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"México al revés"

"Los menonitas en México"

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29/09/2007 00:00

    JANNETH ALDECOA/ JOSÉ ALFREDO BELTRÁN

    En pleno Siglo 20, México siguió siendo tierra de conquistas. Españoles, ingleses, chinos, alemanes, árabes, palestinos, judíos y libaneses, entre otros, formaron grandes grupos en nuestro país de considerable fuerza económica. Hoy vamos a referirnos a los menonitas, gentes que llegaron a tierras mexicanas pero que son de origen alemán y holandés.
    Grupos numerosos que pasaron por diferentes países, algunos, incluso, vivieron en Rusia, pasaron a Canadá y posteriormente se ubicaron en el norte de Estados Unidos.
    Los menonitas son gentes de paz que han emigrado a otros países cuando las condiciones de tranquilidad no les son benévolas. Si es cierto que adoptan la nacionalidad de los países en que se asientan, ello es mientras viven en ese territorio y que, de alguna manera, le sirve de lanzadera a otras tierras.
    Se llaman menonitas porque adoptaron la creencia y el movimiento "Anabautista" que les enseñó Menno Simons en 1536. Religión que todavía practican con gran devoción. Los primeros menonitas arribaron a México el 8 de marzo del año 1922. Ellos procedían de la región de Manitoba, en Canadá. Pero antes de venir a México, mandaron a un grupo de sus gentes como avanzada exploradora buscando los lugares más propicios en dónde pudieran practicar la agricultura, ganadería y vivir tranquilamente.
    No vinieron a pedir nada al Gobierno mexicano, ni tampoco a desalojar a parte de la población rural que poblaba los lugares que, religiosamente compraron al contado al gobierno de Álvaro Obregón.
    La gran mayoría de los menonitas acamparon en un sitio que más adelante se llamó Cuauhtémoc, en Chihuahua, ahí comenzaron a desmontar la tierra y formaron la comunidad menonita, asentada en municipios de Cuauhtémoc, Riva palacio, Cusihuiriachi y Namiquipa, que hoy forman los predios de Llanos de Reforma y otra parte de los menonitas partió hacia el norte del Estado de Chihuahua y se establecieron en la región de Casas Grandes y Janos, donde formaron la colonia Dublán.
    Otros grupos de menonitas se ubicaron en tierras de Zacatecas y Durango. Todos estos grupos conservaron intactas por largo tiempo sus costumbres, sus idiomas, sus templos, sus festividades, sus matrimonios y desde luego la forma de sus colonias. Sus asentamientos constan de una larga calle de 30 á 40 metros de ancho y las viviendas las ubican a ambos lados.
    La circunstancia es que en esos grandes solares siembran sus hortalizas que consumen, sus flores en verano y su establo doméstico con el cual mantienen en sus casas la dotación de leche, verduras, frutas y cereales. Pues en Chihuahua el cultivo predominante en un principio fue la de los granos pequeños, trigo, cebada y avena que en su mayoría cultivaban de temporal.
    El cultivo de la avena de los menonitas, fue tan famoso en México que casi toda la producción la enviaban a los grandes establos y especialmente a los hipódromos para alimentar los caballos de carrera, enseguida emprendieron también el cultivo de fríjol, de sorgo y el maíz, con variedades muy mejoradas que ellos mismos producían.
    Así mismo recolectaban los desechos de las cosechas como magnifica pastura para la alimentación del ganado vacuno y caballar, como uno de los filones de oro que en su momento explotaron.
    No les falto ingenio para construir no sólo sus viviendas, sino también sus bodegas y almacenes donde resguardaban parte de la producción para venderlas en los momentos que alcanzaban los mejores precios. A pesar de guardar celosamente sus costumbres ancestrales, fueron sediento poco a poco a la moda, los menonitas de abolengo, tratándose de los hombres visten el característico pantalón de mezclilla, con pechera y anchos tirantes, botas y sombreros de ala mediana, de dos pedradas o bien la gorra de mezclilla.
    Las mujeres, más conservadoras, que los hombres visten sus vestidos largos, pequeño delantal y blusas que les cubre todo el brazo. Ambos sexos, hombre y mujer, están siempre dispuestos para la fuerte jornada de trabajo; cuando llegaron a México los grupos de menonitas no hacían gran aprecio por los adelantos; su religión no les permitía el uso del automóvil o del pick up, no se mezclaban en matrimonio con personas que no fueran de su raza y sus mujeres generalmente las mandaban a parir a hospitales y sanatorios de Estados Unidos, sin embargo, los menonitas tienen gran celo por el respeto a su idioma, de educación a la escuela y la iglesia.
    En los campos menonitas de México, se habla el dialecto denominado "Plautdiestsch", cuyo significado es: "Alemán plano" o "Alemán bajo", su origen es del norte de Alemania y el noreste de Holanda, región plana, muy baja sobre el nivel del mar. Por esta situación geográfica el idioma fue bautizado con el nombre de Plautdiestsch de la región de los Países Bajos.
    El Alemán que hablan los menonitas es diferente al Alemán "alto", cuyo idioma es para la lectura y escritura de mayor abolengo, oficializado como idioma en Alemania, el idioma de los menonitas ha sido penetrado por un sin número de neolismos, como automóvil, computadora, radio, etc., dándole alguna influencia muy fuerte de palabras de otros idiomas; para la comunidad menonita la educación de sus hijos se fundamenta en lo que se aprende en la escuela que tiene como base la enseñanza de la lectura y la escritura, de un libro tradicional conocido como "Fibel", que contiene el catecismo y por supuesto, pasajes de la Biblia, mientras que los conocimientos del trabajo, vienen a los niños de sus propios padres.
    En cada campo menonita hay una escuela típica atendida por un sólo maestro responsable de la enseñanza de todos los niños que ahí acuden, sólo si el grupo es grande, el maestro titular cuenta con un ayudante. Años atrás, los maestros no recibían una educación formal de ahí que hubo muchas carencias en las enseñanzas.
    Ahora la comunidad menonita, a través de un consejo especial, se han esforzado por contar con maestros mas preparados, lo que redunda en una mejor enseñanza para sus hijos.
    A las escuelas regulares acuden las niñas hasta los 12 años y los varones hasta los 13, razón por la cual este mismo consejo se ha preocupado porque los jóvenes complementen su educación asistiendo a clases nocturnas, mientras ayudan en las faenas diarias.
    Para muchos padres de familia, los cambios en las escuelas han sido demasiado lento, de ahí que a través de las iglesias más progresistas han permitido la instalación de escuelas con un curriculum más amplio, que cuenta con maestros con mayor preparación.
    El grupo al que más padres de familia mandan a sus hijos son los Kleingemeinde "Iglesia Pequeña", pero también muchos envían sus hijos a las escuelas inscritas en la SEP, formadas por las iglesias "comprensia" o "Iglesias de Dios". De esta manera se tienen según las estadísticas que aproximadamente el 88 por ciento de los estudiantes asisten a las escuelas tradicionales del campo, el 9 por ciento a los Kleingemeinde y el 3 por ciento a otros centros educativos.
    Habíamos salido de los Mochis a las 6 de la mañana en el "Chepe", eran las 7 de la noche de ese mismo día cuando el ferrocarril, con prolongados silbidos, anunciaba la llegada a Ciudad Cuauhtémoc.