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Ignoro si era mi tío, o primo, o simplemente un pariente lejano, pues su apellido es el de mi señora madre. Desde que oí su nombre preguntaba a la familia si estaba relacionado con nosotros. "Estás loca, se ha de llamar Tobar con B. ¿Cómo crees que vamos a tener a un pariente en la farándula, y con esa melena. Si mis tíos Tovar, decía mi mamá, son personas sumamente decentes. "Además, no tiene parecido alguno con ninguno de mis primos. Estás mal, y ya déjame de preguntarme esas tonterías", llegó a decirme doña Lola, siempre que preguntaba si estábamos emparentados con el autor de "La sirenita". Igualmente, mis primos y primas del mismo apellido o no querían oír hablar de él, o lo negaban terminantemente, rotundamente y definitivamente. Su actitud tan negativa me despertaba suspicacias y muchas preguntas: ¿Estarían negando una parte de la familia? ¿Habrá sido su padre, medio hermano de mi abuelo? ¿El hijo de una tía incómoda? ¿Por qué se ponían tan nerviosos cada vez que preguntaba si éramos parientes de Rigo? Por otro parte, me decía, a lo mejor de verdad no era mi pariente, porque físicamente no tenía nada que ver con ninguno de la familia y además no se les da la música, que yo sepa, ninguno de ellos tiene voz para cantar. Por lo que a mí se refiere, en el fondo de mi corazón, yo sí quería que fuera mi tío. Incluso, en una fiesta de perredistas, en donde estaban tocando su música, orgullosamente declaré: "El que está cantando es mi tío. Lo adoro. Que no ven que me apellido Loaeza Tovar. Todos estamos muy orgullosos de él en la familia", mentí. Algunos no me creyeron y tuve que seguir mintiendo: "Es cierto que hace mucho que no lo veo, porque siempre está muy ocupado. Pero sí me acuerdo que siempre nos llevaba sus discos a la casa y me daba los autógrafos que yo le pedía para mis amigas. "Incluso, un día, pasó por mí en su coche último modelo y me llevó a una de sus grabaciones. Si no me creen, les voy a traer una foto de él, cuando tiene 12 años, rodeado de toda la familia Tovar. Allí se le ve un pelo precioso. Lo tenía muy esponjado y abundante". Por fin me creyeron y a partir de ese momento, sin que él lo supiera, yo, su sobrina, hablaba de él constantemente: "Mi tío Rigo anda muy deprimido últimamente porque cada día está más enfermo de los ojos". De él, sabía todo. Sabía que en 1970 había grabado su primer disco titulado "Matamoros Querido". Sabía que esta canción había ocupado los primeros lugares de popularidad, junto con su grupo Costa Azul. Sabía que había llegado a México, con tres discos bajo el brazo y que fue en esa época que empezó a tener problemas con algunos integrantes de su banda, y que por eso mi tío Silvano y José Ángel habían entrado a trabajar con él. Sabía que en 1976, mi tío había grabado mi canción favorita "La sirenita" y que gracias a este disco había vendido más de un millón y medio de copias sólo en la República Mexicana, más de un millón en los Estados Unidos. Sabía que en 1982, mi tío había participado en un evento en donde habían asistido casi 350 mil personas en Río Santa Catarina en la Ciudad de Monterrey. Yo lo seguía, a través de la prensa, en cada una de sus giras. Por eso, cuando me enteré ayer que mi tío se había muerto, lo sentí realmente. De inmediato me comuniqué con mis parientes Tovar para darles la triste noticia por si no se habían enterado: "¿Quién creen que se murió? Nuestro tíoooo", anunciaba acongojada. "¿Cuál tío?", me preguntaban. "Pues nuestro tío Rigo Tovar", les decía todavía con voz llorosa. "No seas payasa. Estás loca. Será tú tío. No juegues con esas cosas. Qué broma tan pesada", me dijeron varios de ellos. "¿Por qué lo niegan de esa forma? ¿A poco todavía no les han dado el pésame? No se hagan". Agregaba con un dejo de resentimiento. Pero como respuesta recibí varios colgones y hasta insultos. Sin embargo, me importaba poco lo que pensaban, yo seguía triste por la desaparición de un tío que jamás conocí pero cuya voz me acompañó varios años de mi vida. Triste como estaba, me deprimí aún más al enterarme que mi tío dejaba a muchas tías desconsoladas y a muchos primos desconcertados. Después de leer las crónicas de Alan Luna de nuestro periódico, me enteré de la verdadera personalidad de mi tío. Dice Luna que mientras lo velaban casi tiraban la puerta de la capilla donde se estaba velando a Rigo Tovar. Mi primo, es decir, su hijo, Rigo Tovar Scout acompañado de mi otro primo Héctor Tovar, querían absolutamente entrar al lugar, pero mi tía Isabel Martínez y sus hijos María Luisa, Gibrán y Elvia se lo impidieron. También se oponían mi otra tía, Teresa Martínez, quien estaba con mis primos Christopher y Sara. Todo esto sucedía mientras se ofrecía una misa de cuerpo presente en la capilla 6 de Gayosso Félix Cuevas. Y claro, los fans de mi tío, que tenía millones, organizados por mi primo, Tovar Jr., que también es cantante de música tropical y mi otra tía, Nelly Scout, comenzaron a gritar afuera del recinto. Tocaban la puerta a golpes y con puntapiés. Todos mis parientes que estaban en la capilla, estaban asustadísimos. Muchos de ellos se pusieron cerca de la entrada para impedir que entraran los demás. Pero eran tan fuertes los empujones y las patadas que le daban a la puerta, que finalmente se abrió y de la manera más atropellada entraron todos: fans, primos, tías y Rigo Tovar Jr., quien Al entrar a la capilla gritaba, ante el féretro de su padre: "No me voy a salir, no me voy a ir. Existe un dios y le pido por favor que haga justicia". A pesar de que se encontraba tan nervioso, pudo calmarlos, al mismo tiempo que los colocaba en fila (incluyendo a los del grupo Costa Azul). De este modo, pudieron entrar todos de una forma más ordenada. En seguida, vinieron las porras, los aplausos y, naturalmente, las canciones de mi tío Rigo. Cuando eran cerca de la una de la tarde, mi primo Rigo se sentó a descansar a fuera de la capilla y dijo: "no tengo nada qué temer; sólo la justicia de Dios le da a cada quien su merecido". Bueno, pues cuando los ánimos se habían, en efecto, calmado, apareció otra señora, que decía que también era esposa de mi tío. Ella es mi tía Elizabeth Ornelas Tovar. Como cualquier viuda dolida, pidió entrar para despedirse de mi tío, quien fuera padre de mis primos Jalil y Hazel. Cuando mi tía Elizabeth vio que había cierta resistencia, juró por todos los santos que conocía a mi tío desde que tenía 13 años, pero que nunca había querido intervenir en la carrera de Rigo Tovar para evitar el asedio de los medios de comunicación y proteger mejor a sus hijos, o sea, mis primos. "Lo conocí hace 13 años, trabajaba con él, pero hace 7 años que no lo veía. Yo fui su secretaria, su amiga, su mujer y la madre de sus hijos, y por eso tengo derecho a que me dejen ver su cuerpo. Vengo exclusivamente a despedir al padre de mis hijos, no les pido nada, sólo que me permitan verlo, es justo que ahora me dejen verlo por mis hijos", decía mi tía Elizabeth con lágrimas en los ojos. Hoy, hoy, hoy mi tío cumpliría 60 años de edad. ¡Qué barbaridad!, tan joven y tan querendón. Sin saberlo, tengo muchas más tías que lo que me imaginaba y todas ellas llevaban el nombre de Tovar: está mi tía María Isabel Martínez, mi tía Teresa Martínez, mi tía María de los Ángeles Palacios, mejor conocida como Leonor, y mi tía Nelly Scott. No lo juzgo. Nada más descubro nuevas facetas de un tío que jamás conocí, pero de quien siempre me sentí muy cercana. No hay duda, Rigo Tovar era de los que miraban con los ojos del corazón, por eso cantaba tan bonito.