito".
Nava estuvo en prisión entre el 3 de enero y el 17 de septiembre de 2001. Quedo libre. Dos años después en 2003 el denunciante Camarillo fue ejecutado mientras viajaba en un auto Mercedes Benz convertible. Marcela Camarillo, hermana del "loco", declaró entonces ante el ministerio publico número uno de la Delegación Venustiano Carranza que Nava había amenazado de muerte en varias ocasiones a Mario.
"El loco" fue asesinado en la colonia Nicolás Bravo de la Venustiano Carranza aledaña a Tepito. En aquella ocasión, la hermana de Mario pidió que se investigara a Nava por que podría estar relacionado con la ejecución de su hermano.
Tras la detención de su hermano Fidel en 1998, "El loco" se convirtió en el líder de la distribución de estupefacientes provenientes de Tijuana y de Colombia en el barrio de Tepito.
Quien fuera jefe de Nava en la Interpol Juan Miguel Ponce Edmonson, declaro hace varios años que el ex comandante policiaco había sido asesinado en Morelia. La versión se extendió hasta dar credibilidad a la leyenda de Amado Nava.
Pero "el muerto" revivió. Apareció como hombre clave en la estructura del cártel de Sinaloa. A los 54 años, ya con canas, era de los veteranos. Un sobreviviente de los cárteles del "Güero Palma", "El Cochiloco", los hermanos Arellano, se desplazó con toda libertad, impunidad, desde Hermosillo a Tijuana, trabó relaciones con los jefes de actividades delictivas en Tepito, y pudo simultáneamente ser comandante judicial federal y hombre de confianza de la Interpol.
La breve historia aquí narrada de Amado Nava Ramírez, se repite en forma abundante en las listas nacionales estatales y municipales de las policías. De manera que con esa destreza, su veterania les permite avizorar situaciones delincuenciales que el público no ve.
Navegar en dos bandos, el de represor y el de benefactor, son situaciones que se dan a menudo en los cuerpos policíacos; por eso descubrir la verdad de los actos de corrupción no es nada fácil.
Por eso cuando usted lea detienen a mandos de SIEDO que servían a los Beltrán Leyva, es un hecho que las policías están metidos hasta el codo en la corrupción. No como narcotraficantes sino vendiendo protección a los que de lleno lo son, con avisos oportunos y secretos que ellos bien conocen como estos: la Procuraduría General de la República anunció la consignación de dos altos funcionarios de la Sub Procuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada por presuntos vínculos con la organización delictiva de los hermanos Beltrán Leyva, quienes le retribuían con pagos de hasta 400 mil dólares mensuales.
Si usted quiere, aquí parodiamos la famosa frase pronunciada hace 100 años por el General Álvaro Obregón: "No hay general que aguante un cañonazo de 50 mil pesos". En realidad hoy no serían 50 mil pesos, sino 50 mil dólares, porque los pillos van también a la alza.