"Los tabasqueños están muy concientes que la corrupción e incompetencia de las autoridades en sus distintas esferas de gobierno hizo su parte para que la magnitud del desastre fuese mayor"
Saúl Valdez / Fernanda González
Factores meteorológicos adversos: sucesivos frentes fríos con un sistema de baja presión, desencadenantes de una intensa precipitación pluvial de hasta 300 milímetros, y alto oleaje en el Golfo de México que taponó la desembocadura de los ríos Grijalva y Usumacinta, se combinaron con la carencia de una infraestructura hidráulica para provocar en Tabasco una de las mayores avenidas de agua de que se tenga registro, quedando 80 por ciento del Edén sin tierra firme y un millón de damnificados, casi la mitad de su población, si bien hasta ahora las víctimas fatales son mínimas.
Se reporta, en efecto, sólo un hombre ahogado, aunque falta que las aguas se retiren para verificar si no yacen atrapados entre el lodo más cadáveres, sobre todo en las colonias contiguas a los Ríos Grijalva y Carrizal de la capital del estado. Siete ríos se salieron de madre.
Las incesantes lluvias que precipitaron los frentes fríos 4 y 5 orillaron a que la presa Peñitas, localizada en la frontera entre Tabasco y Chiapas, construida precisamente para evitar inundaciones, rebasara su nivel de capacidad por lo que, para evitar un desastre mayor, fue necesario abrir sus compuertas y desfogar hasta 2000 metros cúbicos de agua por segundo, haciendo que la capital Villa Hermosa y municipios adyacentes quedaran inundados.
Todavía el lunes 29 de octubre la Comisión Nacional del Agua era optimista, pese a la intensidad de las lluvias, y aseguraba que la capital del estado no se inundaría como ocurrió en 1999, toda vez que ahora existían 100 kilómetros de bordos y se trabajaba a marcha forzada en el reforzamiento del malecón con un millón de costales de tierra, siendo sin embargo evidente que hicieron falta manos, tal cual el mismo Presidente Felipe Calderón hizo notar, mostrando su enojo por la débil respuesta ciudadana. "¿Faltan palas o qué?"
Tales defensas cedieron muy pronto ante el crecimiento de los ríos, resultando inútiles los esfuerzos para reforzarlas.
Dado el mal tiempo, Pemex suspendió por unos días la extracción de 600 mil barriles diarios de crudo, 20 por ciento de la producción diaria de petróleo en México.
Para calcular la dimensión de los daños materiales tómese en cuenta que 90 por ciento de los cultivos: maíz, arroz, sorgo y plátano, principalmente, quedaron igualmente anegados. No se tiene todavía un cálculo del ganado que pereció ahogado.
Fue finalmente necesario que el Gobierno federal reactivara el Plan DN III en la zona, habilitándose cerca de mil refugios para la población.
La Coordinación General de Protección Civil de la Secretaría de Gobernación declaró Estado de emergencia en 17 municipios de Tabasco, ante lo que calificó como "las lluvias e inundaciones atípicas ocurridas", buscando minimizar la responsabilidad de las autoridades por no prevenir tamaña catástrofe, en una entidad de suyo propensa a sufrir las crecidas de agua, pues está conformada por una gran planicie donde 34 por ciento de ésta se encuentra casi permanentemente bajo el agua.
El Gobernador del Estado, Andrés Granier Melo, puso énfasis en la magnitud del diluvio, llegando al dramatismo: "¡nos estamos ahogando!", lanzando una llamada de auxilio al resto del país para que se envíen a Tabasco agua embotellada y comida enlatada, no frijol ni arroz, "porque es imposible cocinar".
Desde las azoteas de sus casas miles de tabasqueños atrapados claman ayuda. No hay forma de que los helicópteros de la Armada puedan rescatar a todos quienes se encuentran en una situación crítica. La autoridad ha quedado en buena parte rebasada.
Hay compras de pánico ante los rumores de que habrá desabasto por la contingencia, pese a la promesa del Gobernador de que los víveres fluirán hacia los lugareños afectados. La especulación se abre paso por doquier. Garrafones de agua cuyo costo es de 18 pesos están siendo vendidos en 80 pesos.
Atento al curso de la devastación, y ante la indignación de los tabasqueños por la ausencia de infraestructura hidráulica que previniera catástrofes como la que hoy vive Tabasco, el Gobernador Granier está optando por deslindarse de los ex gobernadores Roberto Madrazo y Manuel Andrade, pese a haber llegado al puesto como candidato del PRI, al pedir una investigación para indagar "el destino de los millonarios recursos" que se habían destinado al Programa Integral Contra Inundaciones.
Pemex dio a conocer a la Cámara de Diputados que durante los gobiernos de Roberto Madrazo y Manuel Andrade "transfirió" a Tabasco mil 970 millones de pesos como donativos, en efectivo y en especie, para obras de infraestructura hidráulica y de protección contra inundaciones, así "como construcción de vivienda para población que habita en zonas de riesgo y, por tanto, debía ser reubicada".
No hay sin embargo evidencia de que dichos recursos se hayan destinado para el fin que se asignaron. ¿Dónde quedaron éstos?
No puede, empero, el Gobernador Granier, descargar todo el peso de la responsabilidad en sus antecesores, pues él también ha sido omiso, negligente y (o) corrupto al respecto.
Pemex le entregó este año 274 millones de pesos con la misma finalidad de invertir en infraestructura hidráulica, de los cuales 150 millones de pesos fueron en efectivo. ¿A dónde fue a parar ese dinero? ¿Son, acaso, esos recursos la caja chica del gobierno?
Colocado a la defensiva por la catástrofe, el Gobernador del Estado le planteó al Presidente Calderón la inconveniencia de que la presa peñitas genere electricidad:
"Presidente, le podrán decir cifras, pero aquí todos sabemos que cuando turbinan la hidroeléctrica Peñitas, el río sube (...). Queremos que opere Peñitas y genere energía y riqueza a México, pero que podamos convivir con la presa".
El Presidente Felipe Calderón respondió que "el origen y la causa de esta catástrofe está precisamente en la enorme alteración climática que, se reconozca o no, se ha provocado".
Quedando semejante explicación como la versión oficial de lo ocurrido. Por lo cual el Presidente le "aseguró" al "señor Gobernador" que "independientemente de lo que haya ocurrido en el pasado, con gobiernos federales, locales o estatales, de cualquier signo, es un tema independiente".
Los tabasqueños saben, empero, que no es así. Están muy concientes que la corrupción e incompetencia de las autoridades en sus distintas esferas de gobierno hizo su parte para que la magnitud del desastre fuese mayor.
Superada la emergencia, el deslinde de responsabilidades se abrirá paso.
dmartinbara@hotmail.com