David Martín Barajas
Este año que se inicia, continuaremos cometiendo errores, porque, si un error es el concepto o acción equivocada o desacertada, llegamos a la conclusión de que nuestra vida estará plagada de errores, sin embargo, aunque es de humanos errar, insistir es de necios. Porque los errores son inevitables, lo que importa es cómo respondemos ante éstos. La consecuencias de los errores varían, según la actividad del causantes, así es como:
Los errores de los ingenieros, se derrumban.
Los errores de los contadores, hacen que se pierda dinero.
Los errores de los dentistas, se extraen.
Los errores de los abogados se encarcelan.
Los errores de los médicos, se entierran, pero...
Los errores de los maestros, se multiplican. Siendo estos errores de los maestros una de las causas principales de nuestro escaso progreso, porque ellos están trabajando formando el futuro de nuestra Patria, representada en los escolares de todos niveles de enseñanza, y en México, según la OCDE, tiene un nivel académico de los más bajos, por lo que la mayoría de los alumnos serán mediocres en las escuelas e institutos profesionales y técnicos, y esto lo estamos viviendo desde hace años. Esto es debido a que tenemos un Sistema Educativo manipulado por un sindicato corrupto con una poderosa fuerza política, en la que no se valora al maestro por su capacidad, sino por sus méritos sindicales. Frecuentemente en el objetivo principal de casi todos nuestros políticos y grupos gremiales, sólo predominan los factores políticos partidistas, tratando de ser arribistas a cualquier precio, como es el caso de algunos maestros, con la diferencia de que ellos es a costa de la educación de los escolares.
No debemos olvidar que según Goethe: "El único hombre que no se equivoca, es aquel que no hace nada". Pero el equivocarse consuetudinariamente en la educación del escolar, que es nuestro futuro, aparte de ser necesidad, y es incalificable, y lo trágico es por nuestra pasividad como ciudadanos. Tratemos siempre de estar ocupados, pero sobre todo aprendiendo de nuestros errores.
guillermo.washington@gmail.com