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"1. Sobre otros escurrimientos"

"No tenemos en nuestro país la cultura de normar ni los escurrimientos pluviales ni los agrícolas. Hasta la fecha, estos escurrimientos corren libres superficialmente o se lixivian, desembocando o percolándose en los cuerpos de agua naturales"

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08/02/2008 00:00

    Manuel Antonio Díaz Cid

    El 25 de octubre de 2007 preparé una conferencia, sobre drenaje y saneamiento, que habría presentado en Los Mochis, a invitación del Ing. Guillermo Aarón Blake Serrano, con motivo de la celebración del quincuagésimo aniversario de la Junta de Agua Potable y Alcantarillado del Municipio de Ahome, JAPAMA.
    Para cuando me tocó el turno de hablar ya teníamos más de tres horas esperando el inicio del evento y escuchando conferencias diversas sobre el tema del agua.
    Me vi forzado a cercenar trozos enteros de lo preparado para poder dar término a la interminable sesión. Aunque el público lo agradeció me quedé con ganas de exponer lo que ya tenía estudiado. El 5 de febrero, fui invitado al Foro Cotransformar Culiacán 2008.
    De lo que preparé para hablar 10 minutos me recortaron a tres. Me volvió a sobrar material que ahora pretendo presentar en varios artículos sobre el tema.
    Antes de tratar el tema del alcantarillado sanitario, comentaré acerca de los escurrimientos pluviales y agrícolas y sobre las filtraciones a través del suelo (lixiviados) vertidos al mar.
    No tenemos en nuestro país la cultura de normar ni los escurrimientos pluviales ni los agrícolas. Hasta la fecha, estos escurrimientos corren libres superficialmente o se lixivian, desembocando o percolándose en los cuerpos de agua naturales.
    Comentaré estos escurrimientos solamente para dejar claro que son fuentes de contaminación y que es conveniente empezar a ponderar las consecuencias de que sigan sin ningún control.
    Todavía no propongo que se regulen sino solamente que se tenga presente que son una fuente importante de contaminación de los cuerpos de agua. Tampoco hemos vigilado las filtraciones, hacia aguas marinas, de descargas domésticas cercanas a las playas.
    Primero trataré sobre los escurrimientos pluviales. Al construir compactamos los suelos que soportarán los pisos de edificios, banquetas, calles y estacionamientos; enseguida cubrimos la huella natural con materiales impermeables.
    Esto es con concreto hidráulico o asfáltico y con azoteas impermeabilizadas, lo que resulta en que grandes áreas acumulan diversos detritos como: Los aceites minerales que sueltan los automóviles sobre las banquetas y aparcamientos privados y públicos; las heces de perros, gatos, pájaros y ratas, así como de animales no domesticados.
    Cuando llueve estos desechos son arrastrados por los escurrimientos pluviales y van a dar a los cuerpos de agua. Ha sido medida la calidad de muchos cuerpos de agua después de lluvias copiosas y sorprende la gran cantidad de contaminantes que acarrean.
    También es de notarse que por penetración de aguas pluviales a los drenajes exclusivamente sanitarios, estos con frecuencia son rebasados.
    Todos hemos observado, durante aguaceros, a aguas negras salir de los pozos de visita del drenaje sanitario; aguas negras que corren sobre los pavimentos con los consiguientes riesgos para la salud.
    No hace mucho aparecieron mantos de color verde sobre el río Tamazula y poco después sobre el Humaya. Indudablemente se deben a que hay nutrientes de vida vegetal en los ríos. ¿De donde vienen estos nutrientes? Una explicación ofrecida es que por dragar recientemente el cauce se levantaron nutrientes del lecho perturbado.
    Ésta sería una fuente de contaminación. Habría otras. También se deben a descargas clandestinas y porque aparecieron en época de lluvias fueron aportados a los ríos por descargas pluviales y por fugas del drenaje sanitario.
    Así también, precisamente por las lluvias la demanda de riegos habría disminuido luego con los nuevos aumentados embalses por el dragado, la velocidad de las corrientes disminuyó de tal forma que el agua estaba prácticamente estancada.
    Es ley de la naturaleza que la microvida se multiplica en relación a la comida disponible. Luego entonces, la combinación de más nutrientes con agua a poca velocidad, lo que eleva su temperatura, produjo la proliferación de la vida vegetal.
    Se formaron balsas, llamadas sobrenadantes, de diversas especies de algas. Algunas de éstas son variedades tóxicas que lo son al contacto de bañistas, otras que al terminar su breve ciclo vital sueltan toxinas al morir y otras muy pequeñas que se cuelan por el filtrado natural de las arenas y llegan a las bombas de extracción, pasan a los tanques de almacenamiento del agua potable y pueden ser tóxicas al clorarse el agua para desinfectarla. El fenómeno es conocido y habrá que vigilarlo.
    Existen por lo menos siete especies de algas que pueden tener cepas tóxicas. Se vienen estudiando en Australia y en Brasil, donde ya ha habido brotes de intoxicación y en Florida donde todavía no se presenta esta patología como tampoco sabemos que las haya habido en Sinaloa. No es tiempo de alarmarse pero sí lo es para informarse.
    En el lago Beresford, en la Florida, se encontró que había cerca de 4 millones de células de pequeñísimas algas por cada litro de agua del lago. Esas aguas pueden ocasionar serios problemas de salud.
    Navegar el lago es posible y se puede remontar hasta el río St. John y luego recorrer 80 kilómetros desde Orlando hasta Jacksonville. Las riveras proliferan en vida silvestre donde árboles cubiertos de heno albergan cientos de garzas y otros pájaros tropicales mientras las aguas contienen manatíes, nutrias, tortugas, caimanes y es famosa la pesca de lobinas y carpas.
    En tierra hay venados, liebres, conejos y varias razas de felinos desde gatos hasta pumas. Todo a punto de perderse por la contaminación por los drenajes domésticos de los habitantes que colindan con el lago.
    En Culiacán ya tuvimos la presencia de algas tóxicas. Cuando se empezó a obtener agua directamente de la parte baja, así decimos de la parte cerca de la cortina aunque todo el lago está prácticamente a nivel, del dique la Primavera, el agua contenía algunas especies de algas que resultaban tóxicas al clorarse.
    Se descubrió muy pronto el origen y se puso remedio sin alarmar inútilmente a la población. Hubo necesidad de hacer un canal de llamada a cielo abierto tomando agua de más arriba del dique y tener especial cuidado con su filtración. De suerte que no nos es un fenómeno desconocido.