1. Fernando Savater, el filósofo español que ha regresado la filosofía a los terrenos de las discusiones prácticas, junto con Jostein Gaarder y su El Mundo de Sofía, recupera una frase de Georg Christoph Lichtenberg, escritor alemán del Siglo 18, enunciado que toma para la elaboración de su propuesta ética, de gran aceptación en la actualidad: la abstinencia, dijo el pensador alemán, es más fácil que la templanza.
2. La primera, dice Savater parafraseando a Lichtenberg, se horroriza ante el placer, considerándolo un abuso de la libertad humana o, en una tradición falsamente cristiana, un peligro para la salvación del alma. La moderación, en cambio, controla al placer, lo sujeta y lo coloca por debajo y al servicio del ser humano, quien extrae de las cosas, las situaciones y las personas, lo mejor y más bello que ellas tienen.
3. La moderación tiene mucho de racional, de fortaleza, pero también de sensibilidad y de consciente debilidad. Se necesita templanza para beber, es decir, para hacerlo con moderación, disfrutando no sólo el placer del trago, regodeándose en el disfrute corporal de una bebida que se introduce en tu cuerpo para exaltarlo, sino también de una agradable compañía, necesaria para disfrutar en verdad de una bebida.
4. Pero es peligroso disfrutar de ese placer, pues, como todo lo bueno, queremos que dure mucho, que se repita con frecuencia, que regrese pronto. Por ello, mentes lúcidas y precavidas han aconsejado la abstención total, alejarse de él para no caer en sus garras, evitar el desenfreno frenético y compulsivo de quien se creyó lo suficientemente fuerte como para no caer en sus brazos, pero terminó seducido por su falsa bondad.
5. La moderación, la templanza, la abstinencia, siguen siendo valores que nos reconcilian con nuestra humanidad, con nuestra capacidad para tomar buenas decisiones, sin renunciar a lo bello y bueno -placentero- de la vida. Pero no debemos cegarnos a la realidad que no es tan moderada, necesitada de ciertos candados para evitar que quienes sucumbieron ante el placer no arriesguen su vida ni la de los demás.
6. En Monterrey, hace tiempo, se instauró la figura del conductor designado, chofer que no bebe para regresar a sus hogares, sanas y salvas, a sus compañeros de parranda. Ahora, el municipio ha puesto a disposición de los antreros el Antrobus, vehículo que transporta desde alguna zona de la ciudad hasta los antros a quienes se van a divertir en ellos, para luego regresarlos a altas horas de la noche.
7. Es bueno prevenir, con estas campañas u otras, la posibilidad de accidentes fatales causados por un disfrute no moderado. Como el ser humano seguirá alejándose de la abstinencia, necesitamos medidas, ingeniosas o no, que controlen ese placer desenfrenado. Pero no debemos de renunciar a la apuesta por la moderación, por esa templanza que nos permite disfrutar del placer y no nos deja embrutecernos ni suicidarnos lentamente.
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