|
"Puerto viejo"

"La vida es así..."

""
06/01/2013 00:00

    JANNETH ALDECOA /JOSÉ ALFREDO BELTRÁN

    Con el permiso del respetable, hoy me ocupo de un asunto personal, plasmando algunos sentimientos nacidos en los momentos posteriores a la despedida de mi estimado "Jodelito".
    Estimado Joel: me permito escribirte porque continúas siendo parte de nuestra familia; porque te lloramos al lado de tus padres, de tu esposa, de tus hermanos, de tus amigos y de todos los que componían tu universo.
    Me atrevo a expresar estas palabras, porque a partir de que pasaste a formar parte de otra dimensión, estás en todos lados; vives en los sentidos de todos los que te recordaremos por el resto de nuestra existencia; digo, si es que antes no nos gana el Alzheimer.
    Si tú quieres, por mera coincidencia, el día que decidiste colgar tus arreos de basquetbolista, el cielo mazatleco se vistió de gris; el viento se puso bravo, como queriendo llevar la noticia de tu adiós por todos los rincones mazatlecos y justo cuando salíamos para despedirte hacia tu nueva morada, se empezaron a desgranar gotas de lluvia, como replicando las lágrimas derramadas por los que te queremos.
    Como a eso de las seis de la tarde, por el horizonte poniente, los tramoyistas del cielo decidieron levantar algunos pliegues superiores del velo gris, para dejarnos ver algunas refulgentes pinceladas color naranja, desprendidas del sol que ese día se despedía; yo las tomé como una luminosa llamada que tú nos enviabas, para decirnos: ¡Dejen de llorar, que detrás de la oscuridad he encontrado un mundo de luz increíble! Estoy convencido de que ese fue tu mensaje.
    Joel, no sé hasta qué punto te gustaban las flores, pero debo comentarte que el camino de tu partida estuvo tupido de colores y aromas. Creo que había tantas, que con ellas podían sumarse más canastas que las tú lograste anotar en tu deporte favorito y de las cuales, dieron cuenta las páginas de Noroeste, la casa editorial a la que también perteneciste ¡Ah, pero que no crean los que ahorita nos están siguiendo, que salías porque eres el hijo del jefe! No, de ninguna manera; aparecías en la nota deportiva, porque eras bueno, muy bueno, tan bueno como tu corazón.
    Mi estimado Joel, ya estoy a punto de dejarte en paz. Sé que andas muy ocupado ordenando tus cosas, acomodándote en lo que será tú residencia divina y por supuesto, también estás preparándote para la presentación que harás ante el Creador, del resumen de tu existencia. Me imagino que andas bien nervioso, tal y como te ponías cuando te tocaba hacer una exposición escolar.
    Joelín, en el mundo terrenal fuiste un ser afortunado. Sé que está por demás recordártelo, porque tú lo sabías. Y bueno, si de algo sirve, para que lo lleves como nota, o si tú quieres, como acordeón, a la hora que te plantes ante el Señor, van mis razones:
    Fuiste el fruto de una pareja integrada y con una ejemplar fortaleza de fe, de la que hicieron gala durante los difíciles días en los que anduvieron ocupados en despedirte y en prepararte el equipaje que te llevarías. No muy voluminoso, puesto que tú ya no ocupas cosas materiales, pero sí de mucho peso, pues va cargado de valores positivos.
    ¡Y qué decir de los abuelos que te tocaron, a los cuales hacías reír con tus gracias infantiles, mismas que se quedaron grabadas en los vivaces ojos que te distinguían!
    Agregado a lo anterior, te tocaron dos hermanos con los cuales también supiste construir lazos de amistad, que no es cualquier cosa ¡Si vieras como renegó Guillermo porque no tuvo el tiempo para estar contigo, compartiendo tus últimos instantes de vida terrenal! Claro, hubo una poderosa razón, había que estar acompañando al abuelo José, tal y como lo ha venido haciendo desde hace varios meses.
    Como si la bendición de padres, abuelos y hermanos no fueran suficientes, tuviste tíos, primos, padrinos y amigos, a los que tenías conquistados con tu buen humor.
    Y como canasta de tres puntos, lograste conquistar el amor de la bella Gaby, con la cual compartiste tu vida por algunos años; entregado a ella. Tanto, que ya tus amigos te soltaban la vacilada del mandil. Es cierto, todavía estabas en la luna de miel cuando el toque de la última llamada llegó, pasadito un año de que se habían casado.
    A todas esas bendiciones supiste responder, comportándote como buen hijo, buen hermano, buen amigo y buen esposo. Por eso, te puedes ir tranquilo y presentarte ante el juzgador, con la certeza de que pasarás con notas aprobatorias, llevado de la mano de tu abuelita Gloria, quien seguramente no cabe de gusto porque ya estás con ella.
    En fin Joel. Desde el momento en el que me enteré de que te habías convencido de que tu misión en este mundo ya estaba cumplida, te convertiste en una luz divina que desde ya, le da claridad a la vida y a la mente de tus padres, de tus hermanos y a la de tu adorada Gaby, el regalo final que te concedió el Creador y que disfrutaste en cuerpo y alma durante la vigencia con la que ya venía etiquetado.
    Ten la certeza de que con ese bálsamo que les dejas a tus seres queridos, la cura para sus heridas, y las nuestras, será más rápida. Vete tranquilo, con la certidumbre de que valió la pena vivir.
    Un abrazo de quien siempre te recordará con paternal cariño. 31/12/2012
    Por su atención, gracias nos encontramos en la próxima, si es que así lo deciden ¡Buenos días!

    osunahi@yahoo.com.mx