"La caída para arriba de Vizcarra"

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04/10/2014 00:00

    Noroeste / Pedro Guevara

    Arriesgar un pronóstico del escenario político nacional para 2016 podría sonar ingenuo o pretencioso cuando observamos que en el País están brotando problemas sociales, políticos y económicos que no sabemos cómo van a evolucionar y, por lo tanto, en un cambio de curso podrían modificar tendencias de la coyuntura presente.
    Por ejemplo, los jóvenes, sobre todo los estudiantes de nivel superior, están asumiendo de manera creciente un protagonismo social y político que no se había visto en muchos años. Desde el Movimiento Estudiantil Yo soy 132, que puso en apuros la campaña electoral de Enrique Peña Nieto, hasta las luchas actuales de los estudiantes del IPN y de la Normal de Ayotzinapa, brotan signos de inconformidad política, social y educativa de un sector social muchas veces impredecible y explosivo.
    Por otro lado, campesinos e indígenas ya sea en Sonora, Sinaloa, Guanajuato o Puebla, también exhiben crecientes gestos de insatisfacción con su situación económica y con políticas gubernamentales federales y estatales.
    La violencia y la inseguridad no disminuyen de manera significativa en el territorio nacional y la información de los estrechos vínculos entre criminales, políticos, policías, e incluso empresarios, es cada vez mayor en Michoacán, Guerrero, Tamaulipas, Sinaloa, etc.
    Lo anterior y más nos dificulta imaginar que podría suceder en lo que resta del año y en los dos siguientes.
    Si vemos al País por estados, no en todos podemos asegurar que la mala percepción que tiene el gobierno de Enrique Peña Nieto entre poco más del cincuenta por ciento de los habitantes de México, va a traducirse en magros resultados electorales para su partido en 2015. En numerosos estados el capital político del PAN, PRD, PT, Verde y Alianza es tan raquítico que, a pesar de los malos resultados del PRI en la conducción de la economía y la seguridad pública, el partido que ahora es propiedad de mexiquenses e hidalguenses puede ganar, ¡para Ripley!, la mayoría de las candidaturas que se disputen ese año.
    En Sinaloa, por ejemplo, el tricolor, aun con todo y su negativa carga histórica y malas cuentas federales, es muy probable que si no obtiene carro completo estará muy cerca de conseguirlo. Aquí lo interesante será ver si ya desde ese momento Jesús Vizcarra logra meter a sus alfiles o políticos cercanos a la lista de los próximos diputados federales. Tal posibilidad tendría el doble significado de, por un lado, asestarle una derrota estrepitosa a Malova y sus candidatos en el PAN, PRD y anexas, con el agregado del dulce sabor de la venganza, y por otro, minar de muerte al Tercer Piso cuando faltarían todavía dos años de Gobierno estatal.
    Aun antes de que eso suceda, Malova ya está perdiendo poder y Vizcarra ganándolo. La clase política y la comentocracia ya ven al empresario de la carne como próximo Gobernador y a Mario López Valdés cada vez más arrinconado e ignorado.
    Para Sinaloa no es nada bueno que el Gobernador vaya en picada, porque pierde poder de gestión, aliados y apoyos, lo cual implicaría que los diputados federales y senadores, la mayoría del PRI, entraran al quite para obtener recursos cuando todavía faltan 24 largos meses de gobierno.
    Malova es ya, por lo menos en el campo simbólico del círculo rojo, es decir, el de la crítica periodística e intelectual, un Gobernador muy disminuido. El ocupante del Tercer Piso podría pensar que eso es lo de menos mientras tenga la aceptación, en la percepción que muestran las encuestas, de que las mayorías lo califican bien. Sin embargo, esta es una conclusión equivocada cuando se vive en una entidad con un círculo verde, o ciudadanía, más bien pasiva. En un contexto así, la opinión de la clase política y de la crítica periodística tiene un peso mayor.
    De igual manera, ante Los Pinos Malova es visto como un Gobernador en la periferia del poder presidencial el cual no va a gravitar significativamente en el relevo sexenal local. Más bien va a ser un espectador a pesar de que él pueda elegir a los candidatos del PAN y del PRD. El peso irrelevante de estos dos partidos en la próxima contienda los vestirá de simples comparsas de un candidato priista que se cayó para arriba hace cuatro años. Es decir, Vizcarra fue derrotado apretadamente en la pasada elección, pero en el próximo escenario tiene la pista lisa y sin tráfico para ganar prácticamente todo.
    La mala gestión de Malova y la tragicómica actuación política de azules y amarillos en los cuatro últimos años le limpió el camino a Jesús Vizcarra para concentrar todo el poder en sus manos, con todo el apoyo, además, de Atlacomulco y Los Pinos.
    Los próximos dos años veremos, entonces, si la tendencia política se mantiene como en la actualidad, a un Gobernador cada vez más agonizante y a un arrogante tricolor con un líder fáctico que atrae más y más reflectores, y a las simpatías de los principales grupos de poder del estado, incluyendo algunos panistas.