"Parece haber consenso entre los opinadores acerca del debate"
Blanca Rosa Hernández
Parece haber consenso entre los opinadores acerca del debate. Enrique Peña Nieto tuvo el peor desempeño de los candidatos, pero superó lo que se esperaba de él. Por eso, dicen, las primeras encuestas que pueden medir algo del efecto del debate lo mantienen en primer lugar, que es lo que a él le interesaba. Por el contrario, quien tuvo mayor fortuna en el evento fue Gabriel Quadri, quien pudo decir lo que quiso porque nadie le dedicó un par de segundos para recordarle que no es más que un peón de Elba Esther Gordillo, y por lo mismo, no es un ciudadano.
López Obrador participó de una manera extraña. Como lo dijo desde el inicio, él iba a informar, no a debatir ni a responder preguntas, aunque sí le dedicó espacio a atacar a Enrique Peña, incluso con la mejor frase de la noche, cuando recordó que Bejarano y Ponce habían estado en la cárcel, mientras él, Peña Nieto, estaba ahí, en la competencia por la Presidencia.
Josefina Vázquez Mota fue quien presentó más propuestas, además de atacar con certeza a Peña al inicio del debate. Sin embargo, dejó pasar demasiado tiempo para responder la añeja acusación de sus faltas en la Cámara, lo que redujo el impacto de su actuación hacia el final, impidiéndole lograr lo que necesitaba: mostrar a Peña claramente inferior a ella.
Las cifras que se usaron en el debate ya las comentaba ayer en "Economía Informal", sólo las presentadas por Vázquez Mota se sostienen. Peña insiste en que en los gobiernos del PAN se ha tenido el peor desempeño económico de los últimos 80 años, lo que es una falsedad absoluta; Quadri tiene mal las cifras de doctores e investigadores, aunque la ciencia es algo que le interesa mucho, y López Obrador insiste en que sin corrupción se podrían lograr ahorros inmensos, pero sus cifras me siguen pareciendo exageradas.
En cualquier caso, no hubo un esfuerzo de medios por revisar datos inmediatamente, de forma que las propuestas y las evidencias perdieron todo sentido rápidamente. Más cuando los comunicadores prefirieron atender el escote de la edecán, antes que las acusaciones, críticas o descalificaciones del debate. Ya no diga las propuestas.
No sorprende, pero sí vale la pena poner en evidencia a la infinidad de colegas que se quejan de que los candidatos no proponen, para después perderse en la frivolidad. Nada más un ejemplo: Josefina acusa a Peña en el debate de que la entidad que gobernaba, el Estado de México, se encuentra en los peores lugares en competitividad, transparencia, corrupción, educación y pobreza alimentaria. No es cosa menor, todo lo que propone Peña Nieto palidece cuando uno ve que en su gobierno, el Estado de México se hundió en todos esos aspectos, precisamente los que anuncia que va a mejorar cuando gane la Presidencia.
Lo menos que uno podría esperar de un periodista o analista, es que verificara la información que la candidata sostuvo en el debate, y con base en ello le dijera a su auditorio qué pasa: ¿Mintió la candidata o resulta que el candidato fue un desastre como gobernador en exactamente lo mismo que ahora ofrece como Presidente? Cualquiera de las dos opciones nos lleva a una crítica muy seria, a Josefina o a Peña.
Pero no, la gran preocupación de los colegas ha sido, primero, la edecán; segundo, averiguar quién ganó. Bueno, pues no es difícil sobrevivir a un debate cuando los responsables del discurso público no hacen su trabajo. Si no le gusta el ejemplo de los ataques de Josefina, use los de Andrés Manuel, más difíciles de comprobar porque se refieren a la corrupción de Peña y de su antecesor Montiel, que todos sospechamos, pero no se ha probado.
Entonces, el consenso de los colegas es que alguien a quien se le demostró en el debate haber hundido a su estado en competitividad, transparencia, honestidad, educación y haber tenido el mayor incremento en pobreza alimentaria, a quien se le acusó de corrupción al grado de compararlo con personas que han pasado tiempo en la cárcel, ese candidato ganó porque pudo hablar, y se equivocó pocas veces, menos de 15.
La democracia depende, para su sobrevivencia, del flujo de información. Por eso los medios de comunicación son indispensables. Por eso la libertad de expresión y prensa son tan importantes. Este proceso electoral, ya lo he dicho pero lo reitero, ha desnudado las carencias periodísticas y la voluntad de suicidio de los medios. Pero los colegas prefieren decir que los candidatos son mediocres, a reconocerse en ese espejo.
Así es México, qué le vamos a hacer.
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@macariomx
Profesor de Humanidades del ITESM-CCM