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"México al revés"

"La astrología"

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28/10/2006 00:00

    JANNETH ALDECOA/ JOSÉ ALFREDO BELTRÁN

    El hombre, desde que es huésped de este planeta tierra, siempre se ha preocupado por su futuro y su destino. Así dio origen a la astrología, y está a la vez, a pitonisos, a chamanes, a brujos, a sacerdotes y adivinos que cada uno por su lado trabajó en determinada dirección, buscando dar respuestas a las incógnitas que los seres humanos les presentaban, valiéndose de la astrología, la quiromancia, las cuales abarcan una serie de disciplinas, como la cristalmancia, la onomancia, la distolomancia, la demonomancia, la esclamancia y la espodomancia. Cada uno con distintos sistemas adivinatorios.
    Entonces, la astrología es un conjunto de creencias que pretende conocer y predecir el destino de los hombres, y con ese conocimiento pronosticar los sucesos futuros. Supone llegar a ese conocimiento mediante la observación de la posición y el movimiento de los astros. Las personas dedicadas a la astrología y los astrólogos sostienen que las posiciones de ciertos cuerpos celestes ejercen influencia o tienen correlación con los rasgos de la personalidad de la gente, los sucesos importantes de sus vidas, e incluso en sus características físicas.
    En la antigüedad, la astrología (pretensión de adivinar el futuro por medio de la observación celeste) concurría con la astronomía (estudio científico de los ciclos), pero a medida que la humanidad ha avanzado en conocimientos y ha entendido mejor la propia realidad, la astrología ha quedado relegada (al igual que la alquimia), como una reminiscencia, como lo sería el oráculo de Delfos o la adoración de los dioses egipcios.
    Sin menoscabar la importancia histórica que la astrología ha tenido en la historia del hombre, hoy en día se considera una corriente espiritual o mística (o también mero pasatiempo para la sección de horóscopo de los periódicos y revistas de sociales).
    Para una remembranza mejor de la astrología, recojámosla en la historia, en la antigüedad, en la edad media, en el renacimiento y en la edad moderna. De la astrología occidental, tenemos los signos del zodiaco, el mapa astrológico, la eclíptica y la procesión de los equinoccios. La astrología, por sus variantes bien podemos dividirla en astrologías no occidentales, situación actual, creencias en la astrología (estadísticas actuales y críticas).
    Y precisamente en esta última palabra quería yo ubicarme. Astrólogos, chamanes, pitonisos, adivinos, clarividentes, brujos, etc. Nunca les he creído y hoy menos. Son: merolicos o charlatanes; son pescadores de ingenuos para despojarlos de algunas monedas, como lo hacen las gitanas; a este respecto, soy escéptico, los niños fidencios nunca han existido.
    Eso sí, existen muchos que creen en la astrología y quienes practican esta creencia la usan a menudo para timar el truco de los números premiados de la lotería, de los amores imposibles y del acercamiento de las familias distantes por distintas razones.
    Hace ya tiempo, con estridencias se anunciaba aquella clarividente que se hizo llamar Zulema Maraima Gelo o algo por ese estilo. Hoy vemos en la televisión otra pléyade de adivinos, quienes visten deslumbrantes ropajes, como si el traje hiciera al Monje.
    Uno de ellos es el que se dice puertorriqueño, Walter Mercado, quien se esfuerza por usar un lenguaje dominante. De modo que los medios de comunicación son los que permiten, mediante el pago naturalmente esa explotación desmedida que hacen en contra de los incautos, a sabiendas de que ya repetidamente se ha dicho que no es una disciplina científica, ni hace uso del método científico; se considera por tanto una pseudociencia.
    La astrología en ese tono, sus afirmaciones quedaron obsoletas hace ya mucho tiempo. De hecho ya la mayoría de los astrólogos hablan de 12 signos zodiacales; es decir, las doce constelaciones, cuando realmente son 13 las constelaciones que recorre el Sol a su paso por la Elíptica, incluyendo Ofiuco.
    No está reconocido dentro del zodiaco debido a que, ya se conocía en la antigüedad cuando se formularon las reglas de la astrología, hace 3 mil años, estaba lejos de la eclíptica, pero con la procesión de los equinoccios se ha ido introduciendo entre Sagitario y Escorpio, de manera que durante la primera quincena de diciembre, el Sol transita por esa constelación.
    Aunque las pretensiones de los astrólogos pueden parecer inverosímiles a la mayoría de las personas, según el estudio Jóvenes Españoles 1999, (realizado en ese año en España por la Fundación Santa María) bajo la dirección del sociólogo Javier Elso, dice que:
    El 41 por ciento de los jóvenes españoles creía en la astrología y el horóscopo.
    El 33 por ciento confiaba en las posibilidades de predecir el futuro.
    El 29 por ciento en los sanadores espirituales y
    El 20 por ciento en que existen personas capaces de comunicarse con el más allá.
    Para mi alivio reproduzco una historia que consigna Roberto Gómez Bolaños, "Chespirito", en su agradable libro de sus memorias, titulado "Sin querer queriendo".
    Refiere "Chespirito" que una vez le pidió Gaspar Henaine, "Capulina", que lo acompañara a un establecimiento comercial de la Zona Rosa. En esa ocasión, sin embargo, el objetivo de Gaspar era la visita al dueño del establecimiento para que esté le elaborara una "carta astral".
    Ese señor tenía fama de ser un astrólogo muy avezado en esos menesteres. Pero hubo algo que "Chespirito" no esperaba: la desmesurada atención con que fijó sus ojos en el amigo de Capulina. Era una mirada, cuenta Roberto Gómez Bolaños, penetrante y escudriñadora, hasta llegar a lo más profundo de mi ser. "Chespirito", con esa mirada esculcadora, dijo ponerse nervioso.
    Pero la cosa iba en serio, el astrólogo extendió un pliego sobre su mesa de trabajo, explicándoles que se trataba de un "plano astral", en el cual se podían extraer datos suficientes como para revelar el futuro de cualquier persona, eso sí con trazos y fórmulas especiales.
    Este preguntó, prosigue "Chespirito", a Capulina la fecha y hora de su nacimiento, datos que marcó con precisión en la carta astral de Gaspar Henaine; después valiéndose de escuadras y reglas trazó líneas que unían dichos datos entre sí. Al preguntar Capulina sobre el plazo para la entrega de su documento, el astrólogo le refiere que necesitaba un buen tiempo.
    Pongan atención, le dijo el astrólogo, hace cosa de dos meses recibí la visita de una actriz de cine que estaba interesada en la elaboración de una carta astral. Al preguntarle Capulina y "Chespirito" quien era esa artista, les respondió: ¡Cállense, es una estrella de cine ampliamente conocida en el mundo! ¡A esa mujer no le quedan más de dos meses de vida!
    Pero, ¿quién es?, insistieron los dos amigos: es nada menos que María Félix; los astros no mienten recalcó el astrólogo, pero la Doña a partir de esa fecha, murió mucho tiempo después hasta completar más de 90 años. ¿Se da usted cuenta de la charlatanería?