"Narcopolítica"

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07/12/2013 00:00

    Piden su mano

    Hace una década, en juliode 2003, publiqué un reportaje sobre las investigaciones que el FBI ya realizaba sobre posibles vínculos del ex Gobernador de Tamaulipas,Tomás Yarrington, con el crimen organizado.
    Basado en documentos de esa agencia norteamericana, desde entonces se señalaba que el políticodel PRI estuvo vinculado con el narcotraficante Osiel Cárdenas (Proceso 1397) lo cual fue rechazadono sólo por el tamaulipeco sino por el consulado norteamericano. Hoy el Gobierno de Estados Unidosha girado una orden de captura
    contra el político mexicano que en el año 2000 quiso ser candidato a la Presidencia de la República.
    De acuerdo con la documentaciónde la Oficina Federal de Investigación(FBI por sus siglas en inglés) durante su Gobierno (1999-2005) Yarrington le dio protección a Osiel Cárdenas, jefe entonces del Cártel del Golfo, para que realizara sus operaciones a cambio de dinero.
    Las indagaciones norteamericanasinscritas en ese documento indicaban que el ex Gobernador tamaulipeco incluso había usado una de las aeronaves del narcotraficantepara asistir a una corrida del rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza en Torreón, Coahuila.
    A pesar de que ya había indicios de esta vinculación, los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón, y ahora de Enrique Peña Nieto, no hicieron -y no han hecho- sus propias investigaciones para aclararsi Yarrington es encubridor y cómplice de Osiel Cárdenas en el tráfico de droga a Estados Unidos. La ausencia de una investigación implica encubrimiento y también complicidad por omisión.
    La vinculación entre políticos y narcotraficantes es una historia de años y en ella no hay distinción de corrientes ideológicas ni de par­tidos. Pero en toda esta zaga de relaciones pocos son los han sido investigados y mucho menos los encarcelados.
    Ahí están los casos del panista ex Gobernador de Morelos, Sergio Estrada Cajigal y sus relaciones con Juan José Esparragoza "El Azúl"; también del Diputado federal Ju­lio César Godoy, hermano del ex Gobernador perredista Leonel Godoy, ligado a "La Familia", y que hoy sigue prófugo; las acusacio­nes del ex Gobernador del PAN en Chihuahua, Francisco Barrio, con Amado Carrillo; los señalamientos en contra de los gobernadores del PRI, Patricio Chirinos, en Veracruz, Jorge Salomón Azar, en Campeche, Víctor Cervera Pacheco, en Yuca­tán, Óscar Ornelas, en Chihuahua, y Mario Villanueva Madrid, en Quin­tana Roo, el único en la cárcel.
    La impunidad en la mayor parte de las denuncias de vinculación entre políticos y organizaciones del crimen organizado es una de las razones que ha hecho crecer el poderío de estas últimas en todo el País y principalmente en algunos estados como es el caso de Michoacán donde el Estado de derecho está en entredicho.
    El ex Gobernador de Tamauli­pas, Tomás Yarrington Ruvalcaba, no ha sido investigado en México a pesar de que desde 2003 se hicie­ron públicas las indagaciones en Estados Unidos donde ahora ya se tiene una orden de captura por colaborar más de una década con el narcotráfico.
    El Gobierno de Enrique Peña Nieto, representado por el Pro­curador General de la República, Jesús Murillo Karam, dijo hace unos días que no había todavía una petición de captura de Estados Unidos, pese a que el caso contra el ex Gobernador priista fue con­signado desde mayo en una corte de Brownsville, Texas.
    Indicó que el Gobierno mexica­no actuaba conforme a la ley pero fue evasivo cuando se le inquirió sobre su compañero de partido. "Hace tiempo hubo una averi­guación, hubo un amparo, hasta donde estoy enterado, que era lo que había suspendido. (No habrá orden de aprehensión) mientras no se resuelva", respondió.
    Es más que evidente que el caso de Tomás Yarrington incomoda al Gobierno de Peña Nieto, pues no hay explicación que justifique la indolencia ante este caso y otros más que siguen abonando las re­laciones entre los políticos y los narcotraficantes y que seguirá ex­tendiéndose mientras no se tenga la intención de desbrozar la hiedra en que se ha convertido esta vin­culación entre estos dos poderes que ya son uno solo.