|
"Reflexiones"

"Honor a quién honor merece"

""
07/11/2009 00:00

    Héctor Tomás Jiménez

    Una de las virtudes humanas que definen mejor al hombre en la extensión de la palabra, es su congruencia, la que de manera implícita tiene una serie de virtudes que la soportan como son la verticalidad, la honestidad y la sabiduría, pues al fin y al cabo, es congruente quién tiene la sabiduría para serlo, la verticalidad para conservarla y la honestidad para defenderla.
    Así era Carlos Calderón Ojeda, médico homeópata que entregó los últimos años de su vida a difundir la medicina homeopática con honestidad, congruencia y verticalidad, y que en esa tarea a favor de muchas personas que fuimos sus pacientes, nos ayudó a entender las bondades de la homeopatía como la medicina que realmente procura resolver los problemas de salud de los individuos de manera integral, entendiendo que los síntomas, son sólo eso, síntomas de un problema emocional que se somatiza y causa las enfermedades que son tratadas mayormente con fármacos que originan reacciones secundarias.
    En el ámbito de la salud, debemos reconocer que los síntomas como son altas temperaturas, inflamación de órganos, dolores corporales entre otros, son solo la manifestación física de un problema mayor somatizado en el organismo, problema que tiene su origen en actitudes, conductas y comportamientos del hombre, y éstas a su vez, en problemas anidados en el alma del individuo, que requieren ser tratados para curar realmente el problema a través de un análisis integral de cómo vive, piensa y actúa el individuo en todos los ámbitos de su vida, el corporal, el emocional y el espiritual.
    Por lo anterior, parafraseando a Carlos en alguna de las convivencias puedo decir que el pensaba que: "La medicina alópata alivia, la medicina homeópata cura, en tanto que solo Dios sana las enfermedades del hombre".
    Lo anterior puede resumirse de la siguiente manera: Si la enfermedad tiene causa mecánica, como por ejemplo una hernia, cálculos, o una fractura, la solución es obviamente de tipo mecánico, por lo que debe recurrirse a la cirugía con un médico especialista en ese campo de la medicina alópata, pero si la base de la enfermedad tuviera causa química dentro del organismo, seguramente el tratamiento debería ser la indicación de medicamentos con actividad química, donde la alopatía tiene recursos específicos.
    Sin embargo, considerando que toda dolencia humana tiene realmente su fundamento en un desequilibrio de su base energética, el tratamiento racional debe tener orientación análoga, es decir con métodos que demuestren una comprobada actividad biológica que influya previsiblemente sobre la energía vital del individuo que sufre las alteraciones físicas.
    Esto es lo que Carlos enseñaba a sus pacientes, aprender a ver la vida con armonía, con espiritualidad plena y dentro del contexto de amor como manifestación sublime de las emociones, por lo que decía de manera alegórica que: "Arreglando el Gobierno central, se solucionan los problemas de los estados", lo que en términos simples y llanos significa que hay que primero ir al centro del individuo, a sus pensamientos, a sus actitudes y a su visión de la vida, y automáticamente el cuerpo, en todos sus sistemas orgánicos, estará curado.
    Así se le recuerda, con congruencia, con honestidad, sabiduría y verticalidad, y así, de esta manera, el Colegio de Médicos Homeópatas de Culiacán, su familia que conservan por que han heredado sus talentos médicos y la Universidad de San Miguel, le rendirán un homenaje como un tributo a su memoria, celebrando la toma de protesta de la nueva mesa directiva encabezada por sus hijos Juan Carlos y José Carlos, como presidente y secretario, en el mismo orden; con el soporte y la sabiduría de viejos amigos del Dr. Carlos Calderón, como son el Dr. Flavio Medina Gutiérrez, y la Dra. Aurora Cabrera Beltrán, como Vicepresidente y tesorero respectivamente.
    El evento está programado para el viernes 6 de Noviembre (ayer) en punto de las 20:00 horas, en el Auditorio de la Universidad de San Miguel.
    Complementando el reconocimiento, la Universidad de San Miguel, junto con su familia, develará una placa en su honor, con su nombre en lo que era el Salón de usos múltiples, que a partir de hoy, llevará el nombre de: "Aula Magna, Dr. Carlos Calderón Ojeda".
    Todos los hombres que se distinguen en vida por ser ejemplares a favor de sus semejantes, merecen ser honrados, y CARLOS CALDERÓN, así con mayúsculas, bien merece este reconocimiento por su tenacidad en una ejemplar labor educativa a favor de la homeopatía, sueño que en lo personal en compañía de sus hijos y la Escuela de Postgrado de Homeopatía de México, hemos hecho nuestro honrando su memoria y gestionando la apertura de la Maestría en Ciencias Homeopáticas en fecha próxima. Honor pues, a quién honor merece. JM Desde la Universidad de San Miguel.

    Udesmrector@gmail.com