"Este gigante ha sido el hombre que más huella dejó no sólo en el corazón de su grey católica, sino en millones de corazones."
Se defiende titular de la Sedena en caso Tlatlaya
Tengo entendido que Karol Wojtyla, el hombre más amado en las últimas décadas del siglo pasado y en este primer lustro del Siglo 21, pero también el más temido por el comunismo que dominó en el este de Europa y más de la mitad de Asia así como su gran influencia en América Latina, debido a que a este hombre de excepción se le atribuye en compañía de otro eslavo, Mijail Gorvachov, con la ayuda económica y el empeño del Presidente de los Estados Unidos de América, Ronald Reagan, el haber liberado de esa funesta influencia a los países mencionados, incluyendo la misma Rusia. Desde luego que hubo contribuciones muy valiosas también de hombres eslavos, como Lech Walessa y el Cardenal Mitszenty, ambos polacos; Alexander Solyenitzin, ruso; Vaclav Havel, checoeslovaco, etc. Sin embargo, todos los conocedores y analistas estudiosos del fenómeno coinciden en que el Papa polaco fue quien con su liderazgo, su enorme peso moral, su gran prestigio espiritual, su testimonio de vida, y su pastoral universal fueron definitivos y definitorios para la caída del socialismo real, sin tener que acudir a la violencia. Con sólo esta aportación, y todo lo que ella implica, podemos decir que este gigante ha sido sin duda el hombre que más huella dejó impresa no sólo en el corazón de su grey católica, sino en millones de corazones y mentes de todas las razas, religiones y credos, por su conducta y por los resultados cambiando el destino y la historia de tantos países del orbe. Los pueblos eslavos fueron los que más se beneficiaron con la influencia de su liderazgo, seguramente su empeño fue mayor en tanto que primero fue su nación, Polonia, la que en mayor medida sufrió los embates de las hordas nazis, la ocupación por el Ejército alemán y el holocausto durante la Segunda Guerra Mundial, después de ésta, las otras hordas venidas del oriente, los soviéticos, quienes ejercieron una completa hegemonía sobre la población polaca. Testigo vivencial fue el Papa Juan Pablo II de esta doble ocupación con todos sus horrores, pero no sólo testigo sino también protagonista muy relevante, tanto por el amor a su pueblo, como por la aplastante responsabilidad que sintió como pastor de su grey y por el amor humanista profundo al que nada del dolor humano le fue ajeno y como católico, es decir, ecuménico se empeñó en combatir el mal; nada más convincente que las mismas palabras que el Papa Karol Wojtyla expresó sobre estas terribles vivencias que encaró y que he tomado de su libro Memoria e Identidad: "He tenido la oportunidad de experimentar personalmente las ´ideologías del mal´. Es algo que nunca se borra de la memoria, primero fue el nazismo. Lo que se podía ver en aquellos años era terrible; vivíamos sumidos en una gran erupción del mal, y sólo gradualmente comenzamos a darnos cuenta de sus dimensiones reales, porque sus responsables trataban a toda costa de ocultar sus propios crímenes a los ojos del mundo..." "Más tarde una vez terminada la guerra, pensé para mí: Dios concedió al hitlerismo doce años de existencia y, cumplido el plazo, el sistema sucumbió. Por lo visto este fue el límite que la Divina Providencia impuso a semejante locura..." Enseguida, al referirse al comunismo reafirma su tesis de la presencia constante y simultánea del bien, y del mal como la ausencia del bien, pero en ciertos momentos factor útil para que se dé el bien. Así se expresó del comunismo: "Si el comunismo ha sobrevivido más tiempo y tiene alguna perspectiva de un desarrollo mayor, pensaba en mis adentros, debe ser por algún motivo..." ¿Acaso no fue Johann Wolfgang Von Goethe quien calificó al diablo como "una parte de esa fuerza que desea siempre el mal y que termina siempre haciendo el bien"? Ahora que este hombre de dulce mirada, de tantas facetas pues fue filósofo, teólogo, poeta, escritor, políglota, diplomático, deportista, incansable viajero, comunicador carismático, líder ecuménico quien muy probablemente alcance la santidad porque sin duda fue santo; me pregunto ¿quién lo irá a relevar en momentos difíciles para la catolicidad? Se va a requerir un gran hombre que para serlo se sepa pequeño como SantoTomás de Aquino, el filósofo, teólogo quien con su luz iluminó y guió a nuestra madre la Iglesia Católica. Así mismo, en los actuales momentos el Papa eslavo ha iluminado con su pensar y bregar todos los continentes del planeta, las tinieblas con que lo oscurecieron los sembradores del odio, haciendo lo que San Pablo recomendó en su Carta a los romanos 12-21: "No te dejes vencer por el mal, antes bien, vence al mal con el bien". Ya descansa en paz el alma noble y combativa del Papa eslavo. rinber@cln.megared.net.mx