"José Luis Barraza González presidirá el consejo de administración de la principal aerolínea mexicana"
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Barraza: de la tierra al cielo
Miguel Ángel Granados Chapa
Exitoso empresario inmobiliario en Chihuahua, en el último lustro José Luis Barraza González, ingeniero mecánico administrador egresado del Tecnológico de Monterrey, se proyectó a la esfera de los grandes negocios de corte nacional e internacional a partir de sus cargos de representación empresarial.
Ahora, sin contacto previo con la industria, salvo como viajero frecuente, presidirá el consejo de administración de la principal aerolínea mexicana. Ha pasado, pues, de la tierra al cielo.
En la capital de su estado natal y en Delicias, Barraza encabeza las empresas Proyectos inmobiliarios impulso, Óptima, Administradora de servicios Óptima, Realiza y asociados e Inmobiliaria Realiza.
Además de construirlas, participa en la propiedad y administración de algunas de sus obras, como Plaza Hollywood, Plaza La sierra, edificio Vértice de oficinas empresariales, clínica Cumbres, etc.
Activo participante en las organizaciones empresariales de Chihuahua, saltó al escenario nacional en 2003, cuando fue elegido presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana, el activo sindicato de empleadores.
Por su desempeño allí, en abril de 2004 pasó a presidir el Consejo Coordinador Empresarial. En ese papel, tomó parte activa en la contienda electoral del año pasado.
Del 17 al 28 de junio el CCE realizó una insistente campaña de prevención contra Andrés Manuel López Obrador, a través de dos spots. El primero se difundió 116 veces y el segundo 158 veces, a través de los canales 2, 4, 5 y 9 de Televisa, a un costo de 136 millones de pesos.
El tema de los mensajes era semejante al que difundía el PAN por consejo de Dick Morris, el experto en guerra sucia propagandística: habría una crisis económica y en el empleo si triunfaba la opción populista.
El consejo general de IFE, pese a la prohibición expresa en la ley, fue incapaz de frenar esa campaña. A su turno, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación admitió que la participación del CCE era ilegal pero rehusó sacar la consecuencia de esa declaración. Dijo en su fallo final la sala Superior del Tribunal:
"El Consejo Coordinador Empresarial es un sujeto normativo o destinatario de la prohibición establecida en el artículo 48, párrafo 13, del código electoral federal.
"Por consiguiente, al haber quedado demostrado, primero, el hecho de haberse difundido en radio y televisión dos promocionales a favor de dos fuerzas políticas (Partido Revolucionario Institucional y Partido Acción Nacional) y en contra de otra (la Coalición Por el Bien de Todos ) y de su candidato presidencial; y segundo, al haber quedado demostrado que el Consejo Coordinador Empresarial contrató tales promocionales, al haberlos difundido tales hechos se subsumen en lo dispuesto por el artículo 48, párrafos 1 y 13 del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, y por lo tanto se actualiza una violación a las invocadas normas, esto es una violación a lo dispuesto en normas de orden público y de observancia general en el territorio nacional..."
Y sin embargo de esa contundente afirmación, los magistrados electorales negaron eficacia jurídica a esa conducta.
Más todavía, si bien aclararon que ello no implicaba "en modo alguno atenuar el actuar indebido del Consejo Coordinador Empresarial, según ha quedado establecido", razonaron que los partidos que apoyaron a López Obrador pudieron contrarrestar los efectos de esa campaña, pues su coalición "estuvo en aptitud, tanto jurídica como material, de incrementar su presencia durante la campaña electoral".
Si no lo hicieron allá ellos, pareció concluir la sala superior del Tribunal en esta suerte no de resolución jurídica sino de tardío consejo en técnicas de mercado.
El CCE de Barraza, exonerado así de su infracción a la ley, ganó el reconocimiento de las buenas conciencias. En abril, el propio beneficiario principal de su acción ilegal, elogió la conducta del dirigente empresarial, en aplicación de su tesis de que el triunfo ha de conseguirse "haiga o no haiga" condiciones éticas para obtenerlo. El exitoso lance electoral situó a Barraza, asimismo, en un nuevo espacio para sus negocios.
Sin trayectoria específica en la gestión de recursos ajenos, sin conocimiento de la industria aeronáutica, quedó a la cabeza de un consorcio formado por Banamex y un grupo de empresarios para la compra de Aeroméxico, cuya venta era inminente después de concretada en diciembre la de Mexicana.
Esas dos líneas aéreas han sido muy costosas para los contribuyentes. Aeroméxico fue una empresa estatal a partir de julio de 1959, hasta que fue declarada en quiebra en 1988, a efecto de privatizarla.
Las dos aerolíneas fueron vendidas a un grupo de empresarios que constituyeron Cintra, una controladora a cuya cabeza figuraron en distintas épocas Gerardo de Prevoisin, que fue acusado por delitos patrimoniales y estuvo prófugo largo tiempo (periodo en que confesó haber entregado a la campaña de Ernesto Zedillo 8 millones de dólares), y Ernesto Martens, que sería Secretario de Energía de Vicente Fox, y a quien reemplazaría Calderón.
La pésima gestión de Cintra, y las maniobras de banqueros para otorgarse créditos cruzados, llevaron a ese consorcio al Fobaproa, el siniestro mecanismo para hacer que los ciudadanos honestos paguen los trastupijes de empresarios pillos.
Por eso el Instituto de Protección al Ahorro Bancario resultó tenedor del 45. 37 por ciento del capital social de Aeroméxico.
Quizá esa experiencia, repetida en otros campos de la economía como la industria azucarera pero no sólo allí, explica el interés por la compra de las aerolíneas: son un pésimo negocio y padecen adeudos cuantiosísimos, pero se sabe que en caso de mala gestión por algún método el Estado se hará cargo de las pérdidas, después de que se haya disfrutado ya de las eventuales ganancias.
La variopinta integración del grupo encabezado por Barraza revela que sus contactos como líder de la Coparmex y del CCE le fueron provechosos para el nuevo rumbo de su actividad personal.
Forman la lista de adquirientes de Aeroméxico, además de Banamex, dos accionistas en gran escala del grupo Modelo: Marís Asunción Aramburuzavala y Valentín Diez Morodo; Fernando Canales Clariond, ex Gobernador de Nuevo León y dos veces Secretario de Estado, con liquidez tras haberse deshecho de Immsa; Henry Bremont Pelat, de Liverpool; Juan Francisco Beckman Vida, de Cuervo; Ricardo Martín Bringas, de Soriana; Eugenio Garza Herrera, de Xignus; Antonio Cosío Pando, de Las brisas; Agustín Franco Macías, de Grupo Infra; Tomás Milmo, de Axtel; Eduardo Tricio Haro, de Lala; Francisco Medina Chávez, de Fama, y Maximino Salazar Nava, de Desarrollo ganadero.
Banamex, que contará con el 49 por ciento de las acciones del grupo comprador, además del importe de esa porción del capital, aportará dentro de los próximos 90 días 240 millones de dólares de capital fresco para mejorar la situación de la empresa.
Esa participación de un banco propiedad de Citigroup, un grupo extranjero con sede en Nueva York, podría plantear algún problema, por violación a la ley de inversión extranjera que la permite sólo hasta el 25 por ciento en el servicio aeronáutico. Pero tal circunstancia podría ser alegada por los postores que fueron derrotados en la licitación.
Mas el único que verdaderamente lo fue, pues Mexicana quedó inhibida por una decisión así fuera provisional de la Comisión federal de competencia económica, el grupo Saba, no quiere meterse en problemas a pesar de que podría imputar al IPAB decisiones que le hicieron perder la compra.
En efecto, el Fobaproa de hoy estableció como límite para la presentación de ofertas las 12 horas del martes 16. En ese momento la postura de Saba fue declarada la mayor, pero 53 segundos después de las doce quedó admitida otra del grupo de las dos Bes (Barraza y Banamex), que superaba a aquella, y además se extendió el plazo de vencimiento a las 16 horas del día siguiente.
A las 15.59.33 las dos Bes presentaron su oferta final: 2.71 pesos por acción. A las 16.02 la familia Saba la superó, al ofrecer 2.72 pesos. Pero el IPAB la consideró extemporánea (a diferencia de cómo había obrado 28 horas antes) y declaró ganador a Barraza y asociados, que también adquirieron 10.16 de las acciones, que tenía Hacienda y 6.47 de Nacional Financiera.
El pasado presente._ El 19 de octubre de 1987 se produjo el lunes negro, la primera crisis bursátil global. El daño empezó con la estrepitosa caída de la bolsa de Nueva York, que en una sola jornada se derrumbó 22.6 por ciento.
En México el estremecimiento pareció menor, pues se quedó en una pérdida de 16.5 por ciento, pero al día siguiente se le agregó una nueva caída del 13. 5 por ciento. Y el 21 de octubre, hace exactamente 20 años, la tendencia a la baja se volvió imparable.
Miles de personas, pequeños inversionistas que habían sido desaforadamente alentados a poner su dinero en el mercado bursátil, de la noche a la mañana perdieron su capital, que habían formado liquidando su patrimonio, las más de las veces hecho a través de generaciones.
En la contraparte, los autores de la caída, pues tuvo responsables que al mismo tiempo fueron beneficiarios, se enriquecieron en apariencia sin haber delinquido sino "sólo" practicado un engaño descomunal.
La crisis tuvo un entorno político singular. Tres semanas atrás se había producido el destapamiento del Secretario de Programación Carlos Salinas de Gortari como candidato del PRI a la Presidencia de la República.
A diferencia de lo que había ocurrido en sexenios anteriores, la decisión del Ejecutivo saliente no fue admitida sin reacciones. Aunque resultó fruto de malos entendidos, de equívocos que hablaban de la tensión prevaleciente en torno a Los Pinos, se esbozó una designación de candidato distinta de la que había resuelto Miguel de la Madrid.
De su entorno más cercano surgió la versión de que el indicado era Sergio García Ramírez, Procurador de la República. Gracias a que él mismo conservó una calma todavía más acentuada de la que lo caracteriza, la confusión en que había participado aun "el hermano que De la Madrid nunca tuvo", Alfredo del Mazo pudo diluirse.
Pero no se esfumaron los fantasmas de la división del partido oficial, que no carecían de sustancia. En ese octubre se condensaron las decisiones que llevaron a Cuauhtémoc Cárdenas a no sólo ser candidato presidencial al margen del partido que lo había hecho Senador y Gobernador, sino a poner en jaque al sistema.
Casi de inmediato, apenas unas semanas después del derrumbe bursátil, el reportero de Proceso Juan Antonio Zúñiga dio a la prensa un breve volumen titulado "El cuentazo de la bolsa", donde describió y analizó las circunstancias que produjo el crack que ahondó la crisis que México vivía desde cinco años atrás, agudizada por la voracidad de los dueños del mercado de valores.
Dijo Zúñiga en su obra, aparecida en diciembre siguiente:
"El histórico hundimiento de la Bolsa Mexicana de Valores, en 1987, sólo tuvo un origen: la loca elevación, la exagerada engorda a que antes se la sometió. Se trata de una doble maniobra especulativa diseñada por unos cuantos... a fin de apropiarse de los capitales de muchos miles.
"Tratemos de analizar, uno a uno, los pormenores de este ´fraude legalizado´. Los mismos especuladores se treparon después a la tabla de salvación del dólar y provocaron el hundimiento del peso. Pero esa es otra historia.
"Quiebra, derrumbe, terremoto, desastre, crack, pum, chin, caída o descarrilamiento, se le puede llamar de cualquier manera al más reciente drama de la Bolsa Mexicana de Valores.
"Pero que no se quiera engañar a millones de personas pensantes haciéndonos creer que todo fue sicológico, casual, inesperado, producto de factores externos, nerviosismo por cambios en la política nacional: culpa de inexpertos, bisoños, desesperados minicapitalistas que desordenaron el mercado bursátil ante la inocente y resignada mirada de las pobrecitas casas de bolsa, del complaciente pero sufrido gobierno, y de los intermediarios que sólo acataban órdenes de esos ignorantes y empavorecidos inversionistas de última hora, los advenedizos.Los nacos bursátiles, pues.
"En sólo 21 días de octubre, la Bolsa de Valores ´perdió´ 35 billones de dólares. Se dice fácil: esos 35 millones de millones de pesos eran el doble de lo que para México representa el pago de intereses de la abultadísima deuda externa: eran tres veces toda la exportación de petróleo de 1987.
"Era el total de las ventas de productos mexicanos al extranjero durante 12 meses y más de la cuarta parte del valor de la producción en el país..."
"Las comillas son intencionales. La Bolsa no ´pierde´ en abstracto. El dinero con que se compró cada acción, cada operación de compraventa, existía y existe. No se evaporó, no se esfumó en la nada.
"Es decir, algunos, muy pocos, ganaron lo que el resto, decenas de miles, perdió. Los billones allí están, como la puerta de Alcalá.
"En este libro vamos a dar algunas pistas, muy concretas, de dónde quedó la bolita, de quién se embolsó las subidas de la bolsa. Porque alguien vendió en la cresta de la ola especulativa, cuando las ganancias acumuladas en nueve meses eran de 650 por ciento, o más".