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"Venezuela: futuro referéndum"

"No parece viable un proyecto de nación, por más loables objetivos que tenga, basado en un régimen político excluyente, donde al menos la mitad de la población no se sienta representada por las instituciones del Estado"

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08/11/2007 00:00

    Saúl Valdez / Fernanda González

    A partir del fracasado Golpe de Estado de la derecha venezolana que contó con el virtual respaldo de la oposición y sectores del Ejército, en abril de 2002, para derrocar al Presidente Hugo Chávez, la oposición antichavista perdió brújula y ahondó sus divergencias, neutralizando gran parte de su fuerza política, más aún porque decidió boicotear los comicios legislativos de 2005, quedándose sin representación en la Asamblea Nacional de Venezuela, Parlamento unicameral, para trazar el rumbo del país.
    De ahí la avasalladora fuerza del chavismo en el Poder Legislativo, lo cual hizo posible, el dos de noviembre pasado, la aprobación por abrumadora mayoría de 161 diputados, cero votos en contra y seis abstenciones, la reforma constitucional propuesta por el mismo Chávez, si bien sus entusiastas seguidores la ampliaron de 33 artículos que proponía el presidente, a 69, de 350 de la Constitución aprobada en 1999, ya bajo el influjo del chavismo, organizado bajo las siglas del Movimiento Revolucionario Venezolano V República.
    Entre los aspectos más relevantes de la reforma constitucional, destaca la reelección presidencial continua, por no decir indefinida, así como el prolongamiento del mandato presidencial, de cuatro a siete años. También llama la atención una mayor concentración de poder en la persona del presidente de la República, quien podrá nombrar vicepresidente para gobernar nuevas regiones, las cuales podría crear por decreto, así como nuevas provincias y otorgar estatuto federal a ciudades.
    Amplía, asimismo, el marco legal para el funcionamiento de la economía socialista, al establecer nuevas formas de propiedad social y crear los poderes comunitarios y populares como base de la organización del Estado. También se reduce la jornada laboral de ocho a seis horas, y se elimina la autonomía del Banco Central.
    Son reformas muy controvertidas que difícilmente podrían generar consenso en una sociedad venezolana dividida, polarizada entre las fuerzas políticas y sociales proto chavistas, en singular proceso de radicalización, y el antichavismo con su espectro político y social variopinto aunque cargado evidentemente a la derecha, en cuyo seno participa de facto la alta jerarquía católica, opuesta firmemente al régimen de Chávez.
    Uno de los artículos más cuestionados, es el que suprime la libertad de información si hay estado de emergencia, el cual podría ser decretado ante una crisis financiera, conmociones sociales, desastres naturales o sediciones.
    Desde la óptica de la presidenta de la Asamblea Nacional, Cilia Flores, que es la del chavismo todo, esa enmienda para restringir bajo determinadas circunstancias la libertad de información, constituye una garantía de que nunca más habrá un sector que utilizando los medios de comunicación social atente contra la democracia y el pueblo venezolano, en tácita referencia a la guerra mediática de la derecha que precedió a la intentona golpista en abril de 2002, cuando la cúpula empresarial oligárquica quiso no sólo derrocar al Presidente Hugo Chávez, sino suprimir, incluso la Constitución de 1999 configurada bajo el comienzo de la era Chávez, que hoy dicen defender contra la avalancha reformadora del oficialismo que enarbola su proyecto de socialismo bolivariano para la nación, en sustitución del modelo capitalista que excluyó a las mayorías del acceso a la propiedad.
    No obstante, es el artículo concerniente a la función y atribuciones de las fuerzas armadas el de mayor impacto en la agitada coyuntura política venezolana, pues amenaza con generar nuevas divisiones en el estamento militar, sobre todo a partir de que el general retirado, Raúl Isaías Baduel, ministro de Defensa hasta julio pasado, amigo y compadre de Chávez, actor clave para echar abajo el golpe de Estado contra éste el 11 de abril de 2002,rescatándolo de su confinamiento en la isla de Orchilla, llamó a los venezolanos a votar por el no en el referéndum del dos de diciembre donde deberán decidir entre la negativa o el sí al paquete de reformas constitucionales aprobados por la Asamblea Nacional de Venezuela.
    El argumento vertebral del general Baduel es que dichas reformas constituyen un golpe de Estado (5/11/007).
    Es sin embargo, a sus camaradas del Ejército a quienes el ex Ministro de Defensa se dirige principalmente, pidiéndoles reflexionar sobre el artículo 328 relativo a la institución castrense, por cuanto la enmienda elimina el apartidismo y profesionalismo de las fuerzas armadas contemplado en el texto constitucional de 1999, donde se dice que en ningún caso éstas podrán estar al servicio de personas o parcialidad política alguna.
    La nueva redacción del artículo define a la La Fuerza Armada Nacional como un cuerpo esencialmente patriótico, popular y antimperialista, cuya principal misión es defender a la nación de un ataque externo o interno, aplicando los principios de la guerra popular de resistencia. En cumplimiento de su misión estará siempre al servicio del pueblo venezolano en defensa de sus sagrados intereses y en ningún caso al de oligarquía alguna o poder imperial extranjero.
    Hugo Chávez descalificó a Baduel por haber caído en el mismo foso de los traidores, y atribuye a grupos fascistas las crecientes protestas contra la reforma constitucional que han desencadenado zafarranchos con la policía, protagonizadas por miles de estudiantes en Caracas, los cuales exigen al Consejo Nacional Electoral posponer hasta febrero el referéndum para dar oportunidad al debate nacional.
    Uno de los miembros del CNE, Vicente Díaz, lamentó que la delegación estudiantil fuera agredida por chavistas, al par de expresar su repudio a la represión policial del primero de noviembre contra miles de estudiantes que se congregaron en la sede del organismo para exigir la posposición el referéndum.
    En el arranque de la campaña por el Sí en el referéndum del dos de diciembre próximo, el presidente Chávez pidió a sus ministros mano firme para enfrentar las manifestaciones de oposición a las reformas constitucionales, negando incluso el permiso correspondiente, pues no vamos a permitir que hijitos de Papá, ricachoncitos de cuna de oro, vengan a reventarnos el centro de Caracas.
    No parece viable, empero, un proyecto de nación, por más loables objetivos que tenga, basado en un régimen político excluyente, donde al menos la mitad de la población no se sienta representada por las instituciones del Estado.
    dmartinbara@hotmail.com