"Género sexual múltiple"
Definición y consecuencias
Todos lo hemos notado siquiera un poco y muchos han imitado el cambio creyendo que es una moda a seguir.
No hace mucho que se hablaba del género humano y dentro de él dos sexos, mujer y hombre. Era sencillo de comprender.
Desde hace algún tiempo, sin embargo, la palabra "género" ha comenzado a tener otro uso, como en las expresiones "violencia de género", o "equidad de género".
En ellas ese término sustituye a "sexo". Y, entonces se habla de género femenino para decir simplemente sexo femenino.
Lo que quiero hacer es demostrar que eso es bastante más que un inofensivo cambio de palabras.
Detrás de ese cambio hay toda una filosofía que, primero, resumiré en sus puntos básicos. L
a mentalidad moderna del género piensa que las personas nacen biológicamente como mujer o como hombre. Con eso, creo, todos estaremos de acuerdo.
Pero esa distinción sexual de los humanos, según los progresistas, tiene dimensiones adicionales que en su conjunto llaman sexualidad.
Y ya se trata según ellos, de algo cultural y mental que varía en cada cultura y entonces surge eso de género que es lo que cada cultura define como lo masculino y lo femenino. Obviamente, dicen, el género cambia con cada cultura.
Puesto de otra manera, para los progresistas que son los que han popularizado esta moda intelectual, el género es la serie de expectativas que se tienen en la cultura con respecto a lo que debe ser una mujer y un hombre: papel en la vida, mentalidad, conducta y demás.
Y como esas expectativas, siguen diciendo, varían entre las culturas, obviamente la noción de masculino y femenino también cambia.
Por eso es que se oye hablar de "perspectiva de género", que es, según los progresistas, el darse cuenta de eso precisamente, de que la cultura de una sociedad es la variable central que determina lo femenino y lo masculino, mucho más allá del sexo biológico.
La idea que ellos suelen usar para demostrar su punto, es el clisé de la mujer que se espera deba ser sumisa y obediente, en comparación con la del hombre que se espera deba ser dominante.
Mientras que la idea de reconocer influencias culturales es valiosa, aunque no original de ellos, llevada a su conclusión lógica, la idea de género contiene efectos colaterales no muy conocidos.
El más obvio de ellos es el de que es posible tomar una decisión sexual con independencia del sexo físico: una mujer biológica podría decidir ser del género masculino y un hombre biológico podría decidir ser del género femenino.
Con otra posibilidad real: si el género de la persona es una construcción social o cultural, ya no se vuelve el género una posibilidad entre dos opciones, masculina y femenina, sino una posibilidad múltiple con más de dos opciones no necesariamente excluyentes. La idea de lo bisexual es un ejemplo de esto.
Creo haber explicado razonablemente la mentalidad progresista que está detrás del uso de la palabra género cuando se refiere al sexo de los humanos.
Y también haber probado que se trata de mucho más que un inocente cambio de términos.
Hablar de género tiene consecuencias en la esencia misma de la sociedad y no son pequeñas.
Quise aclarar estos conceptos porque en más de una ocasión he escuchado a personas que me dan la impresión que usan la palabra "género" creyéndose así estar a la moda de lo políticamente correcto, pero que no comprenden el efecto de lo que dicen.
Los conservadores, por supuesto, se oponen a la noción de género cuando se dan cuenta de que ella promueve un cambio en la tradición de las sociedades de todas partes y que han sido construidas sobre el principio universal de dos sexos y no de géneros múltiples reconocidos y aprobados una excepción clara en la civilización universal.
Uno de los argumentos de los conservadores para oponerse a la idea de géneros sexuales de posibilidades múltiples, es el énfasis exagerado en la relajación de las costumbres que exaltarían a los instintos de goces sensuales y no el sentido de la obligación, el autocontrol y los placeres más elevados de los humanos.
Es decir, aprobando la idea del género se construiría una sociedad orientada a los placeres sensuales inmediatos que la haría decadente y decrépita, muy vulnerable a desaparecer ante cualquier suceso que requiriera a sus miembros siquiera un poco de renuncia al placer.
eduardo@contrapeso.info