"La contundencia del ejemplo"

""
05/06/2013 00:00

    Sugey Estrada/Hugo Gómez

    "Las palabras mueven, pero el ejemplo arrastra", dice un conocido refrán, ya que la elocuencia puede seducir, pero el testimonio de los hechos convence de manera contundente y definitiva. "Dar ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás; es la única manera", enfatizó Albert Einstein.
    Se podrían elaborar los más bellos discursos y cincelar las más motivadoras expresiones, pero si no se tiene presente que el ser humano se rige por la imitación y necesita un ejemplo a seguir, sería como arar en el aire o sembrar sobre piedra.
    La palabra ejemplo significa modelo o prototipo, que es lo que todo joven siempre persigue: alguien a quién seguir, alguien que le cautive, atraiga, arrastre y convenza. "Cambiaría, si pudiera, toda mi tecnología por una tarde con Sócrates", expresó Steve Jobs en una entrevista para Newsweek, en 2001.
    Se cuenta que una vez se acercó una madre de familia a Mahatma Gandhi para hacerle una súplica. "Por favor, ¡dígale a mi hijo que no coma azúcar, porque le daña la salud!".
    Gandhi observó a la mujer y después de una breve pausa, respondió: "Traiga al niño a mi presencia dentro de 30 días".
    Cuando pasó el tiempo acordado madre e hijo visitaron a Gandhi, quien miró fijamente al niño y con dulzura le dijo: "No comas mucho azúcar porque hace daño a la salud".
    La madre quedó inmensamente agradecida, pero sintió curiosidad y le preguntó al gran sabio por qué pidió esperar tantos días, cuando podía haber dado el consejo al niño desde el primer instante. Gandhi repuso: "Hace 30 días yo estaba comiendo mucho azúcar... No puedo aconsejar bien si no sigo mis propias palabras".
    ¿Soy un ejemplo a imitar? ¿En qué sí y en qué no?

    rfonseca@noroeste.com
    @rodolfodiazf