"Guten Tag (Buen día), Ramón"

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14/09/2014 00:00

    BELIZARIO REYES / SAÚL VALDEZ

    Hoy, nada de política ni de educación. Una película para disfrutar en estos días, que no de puente oficial pero veremos lo que resulta. La recomendación es: Guten Tag (Buen día), Ramón. Una producción germano-mexicana, dirigida por el cineasta Jorge Ramírez Suárez.
    La historia es de nuestro tiempo. La mundialización en todo su esplendor. La trama de un alcance realista: la migración. Un joven empujado por su deseo de no permanecer atado a su destino en algún lugar de la sierra de Durango y una mujer solitaria, de esas que es muy común encontrar en Europa occidental, en una ciudad mediana de Alemania.
    Ruth es jubilada; Ramón está cercano a sus 20 años. Las tardes de la enferma se resumen al parque, a ver pasar gente, a sentarse en una de las bancas por las que fluye el Rhin; además, hace las veces de administradora en el edificio donde viven otras personas en su misma condición. El joven mexicano ha intentado cruzar la frontera estadounidense hasta en cinco ocasiones; siempre termina regresando a su pueblo. La última ocasión fue uno de los pocos sobrevivientes en un camión donde murieron por asfixia, algo sumamente común el mundo de los migrantes y los "polleros".
    Ramón vive y convive con su madre y su abuela. Su pueblo bien podría estar en Durango, como en Oaxaca, Veracruz, Nuevo León o Baja California; da igual; es uno de esos como tantos que existen en México, oprimidos por la miseria. Trabajo sí hay; mienten quienes dicen lo contrario. El detalle está en que la actividad, a pesar de ser muy común, sigue sin ser lícita y muy peligrosa: el crimen organizado. Quedarse es condenarse.
    Ramón "huye" de la historia de su vida. Lo hace creyendo poder encontrar a su arribo a la hermana de un conocido de su pueblo. En "Alemania no hay migra", así que será más fácil entrar. El miedo en ocasiones paraliza, pero también puede ser el mejor de tus aliados. Sólo, sin hablar el idioma, a miles de kilómetros de su casa, no encuentra a su "paisana", quedando a merced de ese país y de su gente. El terror que le provoca ese mundo tan distinto al cual ahora debe enfrentar, puede llegar a ser fascinante.
    Con saludable instinto de sobrevivencia y, un toque de suerte y mucha generosidad de parte de sus nuevas amistades, Ramón se abre camino. Encuentra en la comida, en la música y en la mímica de sus gestos la mejor manera para comunicarse; de pronto la fuerza de las palabras queda sujeta a su mirada. Ambos se hablan y, sin entenderse, se comunican; es el sonido de su voz, la melodía, la cacofonía de las palabras de un idioma que desconocen, lo que les permite conectar.
    A Ruth y a Ramón los reúne la casualidad, los mantiene la generosidad de uno y la necesidad del otro, pero los identifica la emoción. El joven casi pasa desapercibido en su cotidianidad. Un elemento más del paisaje; un migrante más en una nación caracterizada también por su multiculturalismo, a pesar de los pecados imputados por su historia.
    El momento climático de la película es cuando Ruth y Ramón se confiesan. Ambos se cuentan sus temores, los comparten. Ella, víctima del nazismo que terminó por asesinar a su padre; él, presa de la nostalgia, pero se siente bien, se sabe mejor, siente ya la diferencia.
    Guten Tag, Ramón es el recuento de una amistad poco común. No es una película 100 por ciento lograda para los críticos de cine. Fracasa en su ejecución por su excesivo sentimentalismo que ensucia su estilo con lugares comunes. Para combatir el prejuicio según el cual todos son fríos y nacionalistas, Ramírez Suárez se vale de herramientas como el malentendido cultural. Las formas (la música, la fotografía, las descripciones) son demasiadas insinuadas, tanto que entorpecen en ocasiones la conexión entre la audiencia y la historia. Sin embargo, su guión es sencillamente humano.
    El final subleva a algunos y a otros conmueve. ¿Cuál es el destino de Ramón después de haber sido tocado por esta experiencia? ¿Regresar? ¿Por qué esta permanente presencia de la historia de un regreso, como si Ítaca viviera dentro de nosotros?
    Que la disfrute.
    Que así sea.
    juanalfonsomejia@hotmail.com
    Twitter: @juanmejia_mzt