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"México al revés"

"La personalidad de Jesucristo"

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10/01/2009 00:00

    César Peña Sánchez/ APRO

    Durante el mes de diciembre, mis amables lectores me soportaron que les hablara de la llegada de la Navidad y su inmenso colorido bagaje, manifestado y reconocido por el mundo católico y no católico y, también sus distintos significados, hasta donde el espacio me lo permitió.
    Ahora, aunque sea de una manera muy estrecha, trataré de comunicar la personalidad del Mesías, Redentor, Elegido, Salvador, Escogido, Todopoderoso y demás significativos epítetos. La osadía no será sencilla, porque habrá que dar un obligado rodeo para entrar en materia, ante el personaje de la mayor categoría de la humanidad, de todos los tiempos.
    Muchos hombres, a lo largo de la historia, brillaron en su inteligencia con luz propia y desarrollaron algunas áreas importantes del pensamiento; por ejemplo. Sócrates fue un cuestionador del mundo. Platón fue un investigador de las relaciones sociopolíticas Hipócrates fue el padre de la medicina.
    Confucio fue el filósofo de la flexibilidad. Saquia-Muni, el fundador del Budismo, fue el pensador de la búsqueda interior. Moisés el gran mediador del proceso de libertad de Israel, conduciéndolos hasta la tierra de Canáan. Mahoma, en su peregrinación profética, fue el unificador del pueblo árabe, un pueblo que estaba dividido y sin identidad.
    Hay muchos otros hombres y mujeres que brillaron en la inteligencia, como Tomás de Aquino, Agustino, Hume, Spinosa, Kant, Descartes, Galileo Voltaire, Rousseau, Shakespeare, Hegel Marx, Newton, Marx, Newton, Maxwel, Gandhi, Freud, Habermas, Geidegger, Curt Lewin, Einsten, Viktor Frank, etc. De nombres de mujeres podríamos formular una lista semejante pero la historia mesogínea se ha especializado en ignorar a la mujer.
    El tiempo de la vida humana es muy corto. En pocos años concluimos el espectáculo de la existencia. Desafortunamente pocos invertimos en sabiduría en ese breve lapso, por eso no sabemos meditar, y por lo tanto no nos autoevaluamos.
    Si nombramos algunos de los seres humanos que brillaron en sus inteligencias e invirtieron en sabiduría y comparamos ese número a los millones de nuestra especie, sin lugar a dudas es muy reducido.
    Independientemente de cualquier juicio, el hecho es que estos seres humanos expandieron el mundo de las ideas en el campo científico, cultural, filosófico y espiritual. Algunos no se preocuparon con el reconocimiento social, prefiriendo el anonimato, no anhelaron compartir sus ideas o escribir sus nombres en los registros de la historia. Pero sus ideas no pudieron ser sepultadas.
    Ellas germinaron en las mentes de la humanidad y enriquecieron su historia. Estudiar la inteligencia de esos hombres nos puede ayudar mucho para ensanchar nuestra propia inteligencia.
    Hubo un hombre que vivió hace muchos siglos y que no sólo brilló en su inteligencia, sino que era el dueño de una personalidad curiosa, misteriosa y fascinante. Él conquistó una fama indescriptible. El mundo conmemora su nacimiento. Todavía, a pasar de su gran fama, algunas áreas fundamentales de su inteligencia son poco conocidas. Él exhalaba sabiduría delante de sus dolores y era íntimo del arte de pensar. Ese hombre fue Jesucristo.
    La historia de Cristo tuvo particularidades en toda su trayectoria, del nacimiento a su muerte. Su forma de vivir y sus pensamientos cruzaron generaciones, cruzaron los siglos, aunque él nunca deseó destacar social o políticamente.
    Él creció sin someterse a la cultura clásica de su tiempo. Cuando abrió su boca liberó pensamientos de inconfundible complejidad. Tenía poco más de 30 años, pero turbó profundamente la inteligencia de los hombres más cultos de su época.
    Los escribas y los fariseos, que poseían una rica cultura milenaria, eran intérpretes y maestros de la ley, quedaron impactados con sus pensamientos. Su vida siempre fue difícil, sin ningún privilegio económico o social. Conoció en la intimidad los dolores de su existencia.
    Con todo, en lugar de preocuparse con sus propios dolores y desear que el mundo girase alrededor de sus propias necesidades, él se preocupaba por los dolores y las necesidades ajenas.
    El sistema político y religioso no fue tolerante con él, pero él fue tolerante y manso con todos, hasta con sus peores opositores. Cristo vivió sufrimientos y persecuciones desde su niñez.
    Fue incomprendido y rechazado; se burlaron de él hasta le escupieron en su rostro. Fue herido física y psicológicamente. Pero a pesar de tantas miserias y sufrimientos, no desarrolló una emoción agresiva y ansiosa; antes, emanaba tranquilidad delante de las más difíciles situaciones y aun tenía aliento para predicar acerca del amor en su sentido más poético.
    Diversos escritores, a los largo de la historia, comentaron acerca de Cristo en diferentes aspectos espirituales; su divinidad, su propósito trascendental, sus actos sobrenaturales, su reino celestial, su resurrección, la escatología (doctrina a cerca del destino final de las cosas), y otras.
    El que quiere estudiar esos aspectos tendrá que buscar los textos de esos autores, pues el análisis de la inteligencia de Cristo lo investiga desde una perspectiva, de otro ángulo.
    Aquí se dice e interpreta una investigación quizás nunca hecha por la ciencia de la interpretación o por la psicología. Investiga nada menos que la singular personalidad de Jesucristo (hecho hombre). Analiza el funcionamiento de su sorprendente inteligencia. Estudia su arte de pensar; los meandros de la construcción de sus pensamientos en sus momentos de estrés. La inteligencia es compuesta de muchos elementos. O sea, ella es formada por la construcción del pensamiento, por la transformación de la energía emocional, por el proceso de formación de la conciencia existencial (quién soy yo, cómo estoy, donde estoy), por la historia inconsciente archivada en la memoria y por la carga genética.
    Aquí voy a definir la personalidad como la manifestación de la inteligencia frente a los estímulos del mundo psíquico, como también de los ambientes y de las experiencias vividas. Todo ser humano posee una inteligencia, pero no todos desarrollan sus más importantes funciones.
    Durante todo el tiempo que se ha venido pesquisando el funcionamiento de la mente, la construcción de la inteligencia y el proceso de interpretación, se puede asegurar que Jesús poseía una personalidad bastante compleja, muy difícil de ser investigada, interpretada y comprendida. Éste es uno de los motivos que inhibieron la ciencia de buscar, investigar y comprender, aunque mínimamente su inteligencia.
    Analizar la inteligencia de Jesucristo es uno de los más grandes desafíos para la ciencia.
    Después de haber desarrollado los fundamentos básicos de una nueva teoría acerca del funcionamiento de la mente, nos comenzamos a envolver en este nuevo y excitante proyecto que es investigar la personalidad de Jesús. Interpretar la historia es una tarea intelectual de las más complejas; significa reconstruirla y no rescatarla, de manera pura. Reconstruir los hechos, ambientes y circunstancias del pasado es un gran desafío.