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A balazos, con granadas de fragmentación y con lenguaje cada vez más áspero en Michoacán se combate en tres frentes.
En el más antiguo, libran su batalla "La Familia" y otras bandas delincuenciales, pues aquella proclama una suerte de monroísmo criminal, en que la sociedad michoacana quede a salvo de delitos cometidos por bandoleros venidos de fuera, pero a merced del grupo autóctono que pretende pasar por justiciero.
En otro, apenas abierto el 11 de julio, "La Familia" lanzó una ofensiva contra la Policía federal, atacando sus instalaciones con armas de alto poder y privando de la vida a sus efectivos, algunos de los cuales fueron ultimados con terrible violencia. Este desafío al poder gubernamental debería haber sido respondido con plena solidaridad por los varios niveles de Gobierno pero en vez de esa respuesta se ha abierto un tercer frente de lucha, en que pugnan el Gobierno federal y el del Estado, como secuela y profundización de la batida del 26 de mayo en que fueron capturados treinta alcaldes y funcionarios municipales y estatales, incluido el procurador de justicia y la ex Secretaria de seguridad pública.
Cuando estaba en curso la embestida de "La Familia" contra la Policía federal, causada por la detención de uno de sus dirigentes, Arnoldo Rueda Medina, alias "La minsa", otro de los jefes de esa peculiar organización propuso al Gobierno de la República un diálogo a fin de pactar la paz en Michoacán.
Servando Gómez, apodado "La Tuta", lo hizo por medio de un programa de televisión local, en un mensaje en que expresó no sólo respeto sino admiración al Presidente de la República y donde declaró que nada tiene contra el Ejército pero sí contra la Policía federal a cuyo jefe, Genaro García Luna, acusó de parcialidad en la persecución de delincuentes.
Con rapidez innecesaria y candor imperdonable, el secretario de Gobernación contestó a "La Tuta", como si le constara, por un a parte, que de él se trataba y como si lo supiera dotado de poderes para hacer la propuesta emitida.
Aunque obviamente rehusó negociar nada, tomar la llamada, que fue en cierto modo fue lo que hizo Fernando Gómez Mont, puso a "La Familia" en el ambiguo plano en que ha buscado colocarse, como coadyuvante de las autoridades en el establecimiento de la paz en esa entidad y como poder delincuencial que defiende sus negocios y sus territorios.
Como consecuencia de la ofensiva contra la Policía federal, y del llamado a parlamentar, Gómez Mont anunció el refuerzo de la presencia federal armada en Michoacán, ya muy notoria aunque no eficaz desde diciembre de 2006, cuando se iniciaron las operaciones conjuntas del Ejército y las policías federales contra el narcotráfico.
Como si su oficina fuera competente en el ámbito de la seguridad pública, Gómez Mont anunció el envío de dos mil quinientos militares más, así como mil quinientos marinos e igual número de policías federales.
Hizo el anuncio el 16 de julio, tres días después de que una estrategia semejante, el incremento masivo de soldados y gendarmes, había sido cancelada en Ciudad Juárez.
En esa violenta frontera chihuahuense el lunes 13 dejaron de patrullar los convoyes militares que no fueron capaces de extirpar la criminalidad y sí en cambio generaron molestia y aun zozobra en la población civil que vivió a partir de marzo un no declarado estado de excepción en que debía dar cuenta de sí a autoridades castrenses desprovistas de mandato legal en materia de seguridad pública, amén de los abultados gastos que los inútiles desfiles callejeros causaron al municipio y al gobierno estatal .
Ciudad Juárez en particular, y el estado de Chihuahua en general siguen a la cabeza de la criminalidad que no cesa en todo el País, no obstante el despliegue de un operativo semejante al de Michoacán.
Este último se adoptó al margen de las autoridades locales, a diferencia del de Chihuahua, en que la presencia federal fue requerida por los gobiernos del estado y del municipio juarense.
Tal desdén condujo al gobernador Leonel Godoy a una nueva toma de posición, más precisa y severa que la muy ambigua y sinuosa que le provocó la redada del 26 de mayo. Ahora incluyó un acto de autocrítica, su reconocimiento de que contra el parecer de su partido, el de la Revolución Democrática, estableció relación con el Gobierno federal "porque pensé primeramente en mi obligación constitucional, más allá de mis posiciones político partidistas".
Implícitamente se quejó de la respuesta a esa actitud suya de colaboración, que le ha sido correspondida con desconfianza.
De ello se había dolido cuando fueron capturados colaboradores suyos muy cercanos y cuando se hicieron conocer declaraciones ministeriales que lo presentan, sin fuerza probatoria, como amigo de los principales jefes de "La Familia".
A pesar de que entonces y ahora la Procuraduría General de la República ha declarado que no investiga al propio Godoy, la desconfianza que lo afecta ha crecido porque su hermano, elegido Diputado federal apenas el cinco de julio, está prófugo pues se ha expedido en su contra orden de aprehensión por sus presuntos nexos con "La Familia".
Godoy denuncia que el refuerzo a la operación conjunta es en realidad una ocupación, contraria al espíritu constitucional, pues al poner al Gobierno estatal al margen de esa medida se lesiona la coordinación entre autoridades que "no es discrecional sino un deber que se nos impone", y que se expresa en no pocos acuerdos, convenios y medidas que cita.
Menciona igualmente episodios que hablan de algo más que rencillas entre niveles de gobierno.
Además de recordar que en la batida de mayo fuerzas federales ingresaron violentamente en domicilios particulares, palacios municipales y aun la sede del poder ejecutivo estatal, narra que el 20 de junio ocurrió lo mismo en la Secretaría de Gobierno y la Comisión Forestal del Estado; y que el 4 de julio el Secretario de Gobierno fue interrogado, al aterrizar en Lázaro Cárdenas, por esas mismas fuerzas que lo intimaron a informar "a dónde, por qué y para qué se encontraba en esa ciudad".
La más grave de las denuncias de Godoy tuvo lugar en ese mismo puerto el 12 de julio, cuando policías locales acudieron a un llamado relativo al ataque que se lanzaba contra la Policía federal "y en vez de ser recibidos como un apoyoFueron sometidos y desarmados violentamente".
Así pues, a la inseguridad amenazante se agrega en Michoacán un conflicto político. La discordia entre gobiernos menguará aun más la eficacia de la presencia federal, disminuida de suyo por la desorganización y la incuria de la Policía Federal, revelada por sus propios miembros, a quienes se adeudan pagos y se regatea equipo, cuando tienen que enfrentarse a un enemigo cada vez mejor armado y más poderoso.
La desaprensión, el descuido de la Secretaría de Seguridad Pública respecto de los suyos han sido denunciados repetidamente, pero en la cabeza de esa dependencia parece haber sólo una preocupación, la de poner a salvo a los cuadros cercanos al titular Genaro García Luna.
Sólo así se explica la captura de "los verdaderos" asesinos de Fernando Martí, el infortunado adolescente secuestrado y muerto hace un año.
A todas luces el propósito de este hallazgo es desautorizar las investigaciones del Ministerio Público del Distrito Federal porque en ellas está implicada Lorena González, "La Comandante Lore", procesada por esos y otros delitos.
Miembro de la Policía Judicial Federal en 1999, durante los seis años siguientes de la Agencia Federal de Investigaciones y el año pasado de la Policía Federal Preventiva, Lorena González fue identificada por el guardia personal de Fernando Martí como quien estaba a la cabeza del retén en que se obligó a detenerse al vehículo en que ambos viajaban.
En un traspié que obligó a poner atención en el nexo que vinculaba a la indiciada con los mandos superiores de la SSP, el entonces Subsecretario Facundo Rosas negó que González fuera miembro de la policía federal y cuando se comprobó lo contrario y se adujo documentación sobre su privilegiado salario, el propio García Luna exculpó a su subordinado explicando que Lorena estaba en tránsito de la AFI a la PFP.
Tan solidario como suele ser con sus amigos en apuros, el Secretario nombró a Rosas comisionado de la Policía federal, cargo que actualmente ocupa y que antes como hoy protege a "Lore".
El pasado presente.
Leo, en el libro póstumo de Eulalio Ferrer, México en el corazón, una página de su diario, escrita el 24 de julio de 1952, la próxima semana hará 57 años.
En esas líneas, que describen una noche guanajuatense, hay una referencia a "El gallo pitagórico", entonces la única librería en la capital de Guanajuato.
Con el tiempo se le añadiría un restaurante, que igualmente rememora a ese guanajuatense ilustre que fue Juan Bautista Morales, el escritor y periodista del Siglo 19 que inmortalizó su seudónimo y el del periódico en que aparecían sus letras.
Leo también una referencia actual a ese establecimiento cultural y gastronómico. Se trata de la señora Carla Rochín, hasta el viernes coordinadora nacional de guarderías del Instituto Mexicano del Seguro Social, cesada por su eventual responsabilidad en la tragedia criminal del 5 de junio, cuando en una estancia infantil de Hermosillo se quemaron decenas de niños y adultos, de los que han muerto 48 pequeñitos.
Parece haberse atendido así, aunque tardíamente, el clamor porque se sancionara a los funcionarios del Imss que han tenido que ver con la subrogación de guarderías, su mala o nula supervisión y el estado en que muchas de ellas se encuentran.
Como la subrogación misma, la coordinación de guarderías había sido utilizada para hacer favores políticos, no para el ejercicio responsable de una función pública de primera importancia, como la que concierne al cuidado de cientos de miles de niños cuyos padres son derechohabientes.
La señora Rochin no estaba calificada para ese puesto. Llegó allí por azares de la política.
Hasta hace poco vivía en la apacible Guanajuato.Tras sus estudios de decoración de interiores, atendía "El gallo pitagórico" y se interesaba en política, aunque para ejercerla debía viajar a Salamanca, donde fue Secretaria del Alcalde y Regidora.
En 2003 fue elegida Diputada federal por el octavo distrito de esa entidad y durante la 59 Legislatura se aproximó a la también Diputada Margarita Zavala.
Al concluir su periodo legislativo, la ex diputada no volvió a su tierra natal sino que fue nombrada directora de culturas populares en el Conaculta.
Alguna dificultad tuvo con el presidente de ese organismo, Sergio Vela, que la despidió apenas pocos meses después de su nombramiento.
El cese disgustó en Los Pinos y se le buscó pronto remedio. Sin penar por el desempleo, la ex Diputada Rochín fue designada coordinadora nacional de guarderías, de la que fue cesada anteayer viernes.
Puesto que la causa de su destitución nos remite al horroroso suceso de la guardería ABC de Hermosillo, propongo a nuestros lectores que mitiguemos la indignación que esa tragedia evitable nos provoca, leyendo las letras de Eulalio Ferrer sobre la noche guanajuatense.
Se trata de un mensaje amoroso, preludio del lazo entrañable que el publicista y escritor santanderino, hecho mexicano por voluntad propia, establecería con esa ciudad, a la que enriqueció con su museo dedicado al Quijote y a Cervantes:
"El Guanajuato que contemplo ahora no es el Guanajuato de mi primera visita en los años cuarenta, cuando me encandilé con el intenso añil de su cielo. Con la arquitectura toledana de una ciudad minera que había venido a menos después de que la Valenciana fuese la mina más rica en oro y plata de la colonia española. Era entonces una ciudad despoblada y descuidada, con sus viejos edificios de piedra evocando un pasado próspero y con una sola, modesta librería, 'El gallo pitagórico'. Impresionaban los muros fantgasmales de las casas en ruina de Marfil, en los aledaños de la ciudad".
"Hoy Guanajuato es una ciudad limpia, que se acerca a los ochenta mil habitantes, con caseríos numerosos y las faldas de sus atardeceres estudiantiles en las escalinatas del teatro Juárez, que sigue siendo con el vistoso mercado y el monumento pétreo de 'El Pípila', símbolo visual de un Guanajuato que añade a sus encantos urbanos los primeros tramos de la avenida del padre Belanzaurán, circuito subterráneo que aprovecha los cauces de un río por el que corrían los residuos beneficiados de las minas".
"En aquel Guanajuato conocí a uno de los tipos más pintorescos de los muchos que he tratado en la larga aventura de mi vida. Había creado su reino árabe imaginativo del que se consideraba rey, con el nombre árabe de Mustafá. El verdadero, el bautismal, era Luis Calvillo. Sus súbditos no eran todos los habitantes de Guanajuato, sino los que él elegía por sus méritos, incluyendo a los visitantes de la ciudad. A cada uno de ellos les entregaba un diploma garigoleado, de brillantes colores y letra semigótica, sellado enlacre con su monumental anillo de rey soberano".
"Antiguo minero de La Valenciana, Mustafá se había convertido en guía y fotógrafo de Guanajuato. Tenía su propia historia y la narraba con gracia y solemnidad, intercalando algunas palabras de hombre Ícaro y noble a la vez".