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"David Martín Barajas: La comedia del vocero"

"Los costos políticos de la incontinencia verbal de un presidente mexicano pocas veces habían sido tan altos"

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13/06/2005 00:00

    Gestionan

    La comedia de equivocaciones que el Presidente Fox protagoniza con "locuacidad" y falta de tacto y congruencia, coadyuva a la crispación política. Tales yerros intentan ser subsanados por el vocero presidencial, Rubén Aguilar, asumiendo con sus mejores luces la ingrata tarea de corregir a su jefe sin admitirlo. Y quedar enredado en el afán, como al reconocer, por ejemplo, que el Presidente Fox convocaba a conmemorar su victoria electoral del 2 de julio de 2000 con una gran manifestación en el DF, para luego desdecirse y endosar la convocatoria al PAN. Quien a su vez negó ser quien convoca. No puede, empero, ignorarse el hecho de que fue el Presidente Fox quien hizo el llamado desde su majestad presidencial a esa marcha cuyo fin táctico a la vista es incidir en las elecciones del Edomex del día siguiente. Fox resbala cuando se aparta del texto escrito y deja que su estado anímico, filias y fobias, y aun su ignorancia histórica (llamar "desarrollo estabilizador" al modelo económico actual muestra una confusión formidable), irrumpan al primer plano en la prensa escrita y los medios electrónicos. Desviando hacia lo trivial, anecdótico o truculento, el tema básico de su presencia pública. Los costos políticos de la incontinencia verbal de un presidente mexicano pocas veces habían sido tan altos. De suerte tal que el presidente de la alternancia se equipara por la frecuencia de sus dislates con el expresidente Echeverría, cuya demagogia populista marcó la pauta de su mandato sexenal. Pese al empeño mostrado por el señor Aguilar, Doctor en Ciencias Sociales, no puede hacer milagros haciéndonos creer que el Presidente Fox no quiso decir lo que dijo. Y aun a veces el señor Aguilar ignora la frase más incómoda, y, por tanto, difícil de acomodar, del presidente dicharachero. Por ejemplo, cuando optó por desconocer que su jefe involucró a la presidencia de la República en la demanda civil que por daño moral presentó la Primera Dama contra la revista Proceso y la periodista argentina Olga Wornat. Sin embargo, el audio no engaña y sirve a los agraviados para probar en tribunales la participación del Presidente, como tal, en defensa de su esposa, involucrándose indebidamente en una querella "entre particulares". Su propia cónyuge quiso resaltar ese carácter firmando la demanda como Marta Sahagún Jiménez, no como la señora Fox. El Presidente debió haber respetado ese propósito, "aguantando vara", no obstante la explicable indignación que como marido le provoque el caso. Subyugado por el fenómeno de popularidad de la "señora Marta", el Presidente Fox quedó atrapado en la obligación marital de salir en su defensa frente a sus incontables detractores. Después de todo ella forma parte de lo que él bautizó como "pareja presidencial", admitiendo de tal forma la participación meta constitucional de la Primera Dama en el ejercicio del poder. Lejos de admitir que algo anda mal en su arcaica pretensión de cogobernar con su "pareja", el presidente insiste en que a sus "críticos se les ha ido el tiempo en ver qué botas usa Fox (mas es él quien las presume), o si dice Jorge Luis en lugar de José Luis (Borges). O si besa a su señora en público". No satisfecho de haber hecho referencia a las faldas muy bien puestas de su mujer, el presidente siguió explorando la exaltación de género (femenino), pidiendo a un auditorio pletórico de mujeres indígenas, "empresarias sociales"(10/06/005), "que no nos dé pena dar besos en público y en la calle" (a la pareja). Y como si la alusión a las faldas fuese el hallazgo mediático buscado con tanto esmero, volvió hacer ahí una alusión a éstas: "¡Faldas, hay muchas aquí!, ¡Hay muchas en el país! Faldas que necesita México". Celebró un reanimado presidente por la algarabía del mujerío. No obstante, Fox no pudo ocultar su amargura con los medios cuando al despedirse de sus seguidoras, expresó: Así que me voy al rancho ahorita, a montar a caballo; que ya me urge estar un poquito lejos de la prensa, y a estar con la señora Marta, allá, en el rancho. Y es el Presidente Fox quien reclama a sus críticos abocarse a los temas sustantivos del país, "de la economía, de la pobreza, la eliminación de la corrupción, la transparencia y la rendición de cuentas". Pero para no amargarse la existencia el Presidente Fox no lee ni de lejos la prensa escrita.. Si lo hiciera, sabría que en ésta no sólo se abordan sus eventuales errores de pronunciación y su extraño deleite por la frivolidad del nepotismo conyugal. Buscando así opacar noticias "infames" para él, como las del obvio enriquecimiento de los hijos de su señora o los permisos que se entregaron en la Secretaria de Gobernación a una filial de Televisa para juegos y apuestas pocos días antes de que Creel, su "gallo", renunciara a la titularidad de aquélla. Sabría Fox, en suma, si leyera la prensa, el análisis crítico sobre sus acciones de Gobierno desde distintas vertientes del pensamiento y el espectro político nacional, incluidas las provenientes de su propio partido y ex compañeros de ruta como Lino Korrodi Fox perdió capacidad de escuchar y atender razones ajenas, a no ser que la lumbre le llegue a los aparejos, como en el caso del desafuero de AMLO. Y ha optado por anteponer su visión idílica, aunque ahora diga contradictoriamente que "foxilandia" no existe. La magnitud de los problemas y los escasos resultados de su Gobierno son inocultables. Amén del candente tema de la seguridad con su inadmisible cuota de ejecuciones y aberrantes feminicidios, donde la percepción pública es que la delincuencia común y organizada tiene al Gobierno Federal y a los gobiernos locales de rodillas. El último episodio más dramático de la ola de violencia se dio en Nuevo Laredo con el asesinato del Director de la Policía a sólo unas horas de haber sido nombrado. Lo cual llevó de nuevo al embajador estadounidense, Tony Garza, a refrendar su tesis de que la delincuencia organizada ha rebasado a las autoridades mexicanas. En esas circunstancias sonó aún más patético la melosamente impropia afirmación del canciller Derbez, siguiendo con la comedia mediática del foxismo, tocante a que "México y EU viven una luna de miel permanente", haciendo tabla rasa de las múltiples violaciones a los derechos humanos de nuestros compatriotas en EU o las acres controversias comerciales entre los dos países. dmartinbara@hotmail.com