"Informática"

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10/05/2006 00:00

    Geovanni Osuna

    Amable lector, lectora amiga, si mal no cuento, esta es la tercera vez que intervengo desde aquí sobre la Facultad de Informática Culiacán, plantel ejemplar de la UAS que, desde algunos meses, la terquedad de los poderes fácticos de la propia Universidad, lamentablemente con epicentro en Rectoría, se obstinan en distraer su ambiente de trabajo y superación.
    A propósito, la buena opinión que una mayoría de sus estudiantes y maestros ha manifestado hacia los comentarios aquí vertidos soy el primero en agradecer diciéndoles que lo realmente importantes son sus gestos de dignidad manifestados en defensa de su espacio escolar una y otra vez.
    El domingo último los maestros lo denuncian en carta a la redacción aquí en Noroeste, por lo que basta tomar textual la palabra de los propios alumnos y maestros de Informática Culiacán: luego del hecho bochornoso consistente en que el Consejo de la UAS nombró como director a alguien que en su vida había dado clases, lo que provocó que se interpusiera querella ante el Tribunal Universitario, mismo que, el 7 de marzo, resolvió ordenar la "Suspensión provisional del acuerdo del H. Consejo Universitario, de fecha 23 de febrero en virtud del cual se nombra como Director de la Facultad de Informática al C. Roberto Bernal Guadiana".
    Dicho acuerdo fue notificada a Rectoría y al mismo Bernal Guadiana el 8 de marzo, sin embargo se concretó un grave desacato pues Bernal Guadiana, según es sabido continúa como si nada despachando como director, sin darse por enterado de que existe un acuerdo nadamenos que del Tribunal Universitario suspendiéndolo en sus funciones.
    Entiendo, como cualquiera, que el desacato al Tribunal universitario puede llevar a esa Facultad a una situación sobremanera caótica, toda vez que resultarían legalmente nulos todos los actos realizados por el director Bernal Guadiana a partir del 8 de marzo.
    Permítanme subrayar que resulta aberrante este otro hecho evidente: que ni el ex director (ya no lo es legalmente) ni el Rector atiendan al Tribunal Universitario, lo que por lo demás manifiesta prepotencia e ignorancia supina de la normatividad universitaria vigente.
    Pregunto y me pregunto con la comunidad de Informática: ¿para qué, entonces, una nueva Ley Orgánica si la actual es objeto de atropello y burla sistemáticamente? ¿Cómo cree que se puede construir una nueva cultura apegada al cumplimiento consciente y responsable de la norma haciendo pedazos el respeto a la Ley Orgánica vigente?
    El problema suscitado en Informática Culiacán, me parece, ilustra mucho y obliga a preguntarse hasta dónde el Rector pretende llegar en el afán de sostener a un director adicto, no obstante el rechazo de la abrumadora mayoría de la comunidad estudiantil y docente. No le dejan a esa comunidad académica más alternativa que manifestarse aún con más energía ante la insolencia.
    El problema de Facultad de Informática existe desde agosto del año pasado y aparentemente tendría una muy sencilla solución: respetar la voluntad de los miembros de esa escuela en el nombramiento de su director y, desde luego, observar la Ley Orgánica.
    Pero, mientras se trate de imponer su dirección y más aún no se respeten mandatos como el del Tribunal universitario el problema de esa Facultad puede desbordarse de manera impredecible.
    Lo hemos repetido en reiteradas ocasiones en este espacio: la UAS está urgida de reformas en los asuntos realmente importantes y trascendentales, para resolver los diversos asuntos de fondo que enfrenta la institución rosalina, como son los de: gobierno, organización académica, ordenamiento administrativo, difusión y extensión de la cultura, vinculación y extensión de la cultura, vinculación con los organismos sociales y empresariales, finanzas, relaciones con los gobiernos federal y estatal, política de admisión de nuevos estudiantes, jubilación de sus trabajadores académicos y administrativos, descentralización y autonomía de las zonas académicas.
    Si no es así, ningún sentido tendrá reformar la Ley Orgánica mientras sus miembros, comenzando por sus directivos, no practiquen la legalidad en su comportamiento diario.
    Una vez más, en Informática Culiacán la UAS tiene a su mejor ejemplo: desplegar todas sus potencialidades; o empantanarse en los mezquinos intereses creados y de control político.