"Las fechas de la consolidación de los cárteles de la droga en México, también coinciden con los momentos en que brotaron los primeros síntomas de que los capos llegaban a Monterrey"
Melissa Sánchez
El pasado miércoles Sócrates Rizzo, ex Gobernador de Nuevo León,1991-1996, cimbró a la opinión pública nacional al afirmar, sin matiz alguno, que los presidentes priistas tenían un fuerte control sobre las rutas del narcotráfico, lo que permitía mantener bajo control la inseguridad en el País, pues "lo que controlaban los gobiernos priistas era que ese tráfico no perturbara la paz social" sin embargo, esto terminó con la alternancia en el ejecutivo en el año 2000.
Más allá de todas las reacciones de la clase política y el desmentido del mismo autor de las afirmaciones el viernes 25, hay dos hechos ciertos: uno, en el audio de su intervención en la Universidad Autónoma de Coahuila, no hay duda de que se refiere a como se ordenaba el tráfico de drogas y no a esta presunta coordinación entre las distintas fuerzas policiacas y procuradurías, que ahora alega, la frase textual: "de alguna manera les decían: Tú pasas por aquí; tú por aquí; tú por aquí; pero no me toques aquí estos lugares", únicamente puede referirse a cómo se instruía a los cárteles para no invadirse o disputarse territorios.
Y dos, las declaraciones de Rizzo, vinculadas con otras declaraciones y hechos, permiten iniciar el armado de un rompecabezas que puede empezar a mostrar cómo los presidentes tricolores y Vicente Fox, hasta el quinto año de su mandato, evitaron que irrumpiera la violencia con los niveles que hoy muestra.
En primera instancia hay que recordar las declaraciones de Miguel de la Madrid difundidas en mayo de 2009 por Carmen Aristegui, en las que abiertamente señalaba que se sentía profundamente decepcionado de Carlos Salinas de Gortari, a quien condenó por corrupto y haberse robado la partida secreta y declaró "cómplice de sus hermanos". Puntualizó que su hermano Raúl "se comunicaba con los narcotraficantesque le dieron el dinero para llevárselo a Suiza".
Reconoció que "son informaciones difíciles de obtener. Fue más fácil que se le procesara por la muerte de Ruiz Massieu"; pero sostuvo reiteradamente que el dinero que se le descubrió a Raúl en Suiza provenía de los cárteles del narcotráfico. Para ponderar las declaraciones de Miguel de la Madrid vale la pena recordar que su Secretario de la Defensa Nacional, Juan Arévalo Gardoqui, fue reiteradamente acusado por los agentes de la agencia antinarcóticos norteamericana, DEA, de tener vínculos con el narcotráfico; incluso hay versiones de que el asesinato de Manuel Buendía, el 30 de mayo de 1984, fue ordenado por el mismo general, cuando se enteró que el periodista se disponía a difundir información sobre sus contactos con los cárteles.
Entre los dichos, sumó una conversación que sostuve hace unos meses con un antropólogo francés avecindado, desde hace varias décadas en México, como investigador de un prestigiado centro público de estudios de educación superior, en la que me preguntaba mi opinión sobre el momento en el que los cárteles del narcotráfico se fortalecieron en el País, yo respondí que pensaba que había sido a inicios de los 90, durante el Gobierno de Carlos Salinas de Gortari, y la razón principal de ello era que los contactos y los nexos de dichos grupos llegaron en ese momento directamente hasta Los Pinos.
De inmediato él me respondió que coincidía conmigo en las fechas, pero no en la razón; para él había que buscarla en una estrategia de los organismos financieros internacionales, incluso respaldada por el propio Gobierno norteamericano, que le recomendaron al entonces Presidente ser tolerante con dichas organizaciones por todos los beneficios económicos que le podían reportar, lo cual sería una bocanada de oxígeno para la economía mexicana, que en esos tiempos vivía las recurrentes crisis económicas sexenales. Las explicaciones no son mutuamente excluyentes, al contrario bien pueden complementarse.
Las fechas de la consolidación de los cárteles de la droga en México, también coinciden con los momentos en que brotaron los primeros síntomas de que los capos llegaban a Monterrey, como publiqué en la edición de Proceso del 16 de enero de este año: "aparecieron los primeros síntomas de la presencia de los capos: el 26 de febrero de 1995 detuvieron a Francisco Payán Quintero, tío de Rafael Caro Quintero, y el 14 de enero de 1996, a Juan García Ábrego, en una finca ubicada en el municipio conurbado de Juárez". Rizzo fue Gobernador de Nuevo León de octubre de 1991 a abril de 1996.
Por ello los dichos de Rizzo son importantes (por más que un día después haya pretendido desmentirlos, tal como también hizo De la Madrid, en el 2009) porque él lo vivió y lo toleró. Por lo que dijo en un primer momento, simplemente respetó los acuerdos presidenciales, pues en ese entonces los gobernadores "tenían que obedecer".
Él afirmó que el asunto se salió de control al darse la alternancia en el 2000: "Es natural que, al cambiar, los nuevos funcionarios públicos entren sin experiencia, (y) con el fin de hacer las cosas diferentes y no tomar consejos anteriores porque no querían oír nada del PRI... Entonces, no recibían consejos".
Sin embargo, vale la pena revisar que el primer Secretario de Seguridad Pública (hay que recordar que Fox fue quien creó la Secretaría de Seguridad Pública, en diciembre de 2000) fue Alejandro Gertz Manero, con pasado priista; y el primer Procurador General de la República del sexenio de Vicente Fox, fue Rafael Macedo de la Concha, anteriormente titular de la Procuraduría Militar.
Gertz Manero, estuvo al frente de la dependencia de diciembre de 2000 a agosto de 2004 y su currículo, entre otras actividades en la administración pública federal, muestra que fue Oficial Mayor y Coordinador Nacional de la Campaña contra el Narcotráfico, de la PGR, en 1975 y 1976, es decir, durante el sexenio de Luis Echeverría. Por su parte, Rafael Macedo de la Concha, fungió como Procurador desde el inicio del sexenio hasta el 28 de abril de 2005, fecha en que renunció porque Fox decidió dar marcha atrás en la acusación en contra de Andrés Manuel López Obrador.
Hasta esos momentos la violencia y la inseguridad no se habían desbocado, así no fue la alternancia en el Ejecutivo lo que aflojó "los mecanismos de disciplina, de control y ahora vemos los resultados", como señala Rizzo; pero el viraje sí coincide con la salida de los últimos priistas como titulares de las dependencias vinculadas a la seguridad pública.
Así que las declaraciones de Rizzo son una pieza indispensable para reconstruir la historia de los cárteles y sus vínculos con el poder político en México, lo cual es indispensable para poder combatirlo eficazmente. Todavía faltan muchas piezas al rompecabezas, pero ya empiezan a perfilarse las figuras de prominentes personajes de la vida política nacional que pueden resultar protagonistas principales de esta trama.