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"Poderes confrontados"

"La negativa de Marcelo Ebrard a 'tomarse la foto' con Felipe Calderón e intercambiar cortesías tiene un alto valor simbólico."

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30/07/2007 00:00

    Saúl Valdez / Fernanda González

    El Presidente Felipe Calderón comienza a dar muestras de impaciencia porque el Jefe de Gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, sigue empeñado en evitar todo contacto con él, negándose a acompañarlo en sus giras por el DF o a participar en actos protocolarios donde ambos se toparían inevitablemente.
    Pese a cohabitar en un espacio geográfico común, la distancia entre los dos es cada día más grande. Un conflicto entre poderes como el protagonizado por Vicente Fox y Andrés Manuel López Obrador en el sexenio pasado, emerge de nuevo con protagonistas distintos, pero herederos de una rivalidad política e ideológica que los confronta de principio y por principios.
    La negativa de Marcelo Ebrard a "tomarse la foto" con Felipe Calderón e intercambiar cortesías tiene un alto valor simbólico dado el desafío político que entraña. Eso duele en Los Pinos. No sólo evita la cicatrización de las heridas que el desaseo y la maquinación fraudulenta de los comicios presidenciales del 2 de julio de 2006 produjeron, sino que las restriega.
    No es posible, en esas circunstancias, darle vuelta a la página de la elección presidencial menos aún cuando AMLO y sus seguidores muestran una enorme voluntad política para seguir poniendo el dedo en la llaga o en el renglón del fraude electoral, sin que ningún canto de sirenas surgido desde el indiscreto encanto del poder los aparte de su travesía en busca del desagravio y un legítimo desquite.
    Molesto por el desaire permanente del Jefe de Gobierno, Felipe Calderón hizo señalamientos críticos con dedicatoria al GDF, imitando la conducta de su predecesor, sobre la falta de inversión en el drenaje profundo y para mantener el abasto de agua a la capital, buscando despertar el miedo entre la población defeña con motivo de los hundimientos recientemente ocurridos y el peligro de inundaciones por la temporada de lluvias.
    Claro está que el Presidente asume que "más allá de posiciones políticas", su único interés es el beneficio de los habitantes del DF. La respuesta de Ebrard no se anduvo por las ramas: "Lo único que quiere el licenciado Calderón es que me siente con él para que nos tomen la foto y con ello dejar sentado que lo estamos reconociendo como presidente de la República".
    No obstante, si en verdad el único interés de la Presidencia de la República fuese el bienestar de los capitalinos, no se explica entonces porqué la SHCP no ha dado aún su firma para la reestructuración de la deuda capitalina, en igual lógica que lo hecho por el Gobierno federal para reducir el monto del servicio de la deuda y ampliar los plazos de vencimiento, que si bien en términos absolutos es la más grande de todas las entidades del país, 43 mil 934 millones de pesos, como porcentaje del PIB capitalino es la más baja de todas, alcanzando sólo 2.7 por ciento de éste. Dato de la mayor importancia que tanto el PRI como el PAN omiten, pese al enorme engaño que significa fijar la atención en una cifra absoluta sin tomar en cuenta el tamaño de la economía local.
    La negociación llevada a cabo por el Gobierno del DF con diferentes instituciones bancarias para refinanciar 38 mil millones de pesos de su deuda, significa un ahorro neto de mil 500 millones de pesos anuales. Una gran parte de ese dinero podría destinarse a las obras de infraestructura que el propio presidente Calderón exige que el Gobierno de la ciudad lleve a cabo.
    Dicha reestructuración de la deuda del DF fue hecha con la asesoría de Pedro Aspe Armella, ex Secretario de Hacienda durante la administración de Carlos Salinas de Gortari, aprovechando sus contactos con la comunidad financiera internacional, lo cual resulta paradójico para un "gobierno de izquierda", pues se trata de un personaje prototipo del neoliberalismo mexicano, quien fue muy cercano colaborador del "innombrable".
    El 31 de julio vence el plazo dado por los bancos al Gobierno del DF para concretar la reestructuración de la deuda. De no estampar de hoy o mañana Carstens su firma en el documento respectivo, el Presidente Felipe Calderón pondría de relieve un perfil autoritario e incongruente, al no cumplir lo que predica.
    Siendo tan obvio el bien común que trae consigo el refinanciamiento de la deuda del DF, la Comisión Permanente del Congreso de la Unión hizo un exhorto a la Secretaría de Hacienda, incluso con el apoyo de los legisladores panistas, para que sin mayores contratiempos autorice aquélla (25/07/007).
    No obstante, el Secretario de Hacienda, Agustín Carstens, canceló la cita que tenía para hoy lunes con los diputados perredistas del DF, debido a la visita del presidente de Argentina, Néstor Kirchner, proponiéndoles reprogramar la cita para mañana martes o bien para el miércoles, sin reparar en que ese día vence el plazo dado por los bancos al GDF para la reestructuración de su deuda.
    Es inadmisible que, cuando el tiempo apremia, un Secretario de Hacienda presente excusas de ese tipo, sobre todo si se toma en cuenta que la Ciudad de México es la entidad que más dinero aporta al erario federal.
    Imposible no ver en la conducta de Carstens las resonancias del centralismo hipertrofiado, cuando los ejecutivos estatales se asumían como virreyes, pendientes en todo momento de los deseos del "presidente imperial".
    Calderón reaccionó con enojo buscando cobrarle a Ebrard un elevado precio por la osadía de no querer ningún tipo de encuentro ni trato con él, esgrimiendo precisamente su ilegitimidad de origen.
    El desaseo de la elección que lo encumbró en la Presidencia, está suficientemente visto, especialmente en lo tocante a la ilegal intervención del Presidente Fox en el proceso, que el máximo Tribunal Electoral del país documentó aunque no tuvo las agallas para proceder en consecuencia.
    No es enderezando sus baterías contra el GDF, como Calderón puede legitimarse mediante el ejercicio del poder. Evitar presionar al Ebrard para que lo reconozca como presidente hubiese sido una actitud ecuánime y realista. Buscar, en cambio, dividir a sus adversarios y castigar a los ciudadanos del DF constituye una afrenta.
    Como lo es también, sin duda, que se quiera explotar políticamente desde la Presidencia de la República el problema de los hundimientos de suelo y las inundaciones en el DF. ¿No hay, acaso, inundaciones y víctimas que lamentar en estados gobernados por el PAN?.
    Resulta un despropósito medir los problemas nacionales con dos varas distintas.

    22dmartinbara@hotmail.com