En su Primer Informe de Gobierno, el Presidente Felipe Calderón se ufanó de dos logros económicos, la creación de 618 mil nuevos puestos de trabajo en los primeros ocho meses del año y de que en el primer semestre de 2007 México recibió inversiones procedentes del extranjero por 13 mil 500 millones de dólares.
Aquí habría que precisar que poco más de la mitad de esos empleos corresponde a trabajos eventuales. En los primeros 15 días de agosto, por ejemplo, se generaron 44 mil 411 nuevas plazas, pero 54 por ciento de ellas fueron temporales.
Calderón pintó el panorama de una economía sólida, capaz de aguantar los embates de los desplomes bursátiles, que mantiene la disciplina fiscal y monetaria, así como inflación y tasas de interés bajas.
Es cierto que una parte de la economía es firme, estable, pero hay otra que tiene puntos débiles, insuficiencias y deficiencias, que padece males que datan de hace varios años y que no han sido remediados.
Uno de los problemas más serios es el mediocre ritmo de crecimiento de la economía. Al empezar el año se pronosticó que la economía crecería al 3.5 por ciento, pero esa tasa se ha ido ajustando a la baja, hasta llegar a 2.7 por ciento.
Mientras otros países tienen promedios de crecimiento de 8, 9 y 10 por ciento, como China, India y otros estados asiáticos, México rara vez supera el 4 por ciento, su desempeño oscila entre 2 y 3 por ciento.
Pero el problema fundamental de México, observó un economista, es de competitividad y mientras no la eleve será difícil que salga de la mediocridad económica y que amplíe y diversifique sus mercados.
Una encuesta que publicó el periódico Reforma revela que para el 58 por ciento de los mexicanos la situación económica del país sigue igual a la de hace un año, un 25 por ciento considera que ha mejorado y un 14 por ciento, que ha empeorado.
El resultado de este sondeo de opinión refleja que una parte de la población se ha beneficiado de la situación económica y otra salió perdiendo, mientras que la mayoría no percibe que haya mejorado o empeorado, la ve casi estancada, ni avanza ni retrocede, y esta percepción parece ajustarse más a la realidad.
Hasta ahora todo indica que la economía mexicana seguirá creciendo a tasas muy por debajo de las de Asia y del promedio de 5 por ciento de América Latina.