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"El poder embriagó al PAN"

"Los panistas eran fieros críticos de la corrupción y de los abusos del poder antes de llegar a él"

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03/03/2012 00:00

    Noroeste / Pedro Guevara

    No hay teorías, particularmente las que analizan la política, que ignoren la obligatoriedad de los contrapesos para nivelar la distribución y uso del poder. De no haberlos, el poder se absolutiza e inevitablemente se corrompe y abusa de los otros. Es por ello que toda teoría democrática establece que, sin división de poderes, rendición de cuentas y libertad de crítica, la sociedad padece el despotismo y/o la tiranía.
    Todo lo anterior lo sabían los militantes del PAN antes de empezar a probar las mieles del poder de Gobierno, primero a nivel de los estados, desde 1989, y después ya en la Presidencia de la República, a partir de 2000.
    Los panistas eran fieros críticos de la corrupción y de los abusos del poder antes de llegar a él. Una vez que lo empezaron a gozar siguen hablando de esos temas pero ahora sólo contra los opositores, y cuando las decisiones domésticas no les favorecen.
    Las críticas de los albiazules a la obscena corrupción de Vicente Fox, su familia y varios miembros de su gabinete, nunca se dio; y menos se han manifestado hacia Felipe Calderón y su equipo de gobierno.
    En la vida interna de su partido todavía hay militantes que mantienen viva la flama democrática, pero su intensidad y calor es cada día menor. La están apagando muchos de sus líderes, incluso personajes que no son miembros de él pero que sí influyen y deciden en su seno.
    Sólo bastaron dos gobiernos en Los Pinos para demostrar que los panistas no eran un grupo de mexicanos distintos a los priistas.
    Vicente Fox, su esposa Martha Sahagún y los hijos de ésta se convirtieron en millonarios en seis años, pero Felipe Calderón es el principal responsable de la crisis ética y política del PAN. Ha mentido y manipulado como lo hacían Salinas de Gortari, Echeverría o Díaz Ordaz.
    A López Obrador lo acusó Felipe Calderón de calumniarlo cuando el perredista lo acusó, durante la campaña presidencial de 2006, de beneficiar a su cuñado Hildebrando Zavala con un contrato de dos mil quinientos millones de pesos que, además arrojaría datos, de exclusivo uso gubernamental, para beneficiar a Calderón en la competencia electoral. Felipe Calderón declaró, al diario Reforma, que "no hubo nadie quien presentara absolutamente ninguna evidencia de lo que fuera una gran calumnia, absolutamente ninguna. De hecho, la acusación que se me hacía es haber dado contratos, de manera indebida, a parientes míos, lo cual fue absolutamente falso".
    Manuel Espino, entonces Presidente del PAN, tenía los documentos originales que demostraban que era cierto lo que Calderón negaba. Los guardó el ahora ex dirigente, y ya expulsado del partido y resentido con Felipe Calderón, se los mostró a Julio Scherer el prestigiado periodista y ex director de la revista Proceso. Scherer los presenta en su más reciente libro: "Calderón de cuerpo entero" que rápidamente se está convirtiendo en un best seller. En los anexos de este libro, Scherer reproduce los documentos que con lujo de detalle exhiben los pagos ilegales de Calderón a su cuñado. Y todavía no era Presidente.
    Más preocupante que la corrupción es la falta de visión de Estado del actual habitante de Los Pinos. Esta carencia, de la que también padecía Vicente Fox, incluso más gravemente, ha llevado al político michoacano a querer reproducir las políticas autoritarias dentro de su partido que caracterizan al PRI. Calderón quiso reeditar el presidencialismo de corte priista en el PAN. No lo han dejado sus bases, pero muchos de sus miembros, sobre todo los que gobiernan, es decir, los que tienen poder, lo han imitado y en cada proceso electoral interno imponen o quieren imponer a sus hombres y mujeres cercanos apoyándose en los recursos públicos y en la coacción que pueden ejercer los aparatos de Gobierno.
    Las quejas sobre estos procedimientos brotan por todas partes en el conjunto de las entidades del País. En Sinaloa, en Chihuahua, en Nuevo León, donde sea, los militantes del PAN protestan contra las manipulaciones imposiciones de alcaldes, secretarios de Estado, o las dirigencias partidistas. En Nuevo León, es sorprendente, escandaloso, que el Comité Ejecutivo Nacional del PAN haya impuesto como candidato a Diputado plurinominal en el primer lugar de la lista al Alcalde de Monterrey, Fernando Larrazábal, a pesar de que después de la tragedia del incendio en el Casino Royale, donde murieron 52 personas, el presidente del PAN, Gustavo Madero, pidiera su renuncia, al igual que Ernesto Cordero y numerosos empresarios de Nuevo León. Ante tal imposición, militantes del blanquiazul tan destacados como el empresario Rogelio Sada ya plantean su salida del partido.
    En Sinaloa, Roberto Loaiza y Víctor Zazueta, impugnan ante la Comisión Nacional de Elecciones del PAN, la injerencia ilegal del delegado de la Secretaría de Desarrollo Social en los procesos electorales internos del partido por utilizar programas federales para ganar votos a favor de los candidatos de su corriente.
    En fin, lo que observamos es un creciente autoritarismo y centralismo en el partido del conservadurismo nacional. Nada bueno para la mayoría de los militantes del albiazul y para la sociedad mexicana.
    El mal ejemplo procede desde las mismas cúpulas del PAN en el poder. Nadie más responsable de ello que Felipe Calderón.
    Julio Scherer, en su libro le pide a Alfonso Durazo, ex prista que se incorporó al equipo de Vicente Fox, que describa a Felipe Calderón. Respondió así:
    "Calderón es un hombre sin código. En su objetivo de derrotar al adversario político no caben racionalidad ni un mínimo de juego limpio. El 'haiga sido como haiga sido' en estado puro. De hecho, existe ya un conflicto en marcha, cada vez menos oculto el rumbo a la sucesión presidencial. La irrupción de Calderón es un signo ominoso. Internamente coherente y con un patrón de decisión y operación, nos puede llevar a una intervención presidencial en los procesos electorales con dimensiones desconocidas. Dibujada la estrategia del Gobierno para enfrentar al PRI y a la izquierda, el tipo de recursos de que pudiera valerse será proporcional a la desesperación".