"La humilde grandeza"

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30/08/2014 00:00

    Sugey Estrada/Hugo Gómez

    La grandeza no está re­ñida con la humildad y sencillez. La persona importante no es la que más brilla en sociedad y hace gala de influencias, sino la que se muestra ubicada, modesta y recatada.
    En ocasiones, la persona que hace más alarde resulta ser la más cobarde; de igual forma, la persona más humilde no acentúa su obra añadiéndole una tilde.
    "Yo juro que vale más ser de baja condición y codearse alegremente con gentes humildes, que no encontrarse muy encumbrado, con una resplande­ciente pesadumbre y llevar una dorada tristeza", escribió Shakespeare.
    En efecto, por más que una persona se disfrace y aparente, no podrá escon­der sus verdaderas emociones, su tris­teza e insatisfacción.
    El afamado escritor Jorge Luis Bor­ges reconoció con humildad y sinceri­dad sus defectos y virtudes.
    "Al fin y al cabo, mi obra es una se­rie de vacilaciones, acumulaciones y también de reiteraciones. Casi desde principios de este mes (agosto de 1979), cuando recibí la Gran Cruz de Alema­nia, me están persiguiendo aquellos versos de Bartrina: "En tiempos de las bárbaras naciones / colgaban de la cruz a los ladrones. / Pero ahora, en el siglo de las luces / del pecho del ladrón cuel­gan las cruces".
    "Y si adaptamos este verso a mi caso especial, yo diría: Del pecho del cham­bón cuelgan las cruces", expresó.
    "Hay un Borges personal y un Bor­ges público, personaje que me desagra­da mucho, quien suele contestar a re­portajes y aparecer en el cinematógrafo y en la televisión. Yo soy el Borges ínti­mo, es decir: creo que no he cambiado desde que era niño... El Borges público es el mismo Borges que el privado, con exageraciones, con énfasis, con gustos y con disgustos exagerados".
    ¿Soy la misma persona en público y en privado? ¿Me muestro humilde o afectado?
    rfonseca@noroeste.com@rodolfodiazf