"La envidia y el rencor, bloquean sus buenos sentimientos y les genera amargura impidiéndoles ser felices"
Héctor Tomás Jiménez
El sabor amargo de los egos
Los seres humanos somos muy sensibles a toda clase de sentimientos, ya sean éstos negativos o positivos; es decir, aquellos que reflejan resentimientos y rencores hasta el umbral del odio, o bien, los relacionados con el afecto y la comprensión como sensaciones cercanas al límite del amor.
Esta sensibilidad dual, es lo que nos permite distinguir y discernir entre quedarnos para siempre afligidos por los egos que nos destruyen, o en la virtud que nos hace ser personas dignas y generosas, lo que significa en esencia, que en nuestra conciencia está el ser y vivir felices plenamente o ser víctimas de la amargura.
He conocido a muchas personas que teniendo todo para ser inmensamente felices, pues provienen de una familia honorable, y han formado además una familia donde los hijos son ejemplo de dedicación al estudio y buenas conductas, hacen en su circunstancia todo lo contrario, mantienen una actitud de reclamo permanente ante la vida, y sobre todo, reflejan una actitud de intolerancia, pues no logran descifrar su lugar en la vida y su misión dentro del orden perfecto de la creación. La envidia y el rencor, bloquean sus buenos sentimientos y les genera amargura impidiéndoles ser felices.
Éstas son por lo general, personas que dan la impresión de que buscan a toda costa destruir todo aquello que significa para otros un poco de felicidad; sin detenerse ante nada, sin freno alguno, más sin embargo, en su corazón anidan buenos sentimientos pero no saben como manifestarlos y por lo mismo caen en el bache de la amargura. Son de alguna manera, víctimas inocentes de su propia circunstancia.
En sus relaciones interpersonales, actúan bajo un sentimiento de dolor por el bien ajeno cubriéndose con un manto de falsa bonhomía para ser aceptados en los círculos que les conviene, y cuando no lo son en la justa medida de sus expectativas, se vuelven en contra de las personas como si fuesen jueces de vidas y conciencias, levantando falsos, inventando historias, manipulando verdades a medias y tratando de aparecer como víctimas de las circunstancias.
Una característica más, es que por lo general, las personas que cultivan los egos del rencor y el resentimiento, llegan al extremo de creerse del todo autosuficientes adoptando posturas de superioridad y éxito personal y negando toda ayuda y apoyo que les ha permitido la oportunidad de cultivar su inteligencia. De hecho, son el tipo de personas que requieren más ayuda de la necesaria, pues a la larga, y debido a su patología, corren el riesgo de la soledad y el aislamiento.
Contrario sensu, hay también muchas personas que podemos encontrar en el otro extremo de la vida, aquellos que cultivan la prudencia como madre de todas las virtudes, la humildad como ejemplo franciscano, la palabra amable y la comprensión de sus semejantes, y el amor como hábito de vida. Pudiera pensarse que son los menos, pero no, son por lo general los más, pero pasan más inadvertidos por que no hacen alarde de sus virtudes, siendo ahí donde radica su mayor mérito ante Dios y los hombres.
La Madre Teresa de Calcuta conocía muy bien este aspecto dual de la naturaleza humana, por lo que en cierta ocasión, frente a una multitud de seguidores dijo: "La gente muchas veces es irrazonable, ilógica y egocéntrica; Perdónales de todas maneras. Si eres bueno, la gente te puede acusar de egoísta y de tener motivos escondidos; Sé bueno de todas maneras. Si tienes éxito, te encontrarás algunos amigos falsos y algunos verdaderos enemigos.
Ten éxito de todas maneras. Si eres honesto y franco, la gente puede engañarte. Sé honesto y franco de todas maneras. Lo que te demore años en construir, alguien lo puede destruir en un día. Construye de todas maneras. Si encuentras serenidad y felicidad, la gente puede ponerse celosa.
"Sé feliz de todas maneras. Lo bueno que hagas hoy, quizá la gente lo olvidara mañana. Haz lo bueno de todas maneras. Da al mundo lo mejor que tengas, y tal vez nunca sea suficiente. Da al mundo lo mejor que tienes de todas maneras. Verás, después de todo, que esto es entre tú y Dios, y nunca entre tú y los demás, por eso, ama de todas maneras." (Fin de la cita) JM. Desde la Universidad de San Miguel.
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