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"Pensándolo bien..."

"Genética mochitense"

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24/11/2006 00:00

    CÉSAR LÓPEZ

    Gilberto Ceceña Nuño, además de ser un dedicado cartonista diario y autor de Cizañas de Ceceña (aquí arriba) lo cual no es poco decir, es un promotor empresarial con una dedicación y optimismo que lo menos que puede inspirar es respeto, desde la perspectiva más crítica.
    En su página semanal "Buenas Noticias" hace una revisión a vuelo de pájaro de los orígenes de Los Mochis, su tierra, a la que ama desde lejos.
    Su visión es sumamente interesante.
    Sin entrar en demasiados detalles propios de mejores obsesiones históricas, Ceceña hace una síntesis del proceso de desarrollo de Los Mochis, desde su periodo de gestación con Albert K. Owen, quien convive en un socialismo utópico con los hacendados feudales porfirianos locales a fines del Siglo 19.
    Continúa con el arribo del empresario Benjamín Francis Johnston desde el ingenio de El Águila en Ahome, hasta que se mueve a las inmediaciones de uno de los antiguos asentamientos que quedaban después del ocaso de la utopía socialista ("El Plat"/"El lote"), y funda el emporio azucarero más productivo de la época en 1903.
    [Fue al sur de El Plat, en un llano bajo y húmedo lleno de una hierba parecida a la hierbabuena, que los indios hacía mucho usaban de forraje natural "in situ" para el ganado menor, y que en cahíta se lama "mochic". Esa es la hipótesis más plausible del origen del nombre de la ciudad, tomado del lugar donde se instaló el ingenio. (Agregado espurio de JPR, que no de Ceceña, para que no le vaya a caer encima la jauría de historiadores)].
    A raíz de la proletarización del campo alrededor de esta fuente de producción y trabajo, nace la Sicae, bajo el liderazgo de Carlos Ramón García Ceceña, (probablemente pariente del autor) que desarrolló el ejido más grande y productivo del mundo en esa época, que además influyó sobremanera en el desarrollo social de la región (ni modo).
    Para Ceceña (y para algunos de nosotros) solo así se puede explicar por qué desde afuera notan más la tolerancia mutua, que la rivalidad, entre las diferentes clases sociales y los grupos hegemónicos de diversa procedencia que conviven como hermanos rijosos de una misma cepa y que han dirigido alternativamente con diversos tonos ideológicos pero todos con apoyo general, a pesar de los reniegos, en esa tierra. [Ceceña, "Genes y Destino de Los Mochis", Noroeste, 2006-11-23]
    Que esta visión salga de un promotor empresarial, así sea un excelente comunicador de ideas, y no de un historiador "académico" es raro de entrada, pero le da mayor autoridad a este magnífico trabajo de síntesis de Ceceña.
    A propósito de Ceceña y el apellido materno de Carlos Ramón, hace mucho que alimento yo también una teoría genético evolutiva sobre la personalidad cultural de esta región norte de Sinaloa, representada en la nueva ciudad de migrantes, concentradora de los diversos "ethos" culturales de los pueblos tradicionales, según la cual (por razones extrapoladas del pensamiento del antropólogo Claud Levy-Strauss) la línea materna ha sido mucho más importante genéticamente en la formación de la cultura dominante (la forma de ser empresarios, campesinos, agricultores, políticos y religiosos) que, al menos durante el Siglo 20, pintaron de un modo especial a los mochitenses.
    A ver si así, con Ceceña, entienden los juniors del siglo 21, con qué se están metiendo, ¿no?
    Pensándolo bien... ¿A ver si así entendemos todos?

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