Como moscas a un panal de rica miel, decenas de pescadores con sus respectivas lanchas y buzos acuden a Teacapán, Escuinapa para explotar un gigantesco banco de callos de hacha que fue descubierto hace poco más de tres meses.
Al desorden que se observa en la explotación del camarón y en otras ramas de la actividad pesquera, se suma ahora la extracción de callos de hacha, pero en este caso, el desorden ha provocado la muerte de cuatro buzos y más de una docena han estado en peligro de perecer.
La extracción de este molusco está sujeta a un control muy limitado. En los primeros días de abril, cuando se iniciaron las capturas, ninguna embarcación tenía permiso para pescar callo. Recientemente la Comisión Nacional de Pesca y Acuacultura, concedió 28, pero alrededor de 75 pangas continúan operando sin la debida autorización. Pero no es la única irregularidad.
El callo de hacha lo pesca un buzo, que debe sumergirse hasta 20 metros de profundidad en el mar. Decenas de hombres que trabajan bajo el agua han sido contratados, pero algunos carecen de experiencia, o si la tienen no respetan las reglas de seguridad, por eso desde el 6 de julio hasta la fecha han muerto cuatro buzos y más de una docena han estado en peligro de perecer.
Los buzos fallecieron por descompresión, una enfermedad producida por una disminución brusca de la presión atmosférica que daña al cerebro, al corazón, los pulmones, provoca mareos y dolor en las articulaciones. Para evitar la muerte o secuelas irreparables, quien sufre este padecimiento debe ser introducido a una cámara hiperbárica, un aparato que suministra oxígeno.
Lo que parece evidente es que la mayoría de los buzos que operan en Teacapán carecen de la preparación adecuada, además de que utilizan equipo obsoleto, o no llevan instrumentos elementales como reloj y profundímetro. De continuar por ese camino seguirán exponiendo sus vidas.
Mientras tanto, Conapesca, el organismo que debe regular, gobernar y poner orden a la desenfrenada fiebre del callo de hacha, no cumple con su deber. El problema más serio que debe atender es el de la mortandad de los buzos. Los funcionarios de esta dependencia federal han prometido una y otra vez que organizarán cursos de buceo pero hasta hoy no ninguno se ha impartido.
Además, urge que Conapesca ejerza vigilancia rigurosa para impedir que se sumerjan a extraer callos quienes no son profesionales. ¿Cuántos buzos deben morir para asegurar el orden en la pesca de callos de hacha en Teacapán?