"¡Odio mi cuerpo!"

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08/12/2013 00:00

    ERIC VEGA

    Sol es una adolescente adorable, hija de una amiga querida a quien amo profundamente. Allí estaba sentada frente a mí con una escualidez que sólo vemos en personas con enfermedades graves. Los brazos delgaditos, la quijada marcada por la piel que perdió su lozanía por falta de alimentos. Las piernas como las de una niña de 10 años; los ojos hermosos y maquillados, pero la mirada triste.
    Ella tiene claro que su incursión a las prácticas de bulimia (comer y vomitar los alimentos) comenzó por una amiga de la secundaria. Le convenció de que es una buena idea parecer modelo y logró incidir en tres amigas con el argumento de que esto era temporal.
    Sol lleva años en terapia y haciendo trabajo personal cada día para abatir la obsesión/adicción a la delgadez y el temor a la grasa corporal. La batalla no ha sido fácil, ha recaído varias veces, la disciplina y el afecto son la mejor medicina, pero su entorno no la ayuda.
    Ella es una, entre millones de mujeres jóvenes, que sin darse cuenta comenzó a odiar su cuerpo, y junto a sus desórdenes alimenticios, llegaron también prácticas sexuales de riesgo.
    En un estudio llevado a cabo por el Instituto Nacional de Salud Cardiaco-Pulmonar en Estados Unidos, el 40 por ciento de niñas de entre 9 y 10 años han intentado por primera vez bajar de peso para parecerse a las modelos o artistas que admiran.
    En ese mismo país un estudio muestra que el 78 por ciento de adolescentes de 16 y 17 años dicen odiar su cuerpo y mientras más tiempo pasan mirando videos musicales con cantantes híper-delgadas y series de televisión con modelos y artistas con rasgos casi cadavéricos, más angustia sobre su cuerpo desarrollan.
    Mientras que el 56 por ciento de los comerciales llaman a las mujeres de todas las edades a ocuparse de su apariencia, delgadez y belleza, sólo el 3 por ciento se dirige en ese tema a los hombres, según el estudio que la Kaiser Foundation llevó a cabo para entender cómo los medios de comunicación, incluidas la televisión y las revistas de todo tipo, inciden en la construcción de la autoimagen corporal.
    Sólo en este país promedio de mil mujeres jóvenes mueren cada año como resultado de anorexia/bulimia no atendida a tiempo.
    Es normal que en la adolescencia, cuando sus cuerpos comienzan a cambiar radicalmente, tanto niñas como niños desarrollan inseguridades basadas en sus propios cambios físicos y hormonales, pero también en la persistente -y a veces insidiosa- comparación y competitividad generada por el mundo del entretenimiento.
    Las adolescentes comienzan a imitar comportamientos actuados en el cine y la televisión; las chicas se obsesionan en su apariencia, los chicos comienzan a juzgar muy duramente a las niñas por su estética; las tiendas venden ropa talla 4 como si fuese la más normal.
    En varios países los anunciantes que falsifican estructura corporal para vender cosméticos son multados y las autoridades han comenzado a exigir que se ponga en las fotografías de las revistas una leyenda que diga que la modelo ha sido reconstruida.
    En Inglaterra se hizo un estudio para conocer la auto concepción de cuerpo que tienen las adolescentes que han comenzado su vida sexual; el 92 por ciento dijo estar descontentas o avergonzadas con su cuerpo: al mostrarles revistas "femeninas" para que manifestaran cuál es su prototipo de estética femenina ideal, la gran mayoría eligió a modelos que claramente están reconstruidas como programas que falsean no sólo la piel y las facciones, sino las dimensiones del cuerpo.
    Las chicas cuyas madres se han hecho cirugías plásticas tienen 200 por ciento más inseguridades que aquellas cuyas madres no tienen obsesiones transformadoras con su apariencia. Las televisoras promueven cada vez más la delgadez en sus artistas.
    En un programa de sexualidad para adolescentes que se lleva a cabo en Inglaterra, las especialistas han podido demostrar que mientras más insegura sobre su cuerpo es una adolescente, más probabilidades tiene de ponerse en situación de riesgo en las que decide aceptar sexo que no desea para sentirse socialmente aceptada, o termina expuesta a una violación por no saber cómo evaluar ciertas situaciones.