Sugey Estrada/Hugo Gómez
La Biblia, en el capítulo 6 del libro de los Proverbios, transmite este consejo: "Acércate a la hormiga, perezoso, observa su conducta y aprende. Aunque no tiene jefe, ni capataz, ni dueño, asegura su alimento en el verano y recoge su comida en tiempo de siega".
El texto dice que uno debe fijarse en lo que se hace, no en lo que se planea o se dice, porque muchas veces todo queda en proyectos y en palabras vanas; lo importante es hacer, actuar.
El aprendizaje de la auténtica sabiduría no está en la acumulación
de conocimiento que no produce
nada. Por otra parte, la hormiga
no necesita que le ordenen ni que la vigilen para cumplir con su responsabilidad.
Para profundizar sobre esta enseñanza, retomaremos la filosofía
de la hormiga, basada en 4 principios, que legó James E. Rohn.
1. Las hormigas jamás se rinden: Si alguien les pone obstáculos o trata de detenerlas buscan otro camino u otra alternativa, pero nunca desisten.
2. Las hormigas miran siempre adelante, piensan en el invierno durante todo el verano. Saben que el verano no durará indefinidamente, por tanto almacenan la comida que necesitarán durante el invierno.
3. Las hormigas mantienen una actitud positiva, piensan en el verano el invierno entero. Comprenden que el invierno no es eterno y que pronto vendrán tiempos mejores.
4. Las hormigas hacen todo lo que pueden, ofrecen su mejor esfuerzo.
Rohn preguntaba cuánto almacenarían las hormigas durante
el verano para prepararse al invierno, y su respuesta era: "Todo lo que pueden", nunca se contentan creyendo que con una porción es suficiente, ni se conforman creyendo que ya cumplieron con la parte que les correspondía. No, las hormigas siempre dan lo máximo.
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