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"Reflexiones"

"La fortaleza del amor"

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25/07/2009 00:00

    Héctor Tomás Jiménez

    Hablando del amor, mi esposa dice: "El amor es tan fuerte como un estrobo, pero tan frágil como un cristal."
    Estando de acuerdo habría que reflexionar acerca de la fragilidad del cristal y de la fortaleza del estrobo.
    La fortaleza del amor se logra con ejercicios diarios en los que ambos, consiguen a través de la imaginación, renovar las formas de decir: ¡Te amo!
    Algunas veces con un ramo de rosas, otras tantas con una tarjeta donde le recuerdas vivencias de pareja, y la mayor de las veces, con el respeto mutuo.
    La fragilidad del amor por su parte, llega en el momento mismo en el que dejas de tener los pequeños detalles que te dan la fortaleza, lo que significa que cuando entras en el terreno de la rutina y ya no consideras necesario decir: ¡Te amo!, o bien, por que lo considera innecesario después de años de estar juntos, el estrobo se deteriora, se enmohece, se hace frágil y termina por romperse. Entonces, ¿por qué dejar que nos asalte la rutina?
    Hay una historia que le agradezco a mi buen amigo Melitón Alcaraz, humanista de corazón, que nos explica muy bien cuando el amor está herido y en peligro de morir. La historia cuenta que: "Hubo una vez en la historia del mundo un día terrible en el que el odio que es el rey de los malos sentimientos, los defectos y las malas virtudes convoco a una reunión urgente a todos los sentimientos negros del mundo y a los deseos más perversos del corazón humano. Todos llegaron a esta reunión con curiosidad por saber cual era el propósito.
    Cuando estuvieron todos, hablo el odio y dijo: ¡Los he reunido aquí, porque deseo con todas mis fuerzas matar a alguien!
    Los asistentes no se extrañaron pues conocían bien al odio y sabían de lo que era capaz.
    Lo que si se preguntaban unos a otros era quién sería aquél a quien el Odio deseaba su muerte, y se imaginaban que podría ser un personaje muy fuerte, pues el odio mismo requería de todos para lograr su propósito.
    Fue entonces que el Odio dijo: ¡Quiero que maten al Amor! dijo. Muchos sonrieron malévolamente pues más de uno le tenía ganas.
    El primer voluntario para matar al amor, fue el Mal Carácter acompañado de su esposa la Discordia, quien dijo: ¡Nosotros iremos y les aseguro que en un año el Amor habrá muerto!
    Al cabo de un año se reunieron otra vez y al escuchar el reporte del Mal Carácter pero quedaron muy decepcionados.
    ¡Lo siento mucho! dijo el Mal Carácter, lo intente todo pero cada vez que yo sembraba una discordia, el Amor la superaba y salía adelante.

    Fue entonces cuando se ofreció la Ambición, quién haciendo alarde de su poder dijo: ¡En vista de que El Mal Carácter fracaso, iré yo!
    Desviare la atención del Amor hacia el deseo por la riqueza y el poder. Eso no podrá resistirlo.
    Y empezó la ambición el ataque hacia su víctima el Amor, quien efectivamente cayó lastimado, pero después de luchar por salir adelante renuncio a todo deseo desbordado de poder y triunfó de nuevo.
    Furioso el Odio por el fracaso de la Ambición envió a los hermanos Celos, quienes burlones y perversos inventaban toda clase de artimañas y situaciones para despistar el amor y lastimarlo con dudas y sospechas infundadas.
    Pero el Amor confundido, lloró y lloró, pero finalmente, pensó que no quería morir y con valentía y fortaleza se impuso sobre ellos y los venció.
    El Odio convencido de que el Amor era invencible les dijo a los demás: ¡Nada que hacer, el Amor ha soportado todo, llevamos muchos años insistiendo y no lo logramos!
    De pronto de un rincón del salón se levantó un sentimiento poco conocido y que vestía todo de negro y con un sombrero gigante que caía sobre su rostro y no lo dejaba ver, su aspecto era fúnebre como el de la muerte, y que en tono solemne dijo: ¡Yo mataré al Amor!
    Todos se preguntaron quien era ese que pretendía hacer solo, lo que ninguno había podido.
    El Odio sintiéndose halagado dijo: ¡Ve y hazlo! Tan sólo había pasado algún tiempo cuando el Odio volvió a llamar a todos los malos sentimientos para comunicarles que después de mucho esperar por fin, el Amor había sido herido de muerte y desfallecía.
    Todos estaban felices pero sorprendidos; entonces el sentimiento del sombrero negro hablo: ¡Ahí les entrego al Amor totalmente destrozado, y sin decir más se marchó.
    ¡Espera!, dijo el Odio, en tan poco tiempo lo eliminaste por completo, lo desesperaste y no hizo el menor esfuerzo para vivir, ¿quién eres?
    El sentimiento levantó por primera vez su horrible rostro y dijo: ¡Mi nombre, no importa, me conocen como la Rutina!
    Fue entonces que el Amor entreabrió los ojos, buscó dentro de su corazón las fuerzas perdidas, encontró un pequeño trozo de imaginación y poco a poco empezó a recobrar la fortaleza. ¡También la Rutina fue vencida."
    JM desde la Universidad de San Miguel.

    udesmrector@gmail.com