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"Reflexiones"

"Las debilidades humanas centradas en los egos"

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16/04/2011 00:00

    Héctor Tomás Jiménez

    Los seres humanos vamos por la vida haciendo y diciendo cosas que por lo general, no reflexionamos en la magnitud y alcance que tienen para nuestro desarrollo personal, ni tampoco nos percatamos del daño que causamos a terceras personas y a la larga, a nosotros mismos.
    La fragilidad que nos acompaña desde el principio de la creación, abre la puerta de los egos más perniciosos como la envidia, la soberbia, la vanidad y la lujuria, y que son a la postre, los demonios que llevamos dentro y no logramos dominar y en consecuencia, nos hacen ser seres humanos en permanente proceso formativo.
    Hay un principio bíblico del antiguo testamento que a lo largo de los años se ha venido convirtiendo en un adagio de sabiduría popular que dice: "Con la vara que midas, serás medido", con el cual, Dios, quiso dejar en claro a los hombres que todo en esta vida tiene sus consecuencias, tanto para bien como para mal.
    ¿Qué tipo de acciones o situaciones son las más comunes y que nos pueden servir como ejemplo de lo anterior? Son fundamentalmente las que tienen que ver con los egos antes señalados, como por ejemplo: La falta de respeto a la persona amada, hacer comentarios falsos que dañan la moral y la reputación de otros, no reconocer nuestras malas acciones, dejar de honrar a nuestros mayores entre otros. Todos en algún momento de nuestra vida, pecamos por omisión o por pensamiento y obra, y por lo mismo, retrocedemos en nuestra formación moral.
    Ahora mismo y motivado por asuntos estrictamente personales, puedo decir de manera pesimista, que por el solo hecho de vivir en un medio social de constante turbulencia, los seres humanos estamos sujetos a convivir dentro de un esquema de fragilidad donde prevalecen los egos y las virtudes, donde estas últimas, nos dimensionan como personas y en cambio, las primeras nos degradan como tales.
    Ante estas situaciones, son las virtudes abandonadas las que nos lanzan las recriminaciones por la falta de atención, en tanto que los egos, se defienden y nos hacen sentir que la culpabilidad es mínima, cuando lo que debemos hacer es reconocer la fragilidad humana que nos acompaña y alejarnos de todo aquello que nos induce a hacer mal las cosas y contrario sensu, acercarnos mucho más a las que nos permiten vivir conforme al deber ser.
    Cada ser humano ha sido dotado con uno o algunos atributos que conforman su esencia como personas espirituales, y por el hecho de que uno de estos atributos brilla con una intensidad peculiar, cada persona está llamada a manifestar en el mundo alguno de los rostros de Dios. Esto último, está muy ligado a una técnica de análisis y estudio de la personalidad del ser humano, denominada eneagrama, que refleja nueve estereotipos de personas, las que están ligadas a una serie de virtudes que definen el rostro humano de las personas como son: la paciencia, la humildad, la autenticidad, la ecuanimidad, la generosidad, la valentía, la moderación, la compasión y la diligencia.
    Estas virtudes tienen su correspondiente en el ámbito negativo, así, por citar tan solo algunos, el polo opuesto de la valentía es la cobardía, de la diligencia la pereza, de la autenticidad la falsedad, de la ecuanimidad el enojo, lo que significa que en muchas ocasiones podemos manifestar un extremo de la personalidad y en ocasiones el otro, dependiendo siempre del matiz de las circunstancias que vivimos.
    JM Desde la Universidad de San Miguel.
    udesmrector@gmail.com