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"Crisol político"

"Hoy que el Presidente tiene en la mano los argumentos y los números para poder decir, después de 4 años muy difíciles, tenemos por fin la esperanza de que vamos a crecer, la oposición quiere que el mensaje sea exactamente a la inversa"

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27/08/2004 00:00

    NETZAHUALCÓYOTLCEBALLOS / BELIZARIO REYES / SHEILA ARIAS

    Escenario previo al Cuarto Informe de Gobierno de Vicente Fox Se han suscitado una serie de acontecimientos que nos hablan acerca de cómo va resultando cada vez más complicado el escenario electoral del presente año; y al mismo tiempo, como éste se engancha con la sucesión de 2006. Por otra parte, tiene una perspectiva mediata, que es el impacto en el cuarto informe presidencial, que según los grupos políticos que presionan en este momento al Gobierno de Fox, tendría que hacer una autocrítica de las relaciones internacionales de México y sus problemas con Cuba y Venezuela; una relación del proyecto de modificación del IMSS (con los efectos que esto supone); tendría que hacer una autocrítica feroz por el fracaso de los atletas mexicanos en las olimpiadas de Atenas Es decir, hoy presionan para que el Cuarto Informe de Gobierno sea un texto cuyo contenido pueda decir en pocas palabras somos unos inútiles, hemos sido un fracaso, y por lo tanto merecemos la condenación de toda la comunidad. Curiosamente, en el momento en el que los datos económicos por primera vez presentan números que pueden ser alentadores. Sin que en manera alguna esto significara pensar que hemos resuelto la problemática económica, lo que sí se puede afirmar ahora es que el índice de crecimiento de la economía mexicana en este año supera el del año anterior. Ahora comenzamos a acercarnos al 5 por ciento de crecimiento (4.8) se dice que podríamos aumentar un poco más. Si este índice de crecimiento permanece para el año próximo en forma constante, los resultados de la economía comenzarán a acusar los efectos. En este momento tenemos los primeros indicadores que desde luego, son descalificados por los partidos de oposición, acusando al Presidente de vivir en Foxilandia y de no reconocer la gravedad de la situación económica del país. Hoy que el Presidente tiene en la mano los argumentos y los números para poder decir, después de 4 años muy difíciles, tenemos por fin la esperanza de que vamos a crecer; la oposición quiere que el mensaje sea exactamente a la inversa, lo que tiene su lógica electoral. Si el Presidente convence a la sociedad mexicana de que, a pesar de todos los problemas, errores y dificultades con los que se ha tropezado la economía (un indicador que hace que muchos estén dispuestos a abandonar la democracia a cambio de que se resuelva la situación en este rubro) empieza a dar signos de recuperación, en la misma proporción se recuperará la confianza y la credibilidad en el régimen de Fox, que es exactamente lo que la oposición quiere dejar liquidado a partir de este Cuarto Informe de Gobierno. Toda la gigantesca campaña que particularmente en las revistas políticas especializadas podemos leer semana a semana, en el sentido de que este Gobierno ya se acabó, que ya no tiene nada más que hacer, que lo mejor que podría ocurrir es que se fuera, todo ese discurso se ve cuestionado si de repente los indicadores de la economía apuntan en otro sentido, porque eso automáticamente desvestiría la maniobra de la oposición y dejaría mejor posicionado al Presidente y a su partido para la sucesión de 2006. Este es uno de los puntos importantes que me parece está en juego en el momento actual: las presiones populares, las declaraciones populistas, las descalificaciones de la acción gubernamental, que van y vienen en todos los sentidos; en el fondo no son más que el insistente reclamo de los grupos opositores por impedir que la sociedad mexicana sea capaz de hacer una evaluación objetiva, capaz de ver los errores y los aciertos, así como el proyecto del Presidente, con toda la oposición del PRI, PRD y Verde Ecologista, que no han querido avalar la propuesta que Vicente Fox ha manejado. A pesar de todo esto, si el país comienza a crecer, significa que las medidas implementadas son correctas. Como consecuencia, la sociedad podría darle un segundo aval al régimen que está hoy en el poder lo que, pienso, causará úlceras mentales a quienes están pensando que el régimen está liquidado. En uno de los últimos números del análisis de la Carpeta Púrpura, Yuri Serbolov, quien había mantenido una tónica de crítica negativa respecto del régimen, señala que México necesita darle poder al Presidente y a la sociedad. Dice que si se le da poder al Presidente y a la sociedad, entonces es posible que comiencen a producirse cambios que pueden resultar positivos. Señala Serbolov: Los países que se han desarrollado han contado con tres requisitos o características fundamentales: 1) Un Gobierno fuerte, incapaz de someterse al chantaje de los grupos de presión. 2) Leyes claras, estables, iguales para todos. Aquí pone un paréntesis: El Quijote de la Mancha, cuando le daba consejos a Sancho Panza para ser el Gobernador de la ínsula de Barataria, le decía: Leyes pocas, y que se cumplan. Es una verdad de Perogrullo, pero nadie parece haber entendido. En México estamos en el caso contrario: exceso de leyes y ninguna de ellas se cumple. Aquí podríamos llegar al ridículo de promulgar una ley que obligue al cumplimiento de las leyes, que sería igualmente ignorada como las demás. Continúa Serbolov: 3) No subsidiar la ineficiencia sino la eficiencia. En México cobramos uno de los impuestos más absurdos del mundo, el 2 por ciento sobre nóminas; es decir, cobramos impuestos por crear empleos y en cambio toleramos una economía subterránea e ilegal. Habría, por el contrario, que subsidiar la creación de empleos en vez de estar dando subsidios a 25 millones de mexicanos simplemente por ser ineficientes. Viniendo de Yuri Serbolov, creo que el argumento es interesante porque como he dicho, llevaba ya una larga temporada en la que parecía que el pesimismo era la única alternativa. Él considera que es necesario darle al Presidente un mayor respaldo, darle a la sociedad la oportunidad de explicarse y todo esto, va a afectar a los partidos. Dice que la solución es quitarle poder a los partidos, a los legisladores, los gobernadores y dar ese poder al Presidente y a la sociedad. Señala el caso de Jorge Castañeda, que está peleando ante el Poder Judicial su derecho a ser candidato a la Presidencia, sin partido. La agrupación Constitución y república está peleando el derecho de votar y ser votado que le otorga la Constitución a cada ciudadano. La Asociación Nacionalista Mexicana está demandando que se amplíen los requisitos para ser funcionario; por ejemplo, que los aspirantes a gobernadores y alcaldes acrediten un curso de Administración Pública y los legisladores, cuando menos, un curso sobre leyes. Luis Susarrey, presidente de esta asociación advirtió: Estamos conscientes de que para ocupar un cargo de elección popular no basta saber leer y escribir y tener un modo honesto de vivir, como lo manifiestan actualmente nuestras leyes; estos son requisitos razonables, sin embargo, a los encargados de la representación se les debe exigir algo más en el terreno de la preparación. Estamos oyendo que hay propuestas. Como en muchas cosas, podemos estar de acuerdo o no pero es interesante cuando comienza a buscarse una salida a los problemas que existen. Me parece mucho más rica y valiosa una postura así, porque a fin de cuentas hace que uno piense. El libro de John Dunn, La agonía del pensamiento político occidental me ha hecho pensar muchas cosas, aun cuando no comparto la mayoría de sus criterios. Precisamente cuando nos encontramos con argumentaciones razonadas, con soporte, y nos damos cuenta que las ideas de quien está enfrente no podemos desecharlas sin cometer una equivocación; tenemos que analizar por qué no estamos de acuerdo o por qué tal o cual idea la veríamos matizada de una u otra forma; esto ya enriquece a las personas. Nos hace falta, leer libros peligrosos, en el sentido de que nos hagan pensar. Obras en las que vayamos descubriendo propuestas interesantes y valiosas; aunque también textos en los que encontraremos criterios con los que discrepemos pero al mismo, tiempo, nos vayan forzando a pensar una propuesta alternativa. Necesitamos esto mucho más que la descalificación, la confrontación y los ataques que los políticos manejan. Ahora comienza a generarse una discusión sobre un tema que Serbolov maneja en su artículo: ¿por qué decir no a los candidatos sin partido? Uno de los riesgos es Hugo Chávez. Pero curiosamente, el ejemplo que apunta Serbolov, en el sentido de que un candidato sin partido nos llevaría a Hitler, yo me permitiría corregirlo y decirle que revise la historia de este líder, pues llegó al poder por un partido, el Partido Obrero Nacional Socialista, al margen de que los integrantes de este organismo se hubieran cansado de declarar que si ellos llegaban al poder, acabarían con la vida democrática; lo mismo que hacían los integrantes del Partido Comunista. Me ha llamado la atención escuchar en diversos ambientes (empresariales, académicos y otros más) si no deberíamos intentar una vía diferente a los partidos, una vez que hemos podido comprobar que todos ellos están involucrados en una serie de conflictos internos, de limitaciones, de falta de visión y perspectiva; pretenden cerrarse a lo que la sociedad civil está reclamando.