"¿Invasión pacífica?"
Parte del surrealismo nacional
Si seguimos la lógica imperante en México estos días, sería posible que invadiésemos Guatemala y en caso de respuesta bélica del gobierno de ese país, le reclamásemos que somos víctimas de una represión que viola los derechos humanos. Es serio y sencillo de demostrar.
Un grupo de ciudadanos, el que sea, invade una calle y la ocupa impidiendo que por ella se circule como antes. Los automóviles ya no pueden pasar. La invasión se hizo sin que mediaran golpes, ni conflictos físicos. Simplemente se plantó el grupo en cuestión, dentro de una propiedad pública, impidiendo el tránsito de terceros. Quien realiza el bloqueo afirma que se trata de una medida pacífica.
Y esa expresión la repiten medios y columnistas: "el grupo X bloquea la calle Y de manera pacífica". En esta lógica al revés, por tanto, la aplicación de la ley se vuelve una acción violenta de represión porque se hace a gente que ha invadido una calle de manera pacífica, según ellos. El asunto es surreal, dadaísta, o como usted lo quiera calificar, quizá digno de Kafka mezclado con Alicia en el País de las Maravillas.
Porque resulta que es pacífico quien invade una propiedad pública e impide la circulación de personas y sus bienes. Este invasor resulta aún más pacífico que quien no invade la vía pública, ni la bloquea. Y el violento, en este malabar intelectual, resultaría ser la autoridad que debe retirar a los invasores.
Esta confusión se debe a una primitiva e infantil definición de violencia. Digo infantil porque se cree que la violencia es sólo la existencia de golpes y lastimados, de sangre y heridos. Creyendo esto, es obvio que todo puede hacerse si no hay eso, golpes. Consecuentemente, usted y yo podríamos hacer lo que se nos pegue la gana, mientras no golpeemos a otros... como bloquear calles, impedir la entrada a edificios y similares. Y todos dirán que nuestras acciones son pacíficas.
Lo dirán con convencimiento y seguridad, lo repetirán los medios y los comentaristas, hasta que esta falsedad acabe por ser creída: las invasiones de propiedades son pacíficas si en ellas no hay golpes. Y así se da permiso a quien lo quiere hacer de realizar invasiones y bloqueos, porque ellas son pacíficas y si la autoridad lo trata de impedir, entonces la autoridad es la represiva y violenta.
La realidad es que se trata de una invasión de una propiedad pública que realizada, con o sin golpes, es indebida y trastorna el uso original que tiene para todos, ahora en beneficio de unos pocos. El orden presupuesto se ha violentado, transgrediéndose una disposición y una expectativa de todos. La manera cómo se realizó es lo de menos: con o sin golpes, con o sin heridos, se trata de una acción que agrede al resto. Es una agresión independiente de la forma de realización.
Esto es lo que, por lo que veo, no se alcanza a comprender en este país. Tanto que he escuchado a gobernantes y periodistas hablar de que quienes protestan bloqueando una calle o impidiendo la entrada de presidente a la cámara de diputados, "están en su derecho". La verdad es que no lo están. No se tiene derecho a impedir el derecho de los demás alegando derechos propios. Mis derechos no cancelan los de terceros.
Por más que se usen palabras bonitas, una invasión es eso, una invasión y ella es agresiva y lastima el orden al que todos tienen derecho. Pero, sucede que, en una lógica surrealista, se llega a creer lo opuesto. El problema es que creer eso tiene una consecuencia seria y muy desafortunada: impide restablecer el orden. Si la invasión es "pacífica", el orden devuelto resulta "represión".
Y así, aplicar la ley se cree que es algo indebido y reprobable, lo que a su vez siembra lo natural: sucesos como los de Oaxaca, los de la Ciudad de México, los de la Cámara de Diputados, los de la marcha de los machetes. La naturaleza, se ha dicho, aborrece los vacíos y el vacío de la ley es llenado por el desorden. En buena parte por partir de una premisa falsa.
La lógica es tan aberrante que llega a invertirse la realidad y la protección dada a un edificio público es considerada indebida y represiva. Que esto lo crea el PRD rabioso no sorprende, pero que eso mismo sea considerado natural por buena cantidad de ciudadanos, es algo que desconsuela.
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