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"Falsocracia"

"La historia según los leones"

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01/05/2015 00:00

    Hace menos de un mes que estaba leyendo a Eduardo Galeano y Eduardo Galeano ya murió. Leía "El libro de los abrazos", que publicara Galeano en Argentina en 1989 pero que tardó 26 años en llegar hasta mí. Lo recuerdo hoy, porque Galeano cuenta en él de una visita suya a la ciudad de Chicago, ocasión en la que buscaba el lugar de la masacre de Haymarket ocurrida en mayo de 1886, razón por la cual celebramos el Día del Trabajo.
    Habían pasado 103 años de aquella masacre y 99 años consecutivos celebrándose el Día del Trabajador, pero en Chicago nadie le supo decir dónde quedaba la Plaza de Haymarket. La buscó Galeano y se fue sin encontrarla, y escribió que Chicago estaba llena de obreros pero también llena de desmemorias, y que lo único parecido a una lucha por la jornada de ocho horas que encontró, fue un proverbio africano en el cartel de una librería que decía: Hasta que los leones tengan sus propios historiadores, las historias de cacería seguirán glorificando al cazador.
    Con eso se conformó Galeano. Pasaron 8 años más, y en 1997 la ciudad de Chicago agregó a su arsenal de lugares turísticos una estatua mediocre donde nueve obreros broncíneos y geométricos hacen algo, no queda muy claro qué, con unas vías de ferrocarril. La escultura está frente a un estacionamiento, más o menos a dos cuadras de donde durante una huelga, el 4 de mayo de 1886 (la protesta había empezado el día primero, a instancias de la Federación Estadounidense del Trabajo), un brazo anónimo hiciera estallar dinamita y matara policías y huelguistas, y a que en represalia la justicia local condenara a pena de muerte a siete trabajadores.
    Hay otro monumento a los mártires de Haymarket, en el cementerio de Forest Park, pero resulta que esa es otra ciudad.
    La razón por la que la escultura no está en el lugar correcto es porque la plaza de Haymarket ya no existe. Si uno busca por Internet "Haymarket" de Chicago, llega a una cervecería ubicada en las inmediaciones de la masacre, pero sobre el lugar de la plaza ahora y desde la década de los 50 la carretera Kennedy, de ocho carriles por lado como las ocho horas que exigía la jornada laboral, se cruza con Randolph Street. La razón por la que Randolph Street es un poco más ancha y tiene paso a desnivel es que por ahí cruzaba antes el tren; ahora cruza una cuadra al norte.
    Olvido intencional o sistematizado, la ciudad del trabajador ha perdido su centro y su historia, y el historiador Eduardo Galeano cuya prosa insistía en recuperar la memoria, ya no está para navegar por los mapas de Google y encontrar el paralelo entre el Chicago del Siglo 19 y el del Siglo 21 el mapa en donde encontré la plaza está en la librería en línea de la Universidad de Chicago.
    Celebremos entonces a ciegas, el día en que varios leones murieron de forma tan absurda que obligó a los cazadores a mirar bien y a tratar de hacer justicia. Gracias a la protesta en Chicago y en realidad en todo el país, los estadounidenses tienen jornadas laborales de ocho horas, y no de 18, como era antes. En México, por una coincidencia (la entrada en vigor de la Constitución de 1917) se logró la misma concesión leónica también un primero de mayo.