"La reacción de Fido"
Al perro de Pavlov lo hacía salivar el sonido de una campana. El animal estaba condicionado a tener una reacción física cuando se presentaba ese sonido. Lo reconocía y lo ligaba al placer de comer. El perro es de sobra conocido, aunque en realidad no era uno, eran más.
Se han mencionado sus nombres: Druzhok, Sultan, Zhuchko and Tsygan, pero en otras partes de habla de más perros, hasta diez, con nombres distintos, uno de ellos Baika. Conocimientos triviales que son buen tema de conversación. Total que lo famoso del experimento fue eso de condicionar una conducta cuando se presentaba un estímulo: la campana producía saliva.
Es mi impresión que los animales no son los únicos que tienen esos reflejos condicionados. Existe otro caso de la misma situación y es realmente notable, merecedor de estudios más serios. No se trata de perros, sino de personas, algunas de ellas, quizá numerosas, que padecen un notable condicionamiento.
Si Pavlov (1849-1936), Nobel de Medicina en 1904, lo hubiera estudiado quizá habría merecido otro premio, pero en Economía. Describo el experimento como quizá hubiera sido realizado: lleve usted a varias personas normales a una sala y póngalas a escuchar una conferencia sobre problemas en su país: desempleo, bajo crecimiento, mala educación, campo en problemas, toda esa lista acostumbrada.
A continuación pida a esas personas que le den propuestas de solución. La hipótesis a probar es la de que la inmensa mayoría de ellas dará soluciones basadas en la intervención del gobierno. Si, por ejemplo, se trata de desempleo, la respuesta típica será la de que el gobierno estimule la demanda con mayor gasto, o algo por el estilo.
Si se trata de bajo crecimiento, lo mismo, el gobierno debe intervenir. Igual para resolver problemas del campo todo problema será intentado solucionar con propuestas cuyo común denominador es ése: más intervención del gobierno. La frase clave es la conocida "el gobierno debe hacer algo".
En el caso de Pavlov, la campana producía saliva. En el experimento que propongo, la presentación de un problema produce esa frase, "el gobierno debe hacer algo". Y la produce en mayor proporción a cualquier otra idea posible.
Refinemos ahora el experimento, que podemos llamar Pavlov II. Dividamos a las personas en dos grupos. Uno de ellos estará formado por gobernantes, gente que trabaja en el gobierno. El otro, por personas normales, ciudadanos comunes. Y démosles el mismo tratamiento: escuchar una lista de problemas de su país y pedirles que propongan soluciones.
Mi predicción será que el 99 por ciento de los gobernantes propondrán soluciones sustentadas en la idea de que ellos se harán cargo del problema. Y que la gran mayoría de los ciudadanos propondrán soluciones basadas en la frase "el gobierno debe hacer algo".
Mi punto y que creo que bien vale una segunda opinión es mostrar que existe un reflejo condicionado muy común: ante el conocimiento de cualquier problema, como personas que no tienen seguro médico, la reacción mayoritaria será esa, la de "el gobierno debe hacer algo".
Y que esa reacción es automática, condicionada, como la de salivar con el ruido de una campana. Una reacción irreflexiva, sin justificación, infundada, débil, sin base. Creada por costumbre, hábito y pereza mental. Una reacción terca y obstinada, que no atiende las más razonables y fuertes evidencias de que el gobierno es una mala solución a casi todos los problemas.
La noción es fascinante, porque podría mostrar que el intervencionismo estatal no es nada más allá que un caso de adoctrinamiento condicionado que impide usar la imaginación. Conocí personalmente un caso de esos, el de un gobernante al que se le presentaban problemas por parte de ciudadanos comunes. Sin excepción respondía que crearía una comisión gubernamental para resolverlo, o una ley, o...
Y, lo más asombroso, quienes presentaban el problema aprobaban la propuesta de más comisiones estatales, más reglamentos, más leyes. Fue en una situación en verdad reveladora: era como estar en el laboratorio de Pavlov, pero ahora sin perros. Las personas se comportaron igual que los caninos. A todo, realmente a todo, reaccionaban con esa frase, "el gobierno debe hacer algo".
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