"Necesitamos alcaldes y regidores elegidos uno por uno, democráticamente. Después de este cambio, podremos reelegirlos"
Gilberto Yáñez
Recientemente, el Presidente Calderón informó, en una de sus cotidianas presentaciones en televisión, que había enviado al Congreso una iniciativa de reformas a la Constitución para lograr la posibilidad de reelección de los legisladores federales y estatales y de los presidentes municipales de todo el país.
Los líderes del PRI, del PAN y del PRD de ambas cámaras del Congreso Federal expresaron su optimismo porque finalmente se apruebe una reforma que ya se estima indispensable por todos los partidos políticos. Sin embargo, todo depende, como dicen los hábiles comerciantes del mercado municipal.
Ciertamente hay una opinión mayoritaria, que yo comparto, en relación con la posibilidad de reelegir a los diputados y senadores federales y a los diputados locales. Se estima que presentarse ante los electores de su distrito electoral pretendiendo ser reelectos, es una eficaz forma de rendición de cuentas, porque quien no mantuvo contacto frecuente con sus representados no podrá aspirar a la reelección y se quedará sin puesto y en cambio, quien realizó reuniones frecuentes con los votantes de su distrito y votó siempre en congruencia con la opinión recogida en esas reuniones y no como se lo ordenaron los líderes de su partido político, tendrán la recompensa de la reelección.
En todo el mundo más o menos democrático el sistema de reelección sucesiva ha funcionado. Costa Rica es el único país que con México no lo tiene en el mundo occidental.
Pero por otra parte, en México se pretende limitar a una sola reelección sucesiva o a dos, lo que significa un total de 6 ó 9 años para los diputados y 12 ó 18 años para los senadores, lo cual es un error, porque se hace evidente el propósito del PRI, partido con relativo control del Congreso, de mantener subordinados a los legisladores, sin la posibilidad de que sean verdaderamente representantes populares de los electores de su distrito electoral.
Recordemos que el éxito del Congreso de Estados Unidos como defensor del bolsillo y de los derechos de los ciudadanos y de los estados, es la reelección indefinida de sus diputados y senadores y la independencia que les otorga de sus partidos políticos.
Tenemos 300 distritos electorales federales en México, por lo cual, si también se eliminaran los legisladores plurinominales, la Cámara de Diputados tendría sólo 300 miembros y el Senado tendría sólo 64, dos por cada estado, como debería ser.
Sin tumultos ni actos vandálicos. Impedir la reelección indefinida es obligar a los legisladores a regresar a su partido a suplicar que les den otra oportunidad en otro cargo público, con la consecuente perdida de la independencia legislativa que debería ser ilimitada o cuando menos, permitida por varios períodos, porque el diputado que no aceptó consignas de su partido político y votó conforme le convino a sus electores no recibirá el apoyo de su partido cuando pretenda postularse a otro cargo al terminar el período total como legislador.
Por otra parte, en mi opinión, la reelección de los presidentes y regidores de los ayuntamientos de todo el país es prematura e injusta, porque ahora, casi en 2010, la organización que tienen los ayuntamientos en todo el país es incorrecta, impropia y viciada de dependencia con el partido político que llevó al Alcalde y a los regidores al poder municipal como único vehículo electoral legalmente autorizado para ello.
Es una elección notoriamente injusta, porque los votantes elegimos sólo un paquete compuesto por el Presidente Municipal y por los regidores que señala la Constitución local, que en Sinaloa, para los cuatro municipios grandes, son 19, incluido el Síndico Procurador.
De los 18 regidores ordinarios, once son electos mediante el sistema de mayoría y siete lo son por el sistema de Representación proporcional, que también trabaja a favor del partido político que gana la elección municipal, porque el partido político ganador se queda tanto con su Presidente Municipal propuesto como con los once regidores de mayoría, que son todos del mismo partido político del Alcalde ganador y también con el Síndico Procurador.
Con este sistema, la oposición solo participa en designar uno o dos regidores de cada partido político, de los siete que hay disponibles de representación proporcional. En síntesis, el Alcalde o Presidente Municipal ganador de la elección tiene amplia mayoría de votos con sus regidores incondicionales y subordinados para aprobar todas sus barbaridades y abusos, como lo hemos visto en Sinaloa desde hace muchas décadas y lo seguimos viendo ahora.
La reelección de alcaldes y regidores debería aprobarse en México siempre y cuando antes se haya modificado el actual sistema notoriamente parcial y que beneficia al partido político que gana la elección, con los regidores en paquete, como elementos accesorios de adorno, a pesar de que la ley les otorga un voto a cada uno, igual al voto del Alcalde. Si tienen derecho a votar en los ayuntamientos, debieran también ganarse ese derecho ganando la elección uno a uno.
Lo correcto es que los electores votemos separa e individualmente por el Alcalde, por cada uno de los regidores y por el Síndico Procurador, en forma independiente, no en grupo, y también se requiere que se elimine el sistema de representación proporcional en los Ayuntamientos, para que los electores elijamos a cada uno de los regidores directamente, sin la intervención obligada de los partidos políticos que postulan a los pluris. Los ayuntamientos son el órgano de administración de los municipios y sus integrantes son las autoridades más cercanas al pueblo, a los electores.
En los países democráticos que han logrado superar la corrupción municipal encontramos siempre una elección individual de todos los regidores o concejales que integran el gobierno de la ciudad o del Municipio, según el país de que se trate. Cada uno de los regidores debería de tener voz y voto independiente, por ser elegidos en forma independiente, uno a uno. En Sinaloa y ahora, no la tienen.
Tenemos un sistema diseñado por el PRI para beneficio del PRI y el PAN pretende hacerle el juego por ignorancia de las sutilezas y vericuetos ahora existentes en la organización de nuestros ayuntamientos.
La elección en paquete provoca que las decisiones se tomen por votaciones también en paquete, con los regidores del partido ganador obligados a votar como borregos y los regidores de los partidos de oposición en evidente minoría y sin posibilidad de salir de esa minoría, porque en México no hemos querido modernizarnos adoptando el sistema de elegir a los regidores uno por uno, como ocurre en los países civilizados.
Cualquier análisis sencillo de este tema concluirá que antes de establecer la reelección de alcaldes debemos cambiar el sistema de elección de los integrantes de los regidores y substituirlo por uno democrático, que elimine la barbaridad de elegir regidores por paquete. Obviamente, los regidores también deben tener el derecho a reelegirse. Con la reelección y el sistema actual, cada trienio se elegirán nuevos integrantes de los ayuntamientos, porque los resultados de todos son malos y no merecerán reelegirse, pero no modificaremos el mal de raíz que genera el problema: debemos elegir a cada uno de los regidores que integran los ayuntamientos de Sinaloa, como lo hacen en todas las ciudades y municipios del mundo democrático que pretenden tener autoridades municipales comprometidas con la honestidad y con el mejoramiento de las ciudades y de sus servicios.
La pésima calidad de muchos alcaldes de Sinaloa comprueba lo expuesto precedentemente. Habrá algunos alcaldes menos malos que otros, sobre todo los que no requieren de recurrir a la corrupción porque tienen principios o patrimonio propio suficiente, pero eso no basta. No tienen rendición de cuentas al pueblo que les paga su sueldo y sus actos no son transparentes, ni fiscal ni legalmente. Necesitamos alcaldes y regidores elegidos uno por uno, democráticamente. Después de este cambio, podremos reelegirlos. El cambio del régimen autoritario del PRI al democrático que se supone que ahora deseamos todos los mexicanos así lo requiere. A menos de que nos guste ser engañados con los sistemas políticos de elección por paquete que ahora tenemos.