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"Las autoridades mexicanas no sólo han actuado con ligereza en las negociaciones del favoreciendo con ello a nuestro vecino del sur, sino que también se ha procedido de manera discutible respecto a la isla Clipperton que Francia mantiene bajo su d"

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15/04/2007 00:00

    SUGEY ESTRADA / JESÚS LÓPEZ / HUGO GÓMEZ

    Francia nos regala atún

    Parece que otro más de los males que nos ha tocado padecer en los tiempos actuales tiene que ver con la indolencia, si no es que con la irresponsabilidad, de algunas autoridades mexicanas a las que no les preocupan ceder porciones del suelo nacional y, de paso, hasta le reconocen zonas económicas exclusivas a países que, en algunos casos, no tienen derecho sobre las mismas.
    Todo esto es porque, en semanas recientes han aparecido informaciones en algunos medios noticiosos acerca de que no sólo las autoridades mexicanas han actuado con ligereza en las negociaciones del favoreciendo con ello a nuestro vecino del sur, sino que también se ha procedido de manera discutible respecto a la isla Clipperton que Francia mantiene bajo su dominio.
    Lo anterior salió a relucir luego que, el 29 de marzo, la Canciller Patricia Espinosa Cantellano y el titular de la Sagarpa, Alberto Cárdenas Jiménez, firmaron un convenio con el Embajador de Francia en México, Alain Le Gourriérec, para permitir que embarcaciones mexicanas pesquen en las 200 millas marinas alrededor de la isla de Clipperton.
    En la sed de la Cancillería, los mencionados secretarios y el Embajador francés concluyeron así las negociaciones que otra vez permitirán la pesca de embarcaciones mexicanas en dicha isla.
    Pero con todo y la solemnidad protocolaria de la firma aludida y los alcances del permiso para los pescadores mexicanos del pacífico, a juicio de los expertos en la materia y también de los analistas, el hecho resulta cuestionable y dio lugar a protestas por las repercusiones que tiene para México.

    Isla de la pasión

    Lo anterior hace necesario revisar la relación y los posibles derechos de México con la mencionada isla, que cobró notoriedad, entre otros, por la película "La Isla de la Pasión", con la cual Emilio "El Indio" Fernández debutó como director cinematográfico en 1941; la ínsula es un arrecife coralino, ahora deshabitado, de 6 kilómetros cuadrados, localizado en el Océano Pacífico norte, a mil 100 kilómetros al sudoeste de las costas mexicanas; sus coordenadas son 10º18´N, 109º13´W.
    Dentro del atolón hay una laguna que se encuentra cerrada desde hace aproximadamente un siglo; el agua que contiene es ácida y se halla estancada; asimismo, el punto más elevado del arrecife es la roca Clipperton, que tiene 21 metros de altura.
    La isla lleva el nombre del pirata inglés John Clipperton, quién en 1705 creyó ser el primero en haberla descubierto; Clipperton era tripulante del navío Saint George, que, a cargo del capitán William Dampier, atacaba y saqueaba los galeones españoles en las rutas del Pacífico; el referido pirata tuvo su propia embarcación y estableció en dicho atolón una de sus bases de operaciones; en 1708, dos barcos franceses, el "Princesa" y el "Découverte", llegaron a la isla, sus capitanes la nombraron Île de la Passion y la reclamaron para Francia.
    Actualmente, aunque lo fue de México, como ya se adelantó, la citada ínsula es una posesión de Francia administrada desde la Polinesia Francesa por un alto comisionado de la República; la tierra firme más cercana al arrecife corresponde a Punta Tejupan, Michoacán.

    México saldrá perdiendo

    Es de destacar que si México sigue sin actuar y no hace valer sus reclamos, actitud que mantiene desde el siglo pasado, definitivamente perderá sus derechos sobre esta isla, cuya riqueza no está en su suelo ni en su tamaño, sino en las 115 especies animales que han sido identificadas en las aguas que la rodean, aunque la única que se explota, y por mexicanos, es el atún y, en menor escala, el tiburón.
    El mismo arrecife, descubierto por Fernando de Magallanes en 1521, fue territorio español, desde su descubrimiento hasta 1711; entonces se le llamó Isla Médanos; posteriormente, de 1711 a 1821, fue dominio francés y la denominaron Isla de la Pasión; luego pasó a ser dominio mexicano, 1821-1858; posteriormente, de 1858 a 1898, se convirtió en dominio francés y estadounidense, 1858-1898.
    Tras algunos años de indefinición, de 1906 a 1917, tuvo lugar el tercer dominio mexicano de la isla; entonces, por órdenes de Porfirio Díaz se construyó un faro y se estableció ahí una guarnición militar.
    Entonces, el arrecife llegó a tener una población mexicana de 100 personas, entre hombres, mujeres y niños; cada dos meses llegaban provisiones en un barco proveniente de Acapulco, pero con el estallido de la Revolución Mexicana el suministro se suspendió y los habitantes de la isla fueron dejados a su suerte.
    El tercer dominio mexicano se extinguió al instaurarse la segunda posesión francesa, a raíz de que el control de la isla se disputó entre México y Francia; los galos se acercaron al Vaticano para que éste fuera quien tomara una decisión sobre a quién le correspondía la soberanía del atolón.
    Así, en 1930, el Vaticano asignó el arbitraje al rey de Italia, Víctor Manuel III, quien, presumiblemente, por arreglos previos, decidió a favor de Francia, que de inmediato reconstruyó el faro y estableció un puesto militar en la isla, que sólo duró siete años.
    Al iniciarse la década de los 40, Estados Unidos trató de apoderarse del atolón y convertirla en una base aérea para sus operaciones en el Océano Pacífico; en 1944 el Presidente Franklin D. Roosevelt ordenó la ocupación del arrecife por parte de su marina, pero Francia pudo recuperar la posesión; en 1962 el Gobierno francés trató de convertirla en campo de pruebas nucleares y después en un basurero nuclear, pero México y Estados Unidos se opusieron.
    A partir de 2005, Francia inició la explotación pesquera en la isla Clipperton; para el efecto, argumentó que la prioridad era destinar la Zona Económica Exclusiva a los pescadores franceses y los de la Polinesia Francesa; la medida también se encaminó a reafirmar la soberanía gala sobre el atolón y obtener impuestos de pescadores extranjeros.
    Relacionado con todo esto se tiene que la soberanía de México se extiende también hacia sus mares y océanos adyacentes, sobre los cuales se ejerce jurisdicción de pleno derecho, desde dos perspectivas distintas; una de éstas corresponde al mar territorial y la otra a la ZEE.
    Es de mencionar que la extensión marítima de México destaca en el mundo por sus dimensiones: 2 millones 946 mil, 825 kilómetros cuadrados, de los cuales 2 millones, 715 mil, 012 pertenecen a la ZEE, mientras que el mar territorial comprende un área de 231 mil, 813 kilómetros cuadrados.

    Una cosa piensa el mulo

    Actualmente, buena parte de los estudiosos de este caso consideran que México conserva sus derechos sobre la isla Clipperton y que deben reiniciarse los reclamos para que este arrecife se reintegre a la soberanía mexicana.
    Pero una cosa piensa el mulo y otra el que lo ensilla, y da la casualidad que, por lo visto, las autoridades de la Secretaría de Relaciones tienen un punto de vista distinto, por lo cual le dan la razón a Francia y legitiman su discutible y absoluto dominio sobre la Clipperton; al respecto, ya nos imaginamos lo que pasaría si las autoridades Argentinas hicieran lo mismo con las islas Malvinas.
    Lógicamente, aquí en México, como lo ha reportado el diario "La Crónica de Hoy", editado en la capital federal, hubo malestar por el mencionado acuerdo, dentro del cual, de hecho, la cancillería mexicana y la Sagarpa aceptaron perder nuestros derechos sobre el referido atolón al firmar el convenio con el Gobierno francés para permitir así que embarcaciones nacionales pesquen dentro de lo que sería la ZEE de la Clipperton.
    Nada más, comentaron en algunos círculos, faltó que la misma cancillería le hubiera pedido a nuestros pescadores que, en agradecimiento por tanta generosidad, le besaran las manos a los franceses.

    Acusan a la cancillería

    En dicho sentido, se entiende por qué el pasado 7 de marzo, el Senador priista sinaloense Mario López Valdez, acusó a la Secretaría de Relaciones Exteriores de aceptar que Francia se apropie de 200 millas náuticas frente a la isla Clipperton.
    Dijo que el Gobierno galo buscaba adueñarse de esa franja de mar de 200 millas náuticas cercanas al mismo atolón, donde México pesca, desde hace más de 40 años, el 30 por ciento de la producción nacional de atún e hizo referencia al hecho de que desde hace dos años la pesquería en esa zona estaba restringida, luego de que, en 2005, un barco atunero mexicano fuera detenido por una fragata francesa porque "estaba" dentro de la Zona Económica Exclusiva del dominio galo, y desde entonces los mexicanos no habían podido sacar atún de esa zona.
    México comunicó al Gobierno francés mediante notas diplomáticas que cuestionaría la existencia de esa ZEE dentro de lo que es considerado como aguas internacionales, por lo cual el año pasado hubo una primera ronda de negociaciones en París sin que se alcanzaran acuerdos.
    Posteriormente, el 15 y 16 de enero de este año hubo otra ronda de pláticas en la misma ciudad y el Gobierno francés dijo estar dispuesto a otorgarle "un tratamiento especial a México", por lo cual concedería licencias para pescar en la zona, mediante un protocolo en el que nuestro país entregue cada año a Francia la lista de las embarcaciones que componen la flota.

    Atender a los expertos
    De cualquier forma, en esas pláticas el Gobierno francés dijo que no reconocería los derechos adquiridos por México en esa franja de mar a pesar de haber mantenido una actividad pesquera ahí por más de cuatro décadas.
    Sin embargo, el Senador sinaloense López Valdez sostuvo que expertos nacionales e internacionales coinciden en que si México decidiera llevar el asunto a un arbitraje internacional, tendría posibilidades de ganar, pero "hay renuencia a usar esta vía, en búsqueda de negociar mejores condiciones para un acuerdo de pesca".
    Si se aceptaba el ofrecimiento francés, añadió, aunque podría regresarse a pescar de inmediato, se corría el riesgo de que al reconocer la existencia de esa ZEE a favor de Francia, México cancelaría sus opciones de defenderse con credibilidad si por alguna razón el Gobierno galo modifica unilateralmente los términos de dicho acuerdo.
    Asimismo, se refirió a que los senadores de la República tienen la obligación de velar por los derechos y los intereses de los mexicanos, sobre todo cuando un sector productivo tan castigado como lo es el pesquero, se ve amenazado directamente y además por un Estado extranjero.
    Agregó que en marzo se logró el acuerdo con el Gobierno francés, luego de las gestiones realizadas por una comisión representativa del Senado mexicano integrada, además de él, por Rosario Green y Francisco Labastida.
    Explicó que este convenio permite que, ahora, los barcos atuneros mexicanos puedan pescar durante los siguientes 10 años, y al finalizar el plazo, se revisará de nuevo el acuerdo.

    Cometen un grave error

    A propósito de estas negociaciones, el ex Secretario de Educación Pública y ex líder del Senado de la República, Miguel González Avelar, autor del libro "Clipperton, Isla Mexicana", dijo que el Gobierno de México cometería un grave error al aceptar la propuesta de Francia pues era un mal precedente en la disputa por el mencionado atolón.
    Advirtió que México está en condiciones de probar en los tribunales internacionales que el Gobierno de Francia no cuenta con los requisitos necesarios para exigir una zona económica exclusiva en torno de aquella isla.
    Destacó que los pescadores mexicanos desarrollan sus actividades en Clipperton no por autorización de Francia, sino por derechos adquiridos durante muchos años.
    Por ello insistió que sería un gran error de México ceder sus derechos sobre la Clipperton a Francia y reconocerle una ZEE en la disputa por el mismo atolón; lo que nuestro país debe hacer es oponerse a las pretensiones francesas, porque, como dijo González Avelar, se tienen los grandes argumentos para comprobar los derechos de México ante un tribunal internacional.

    No es una colonia

    Además, agregó que Francia no puede decretar una ZEE debido a que la historia de la isla contraviene los derechos que establece el Derecho Internacional, como es la exigencia de que la isla esté habitada y tenga posibilidades de sostener a su población por sí misma.
    Lo anterior es un requisito que no se cumple, y en todo caso estuvo ocupada por mexicanos, pero evidentemente no sostiene a ninguna población por sí misma; por eso Francia debería dejar de verla como una colonia suya; es territorio, pero no tiene justificación para zona económica exclusiva, subrayó.
    González Avelar también trajo a colación que en enero de este año Francia ofreció permisos para continuar con la pesca y 20 becas, pero el mismo González Avelar calificó la oferta de las becas de "casi ofensiva" al considerar que nuestro país se encuentra en buenas condiciones de avance tecnológico.
    Sostuvo que nosotros podemos ofrecerle a los pescadores hasta 100 becas en escuelas tecnológicas y de estudio de biología; "yo creo que no se está tomando en serio la situación legal de la isla".
    Para concluir, hizo notar que debido a las grandes condiciones naturales y de diversidad animal con la que cuenta la isla y sus alrededores, ésta podría considerarse como un patrimonio de la humanidad y destinarse su territorio a diversos estudios de la fauna endémica que ahí se encuentra.
    Mientras tanto, la Secretaría de Relaciones Exteriores del Gobierno federal, los últimos días de marzo, se abstuvo de dar alguna declaración respecto a señalamientos en el sentido de que se aprestaba aceptar que Francia se apropiaría de 200 millas náuticas frente a la isla Clipperton.
    Esperemos que ahora que ya se acabaron sus "merecidas" vacaciones, los funcionarios de la Secretaría de Relaciones Exteriores aclaren qué fue exactamente lo que se acordó con Francia, pero, sobre todo, que nos digan si es cierto o no que México ya perdió para siempre sus derechos sobre la Isla de la Pasión.