"Habemus Rector en la UAS y se llama Víctor Antonio Corrales Burgueño."
Geovanni Osuna
Habemus Rector en la UAS y se llama Víctor Antonio Corrales Burgueño. Una nueva etapa se inicia a partir del 8 de junio en la institución rosalina, pues el doctor Corrales Burgueño es un universitario formado en el seno de la UAS, que conoce su grandeza y sus debilidades, por lo que su rectorado se enfrenta a la opción histórica de darle fortaleza y certidumbre a la institución de educación superior más importante de Sinaloa.
Los retos torales que tiene Corrales Burgueño al frente de la UAS son: restablecer la tolerancia y el diálogo; darle su lugar a la libertad de expresión y a la democracia; defender la autonomía, porque es algo intrínseco al quehacer universitario. Señalo este último punto como fundamental, pues estos principios fueron gravemente mancillados por el rectorado que fenece.
El tiempo por venir en la UAS tendrá imponderables, no lo dudo, ya que los desafíos de los más distintos órdenes se harán presentes, con diversos grados de dificultad. En todos será necesaria una gran dosis de imaginación, retomando la defensa de la autonomía, como base para enfrentar los retos que representa el funcionamiento orgánico de la comunidad académica; se debe, además, mantener una sana relación con los sindicatos que funcionan al interior de la institución, pues estas dos entidades son pilares fundamentales para que la UAS haga efectivo su lema original.
Siendo la Universidad el más grande establecimiento educativo medio y superior en el estado debe marcar la pauta en todos los órdenes, despegarse del falso oropel de la publicidad chabacana y deben ser las buenas prácticas cotidianas que realizan sus cuerpos académicos y la investigación lo que demuestre su incidencia en el engrandecimiento de la sociedad sinaloense.
Urge que el nuevo Rector de la centenaria casa de estudios restablezca el liderazgo de la institución en el campo de la difusión del conocimiento y la investigación, con hechos tangibles y no sólo mediante campañas publicitarias que demeritan el quehacer de la casa de estudios de los sinaloenses, que no se repita jamás la oprobiosa comparación de la SEP que la ponía por debajo de la U de O, lo cual significa una soberana aberración, por decir lo menos.
La UAS es la institución de la cultura estatal por excelencia; por lo mismo el Rector no debe imitar las burdas prácticas del culto a la personalidad que llevan a cabo algunos arcaicos gobernantes, a costa de verse cursis y de mal gusto.
El reconocimiento a la investidura de la primera figura de la Universidad se gana con humildad, con tenacidad para poner al servicio de los más desprotegidos la ciencia, el arte y la cultura que produce diariamente la comunidad académica rosalina.
La autonomía universitaria en la UAS se ha deteriorado al grado de lo ridículo, por no decir de lo convenenciero; por ejemplo, ante la SEP no se negocia en términos de independencia, sino que se acata incondicionalmente lo que se le impone, por eso la eterna negociación nunca termina con los gobiernos federales y del estado.
El slogan del anterior rector "por una universidad pública de calidad". La frasecita no está del todo mal acuñada, pero habría muchas acotaciones que hacerle; desde mi punto de vista; quisiera preguntar: ¿es correcta una educación pública media y superior de espaldas a la población mayoritaria del estado, o expulsar cada vez más alumnos demandantes de atención en sus aulas, so pretexto de parámetros de calidad con su moda sexenal de su acreditación y certificación? ¿Es correcta una calidad sometida a criterios ajenos, que ha venido acatando sin crítica los actos gubernamentales, en desmedro de la educación humanista y científica? Educación pública y de calidad: Sí. Pero, la autonomía de la Universidad, ¿en que arcón del olvido la han dejado?
Preguntas como las anteriores proceden, porque no se han saldado en la UAS viejas y recientes cuentas con la autocrítica, con una reforma universitaria real, con el cambio a fondo, con la verdad, con el ejercicio pleno de su autonomía, cayendo en una espiral de la crisis, de donde urge salir sin pérdida de tiempo.
Cuando una de las luchas más sentidas de los universitarios de México y América Latina ha sido, precisamente, la defensa de la autonomía de sus claustros académicos, insistimos, en estos tiempos de derechización, de búsqueda de "eficiencia" y "calidad" empresarial, las universidades deben de impulsar al máximo la verdadera calidad académica junto con la democracia y el libre ejercicio del criterio de su comunidad.
Y algo que, con las prisas, se va olvidando, pregunto: ¿la supeditación abyecta a la SEP y los últimos desaguisados que quisieron reducir la alta misión de la UAS a una estrechísima visión empresarial, que promovieron una "ley mordaza", entre otros entuertos, ¿acaso no tienen responsables?, que no deberían enmendarse esos agravios causados a la prístina y digna institución?
Las condiciones que prevalecen en la institución rosalina están dadas para que, en los próximos cuatro años, con el rectorado del doctor Víctor Antonio Corrales Burgueño se superen estos lastres y se establezcan sólidos lazos de intercambio en el ámbito nacional e internacional, en las diversas áreas académicas en pro de los estudiantes y docentes de la Universidad Autónoma de Sinaloa.
Esperamos que en el transcurso de los primeros meses del rectorado de Antonio Burgueño todas las dudas que muchos universitarios y la sociedad anidan sean despejadas, y que se cumplan las expectativas de amplios sectores de estudiantes y académicos, que se han forjado nuevas esperanzas con su arribo a la rectoría de nuestra centenaria casa de estudios.
Dejémonos de slogans y frasecitas. Que la nueva etapa abierta en la UAS, la querida institución de los sinaloenses, vaya tal como lo dice su hermoso lema original: Sursum Versus, hacia la cúspide.
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