"Félix González Canto, que había dejado su cargo de secretario del Ayuntamiento de Cozumel..."
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Peculado en Quintana Roo Félix González Canto, que había dejado su cargo de secretario del Ayuntamiento de Cozumel, para sumarse a la campaña de Joaquín Hendricks por el Gobierno de Quintana Roo, recibió el 1 de febrero de 1999, según consta en un documento con su firma, 500 mil pesos. No se dice por qué ni para qué, pero el recibo forma parte de un paquete de copias de documentos que he recibido sobre entregas de dinero del Gobierno de Mario E. Villanueva a Hendricks, que lo reemplazó hace 6 años en la Gubernatura. Una relación que recapitula esas ilegales aportaciones muestra que la actividad normal y de campaña del PRI hace 6 años, en que participó de la forma anotada el actual candidato a Gobernador, González Canto, recibió por lo menos 150 millones de pesos del Gobierno estatal, cuyo titular de entonces está ahora preso en La Palma, no por ese eventual peculado sino por sus nexos con el narcotráfico. Tengo en mi poder copia de 14 documentos relativos a ese trasiego de dinero público. Al exhibirlos no hago una mera exhumación de acontecimientos remotos. Son una advertencia sobre lo que puede estar ocurriendo actualmente, en el proceso electoral que concluye en febrero, con Hendricks y González Canto como protagonistas. La documentación vale porque expresa de modo inequívoco la distracción de recursos públicos a una candidatura priista. A menudo se sabe (no es una práctica que corresponda sólo a la época en que el PRI gobernaba desde la Presidencia de la República) de esa clase de peculado pero pocas veces es dable la comprobación de ese conocimiento, como ocurrió con la entrega de 500 millones de pesos de Pemex al PRI, vía el sindicato petrolero. Aquí hay también piezas de convicción sobre un grave episodio de corrupción. Los recibos, manuscritos los más de ellos, con una caligrafía de párvulo, están suscritos por el propio Hendricks, José Erives, el arquitecto Carlos Paredes y González Canto. Este último firma sólo uno de ellos, el menos explícito de todos. La burda apariencia de los documentos suscitaría dudas sobre su autenticidad, que fueron eliminadas por un examen pericial de las firmas. Un documento panorámico tiene esta confusa redacción en el rubro: "Relación de gastos efectuados y pagados para la campaña política a Gobernador del Lic. Joaquín Ernesto Hendricks Díaz y gastos inherentes al mismo entregados por el C. Gobernador Ing. Mario Ernesto Villanueva Madrid en forma directa o a través del srio. de Hacienda CP José G. Polanco Bueno del mes de septiembre 1998 al mes de marzo 1999". El documento es, en realidad, una suerte de recibo global, suscrito el 26 de febrero de 1999, poco después de las elecciones, por Hendricks Díaz, que firma como "enterado y conforme". Enumera siete conceptos y su respectivo importe: Campaña para Gobernador, 63 millones 500 mil pesos; gasto corriente del partido, 6 millones 784 mil 844 pesos 38 centavos; pagos a organizaciones, 11 millones 304 mil 679 pesos; encuestas, 10 millones; pagos adicionales a presidentes municipales y diputados, 12 millones 740 mil pesos; Consejo estatal electoral, 25 millones; pagos del mes de enero al mes de agosto de 1998 al Partido Revolucionario Institucional y a sus organizaciones, 20 millones 131 mil 839 pesos 60 centavos. El total es de 149 millones 461 mil 362 pesos 98 centavos. Dos recibos, manuscritos por Hendricks Díaz, figuran en tarjetas con el membrete del Gobernador Villanueva, que entregó según esas dos constancias, 13 millones de pesos directamente a quien sería su sucesor. El 2 de diciembre de 1998 recibió de Villanueva 3 millones que, ofreció, "destinaré a gastos de mi campaña política a la Gubernatura del Estado". El 16 de diciembre recibió, directamente del Gobernador, 10 millones "para destinar a mi campaña política". En la antefirma del primero, puesta a mano también, el recipiendario despliega su nombre pero abrevia su segundo apellido: Lic. Joaquín Ernesto Hendricks D. Y hace lo contrario en el segundo: Lic. Joaquín E. Hendricks Díaz. Dos recibos más, por un total de 23 millones y medio, están firmados por José Erives. El primero, de fecha 29 de octubre de 1998, escrito a máquina, importa 10 millones de pesos. La cantidad se recibe del CP José Gabriel Polanco Bueno, "por concepto de apoyo para la campaña para Gobernador del Estado, del Lic. Joaquín Hendricks Díaz". El otro, fechado el 21 de diciembre, no se refiere a su titular, pero sí a la Secretaría de Hacienda del Gobierno del Estado de Quintana Roo, de la que Erives recibió 13.5 millones de pesos por concepto de "apoyo para Dip. y Pdts. Municipales según relación anexa" La cantidad y el concepto fueron escritos a mano. No cuento con esa relación anexa. Erives formaba parte de una estructura paralela, ajena al PRI, que manejaba la campaña de Hendricks, hecho candidato a última hora y carente de apoyo en muchos sectores partidarios. El 19 de noviembre de 1998 una movilización de priistas lo forzó a sacar del primer plano a Moisés Pacheco y a Erives quien sin embargo, como se ve, un mes más tarde continuaba recibiendo dinero. Ocho entregas más fueron recibidas por el arquitecto Carlos Paredes, que a veces se firma así, otras añade la V de su apellido materno y otras lo pone completo: Verastegui. Es un contratista, director de Edificaciones Estrella de Quintana Roo, que recibió un total de 28 millones y medio de pesos. El 11 de enero de 1999 recibió de la Secretaría de Hacienda del Gobierno estatal 7 millones por concepto de "apoyo al Partido Revolucionario Institucional para campaña del candidato a Gobernador, Joaquín Hendricks Díaz". El 16 de enero, Hacienda local entregó 4 millones de pesos como "apoyo otorgado a la campaña de Gobernador del Lic. Joaquín Hendricks Díaz. El 29 de enero, de la misma fuente brotaron 427 mil 227 pesos por dos conceptos: uno, "pago quincenal (2a. parte) de licencias/goce de sueldo", 241 mil 627 pesos; y otro, "pago quincenal (nómina) PRI", 185 mil 600 pesos. El primero de febrero la suma asciende a 10 millones de pesos, provistos por Hacienda, y por concepto de "apoyo otorgado para la campaña para Gobernador del Estado Lic. Joaquín Hendricks Díaz". El 12 de febrero el recibo extendido a la Secretaría de Hacienda suma 1 millón 32 mil 941 pesos; se refiere al "apoyo para el PRI correspondiente al mes de febrero" e incluye cinco conceptos: "nómina 1a. quincena", 239 mil 400 pesos; "nómina adicional", 23 mil 50 pesos; "municipios", 152 mil pesos; "nómina, 2a, quincena", 185 mil 600 pesos; y "nómina con licencia", 432 mil 891 pesos. De igual origen son los 3 millones recibidos por Paredes Verastegui el 13 de febrero como "apoyo para gastos de campaña del candidato Joaquín Hendricks Díaz para Gobernador". El 17 de febrero Hacienda entrega 2 millones de pesos como "apoyo para gastos de campaña del Lic. Joaquín Hendricks Díaz para la candidatura para C. Gobernador del Estado". Y, en fin, un millón de pesos, recibido el 20 de febrero, como "apoyo a la campaña del PRI a la candidatura del Gobernador Joaquín Hendricks Díaz". El escueto recibo firmado por González Canto, última pieza de este expediente, dice simplemente: "Bueno por 500 mil pesos. Recibí la cantidad de 500 mil pesos (son quinientos mil pesos 00/100 M.N) con fecha 1 de febrero de 1999". En aquel momento, recién cumplidos sus 30 años de edad, el economista iniciaba su relación con Hendricks, que lo condujo a la Alcaldía de Cozumel, a la Diputación federal por el primer distrito de Quintana Roo, con cabecera en Cancún (ganada 3 años atrás por Juan Ignacio García Zalvidea, contra quien ahora contiende) y a la candidatura priista a la Gubernatura. No es seguro que el siguiente eslabón de esa breve cadena sea el Gobierno estatal, porque la oposición se ha fortalecido y el PRI, al contrario, sufrió la salida de la Senadora Addy Joaquín Coldwell. Hace 6 años, la hija de Nassim Joaquín, poderoso comerciante cozumeleño y hermana de Pedro Joaquín, ex Gobernador de la entidad y con una carrera federal que incluyó la Secretaría de Turismo, la secretaría general del PRI y la embajada en Cuba, se resignó a la jugarreta practicada por Villanueva en beneficio de Hendricks. Pero esta vez cumplió la amenaza que hace un sexenio aplazó. Se fue del partido al que ingresó en los 60, y es la candidata de una coalición formada por el PAN y Convergencia. Diputada federal hace 6 años, su propia personalidad y la poderosa influencia familiar parecían asegurarle ser la sucesora de Villanueva. Contaba, por añadidura, con el apoyo del Presidente Zedillo, quien no pudo evitar, sin embargo, que la candidatura al gobierno se decidiera por consulta a las bases, tal como ocurría en Guerrero, Hidalgo y Baja California Sur, donde también habría elecciones en febrero de 1999. Esa circunstancia favoreció el control del proceso interno por el Gobernador, quien había resuelto que lo reemplazara Jorge Polanco, para lo cual lo hizo primero Senador y después secretario de desarrollo social. A la postre, Polanco saldría del PRI (ahora es Diputado local por Convergencia), luego de que fracasó como coordinador en la precampaña al servicio de la Diputada Joaquín. Ésta no guardó silencio frente al fraude que hizo candidato a Hendricks (quien perdió en todos los municipios, salvo en el capitalino, donde obtuvo los votos necesarios sobre todo entre la burocracia local). Pero no obstante su renuncia permaneció en el PRI, que la hizo Senadora en una elección apretada, resuelta con apenas 4 mil votos de diferencia respecto del candidato panista Wadi Amar Shab Shab. Esta vez no quiso esperar a que Hendricks realizara en favor de González Canto la maniobra con que Villanueva lo patrocinó a él, y se fue a la oposición. Puede ganar la Gubernatura si los priistas que votaron por ella en la interna de 1998, y los ciudadanos que la eligieron en 1997 y 2000 le refrendan su confianza. Pero no representa la única opción opositora. El Partido de la Revolución Democrática hizo candidato a García Zalvidea, Chacho, un versátil empresario de reciente ingreso a la política. Apenas debutó hace 4 años, cuando postulado por el PAN sin ser miembro de ese partido ganó una de las dos diputaciones federales con que cuenta Quintana Roo. Apenas un año después quiso obtener otra candidatura de Acción Nacional, a la Alcaldía de Benito Juárez (Cancún), pero al no tenerla se dejó presentar por el Partido Verde. No demoró mucho en entrar en conflicto con la dirección nacional de ese partido, pues las autorizaciones municipales a proyectos de desarrollo turístico se cotizan alto y el líder verde, Jorge Emilio González Martínez, se interesa particularmente en ellos, al punto de que había designado un delegado especial, Santiago León, con quien riñó a la postre. Cuando Hendricks fue advertido por González Martínez del riesgo que para ambos significaba García Zalvidea, organizó una batida en contra suya que, lejos de obtener su fruto, fortaleció al Chacho. El Gobernador, a través de su dependiente legislatura estatal depuso al Alcalde y llegó al extremo de encarcelarlo, predicamentos de que lo salvó la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que aún no resuelve el fondo de las controversias constitucionales entre el Ayuntamiento, la legislatura y el Gobierno estatal. Como todos los gobernadores, Hendricks ha tenido especial interés en la designación de su sucesor. Ahora mismo, y sobre todo después de que entregue el gobierno el 4 de abril , su situación jurídica será delicada. No, quizá, al extremo de la de Villanueva, que le heredó el gobierno y huyó al extranjero, lo que no evitó su posterior detención y procesamiento. Pero el Gobernador saliente ha sido incapaz al menos de acotar el territorio de acción del narcotráfico. Se dirá que la persecución a la delincuencia organizada no es de su competencia. Pero los recientes ajustes de cuentas entre narcos y sus sicarios, y sus secuelas ministeriales mostraron que la corrupción alcanza no sólo a los cuadros de la Procuraduría General de la República y de la Agencia Federal de Investigación, sino que tiene también un asentamiento local, sin el que sería imposible la operación del narcotráfico y sus mecanismos de complicidad y protección. No se percibe, por ahora, que esa red alcance al Gobernador, pero si quien lo suceda no mantiene con él solidaridad solapadora (como seguramente espera de González Canto) será posible destapar cloacas. Tal vez Hendricks no observó esa solidaridad con Villanueva. No, al menos, en el grado en que el ex Gobernador ahora huésped de La Palma esperaba y necesita. Quizá los resabios de su antecesor, en consecuencia, abren otro frente en su contra. Es posible que, a sabiendas de que las lealtades son frágiles siempre, sobre todo en la política del poder, Villanueva haya forzado a su protegido y a su equipo a manuscribir y firmar recibos explícitos (salvo en el caso de González Canto) en que, contrariando las reglas del contubernio entre el PRI y sus gobiernos, se hace constar el fin de las partidas entregadas a Hendricks y colaboradores. Los recibos, la relación de entregas, hacen las veces de constancias como los videos de que se proveyó Carlos Ahumada para después incriminar a sus interlocutores, fueran cómplices o víctimas.